Las fuentes de energía eólica y solar fotovoltaica, al igual que el almacenamiento a partir de baterías, se han hecho extremadamente competitivas en la última década, permitiendo a las empresas firmar PPA a precios que garantizan previsibilidad y estabilidad a largo plazo.
Las energías renovables, especialmente la eólica terrestre y la solar fotovoltaica, han tomado gran protagonismo desde inicios de este siglo. Entre el año 2000 y 2020, un reporte de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, en inglés) indica que la capacidad de generación de energías limpias en todo el mundo aumentó 3,7 veces: de 754 GW a 2.799 GW.
Las exigencias ambientales han contribuido a este avance, tanto desde el punto de visto político como social, ya sea como resultado del Acuerdo de París, en el que cerca de 200 naciones asumieron en el 2015 la responsabilidad política de reducir las emisiones de CO2, o de las demandas de los consumidores que eligen cada vez más las empresas comprometidas con reducir su huella de carbono. En todo caso, la realidad es que este gran crecimiento de las energías renovables también se debió a la drástica caída de su precio, transformándose en una tecnología muy madura que por su competitividad resulta atractiva para las empresas.
Según cálculos de IRENA, al analizar una media mundial de precios, la generación de un MWh de electricidad mediante energía solar fotovoltaica costaba USD 445 en 2010 (sin contar los subsidios que pudieran haber sido aplicables en algunas zonas); 10 años después, en 2020, el precio bajó a USD 59 por MWh, y a USD 49 por MWh en 2022.
A pesar de ser una tecnología mucho más madura, la energía eólica también registró una baja significativa de precios: de costar USD 107 por MWh en 2010 pasó a USD 39 por MWh en 2020, y USD 33 por MWh en 2022. De hecho, si nos remontamos a 1984, el precio era de USD 339 por MWh, lo que demuestra una notable caída de los precios. En otros términos, el costo de generar un MWh de electricidad con energía eólica disminuyó aproximadamente un 68,44% entre 1984 y 2010; un 63,55% entre 2010 y 2020; y un 15,38% entre 2020 y 2022.
Estas caídas de precios, tanto de la energía solar fotovoltaica como de la eólica terrestre, se deben a distintos factores como una mejora constante en las tecnologías, economías de escala y cadenas de suministro cada vez más competitivas, al igual que mejoras en las técnicas de construcción de los proyectos.
Por esta razón, también la disminución en los costos de producir energía eléctrica con renovables ha ido acompañada por una fuerte baja en los costos de instalación de estas tecnologías.
En 2010, cuando a nivel mundial había unos 40.277 MW instalados, el MW instalado de un proyecto solar fotovoltaico costaba USD 5.124.000; en 2022, luego de una interesante curva de aprendizaje de la tecnología, el precio cayó a USD 876.000, casi 6 veces menos. En ese año se registró una potencia instalada mundial de 1.046.614 GW.
Con la energía eólica ha ocurrido algo similar. En 2010, el valor del MW instalado era de USD 2.186.000, cuando se registraban, a nivel mundial, 177.794 MW conectados. En 2022, el precio se redujo a USD 1.274.000 el MW instalado, y se identificaron 835.624 MW conectados en todo el mundo, es decir, año tras año hay una mayor potencia acumulada y menores precios.
Competitividad frente a los hidrocarburos
Otro motivo del crecimiento de las energías renovables en las matrices eléctricas de los países del mundo, más allá del factor medioambiental y su fuerte reducción de precios, tiene que ver con la volatilidad del valor de los hidrocarburos.
Por ejemplo, entre 2010 y 2020, los precios spot del gas natural según el índice Henry Hub (de referencia en Estados Unidos) registraron una década de precios bajos, con máximos que han alcanzado los USD 6 por millón de BTU en periodos breves de 2014 para luego nunca superar los USD 5 por millón de BTU y mínimos por debajo de los USD 2 por millón de BTU en 2015, 2016 y 2020. Sin embargo, es una década atípica para las variaciones que se han experimentado desde principios de siglo. En 2005 y 2008 el valor del gas superó los USD 12 por millón de BTU. Desde 2021 en varias oportunidades el precio ha superado los USB 5 por millón de BTU, y en 2022 alcanzó un pico de USD 8,81 por millón de BTU, debido al conflicto en Europa del Este.
Considerando tales precios del gas natural, IRENA asegura que alrededor del 86% (187 GW) de la nueva capacidad renovable instalada en 2022 registró menores costos de producción de electricidad que la generada a partir de combustibles fósiles.
PPA, una opción confiable
Estas oscilaciones de precios hacen que las empresas opten por asegurarse energía eléctrica a largo plazo y a valores competitivos, a través de contratos de compra de energía (PPA) renovable, sobre todo por la madurez que presentan actualmente las tecnologías eólica y solar fotovoltaica, con precios que se están estabilizando.Tanto es así que en 2023 se contrataron en Europa 16,2 GW, lo que representa un aumento del 40% en comparación con 2022, según la consultora Pexapark. Esto constituye un dato representativo de lo que está sucediendo en las distintas economías del mundo.
Entre los grandes compradores de energías renovables se destacaron las empresas tecnológicas, pero también compañías de otros rubros como petroleras y empresas de servicios de telecomunicaciones.
Cabe aclarar que los valores de los precios de PPA varían según el país, la tecnología (solar, eólica), el plazo (a mayor cantidad de tiempo, menor costo), entre otros aspectos contractuales. En todos los casos, este tipo de contratos a largo plazo tiene beneficios que impactan positivamente en los balances de las empresas.
La firma de un PPA no implica inversiones por parte de las empresas que consumen su energía ni riesgos de que el sistema deje de funcionar por algún imprevisto operativo, ya que la energía está asegurada por contrato.
Además, reduce costos en comparación de los oscilantes precios de la red eléctrica pública durante largos periodos de tiempo, por lo que genera más estabilidad.
En todo PPA, el acuerdo entre consumidores y la empresa generadora no sólo gira en torno a un precio establecido por cierto volumen de energía a un plazo determinado, sino que también juegan un rol importante las condiciones que se establecen en cada contrato.
Dependiendo de cada país, Atlas Renewable Energy ofrece distintos tipos de formas de estructurar un PPA, inclusive ofreciendo opciones como la posibilidad de que el contratante adquiera el activo renovable después de un período determinadoOtra particularidad de la compañía es que ha sentado un precedente en Chile tras firmar en marzo del 2024 PPAs a partir de un proyecto de almacenamiento con baterías, donde entregará energía limpia y de manera constante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a dos importantes empresas chilenas: la minera estatal Codelco y la empresa distribuidora de combustibles Copec, cuya particularidad es que la entrega de energía.
Aumento de la demanda y el rol de las energías renovables
Un reporte publicado de la Agencia Internacional de Energía (AIE), publicado en julio pasado, pronostica que este año la demanda de energía eléctrica crecerá un 4%, el más alto desde 2007, con las excepciones de los fuertes repuntes en 2010 después de la crisis financiera mundial y en 2021 tras el colapso de la demanda inducido por Covid, y que en 2025 aumentará otro 4% más. Esto se debería a un sólido crecimiento económico, intensas olas de calor y la continua electrificación en todo el mundo.
Inclusive, se proyecta que tanto en 2024 como en 2025 el aumento del uso de electricidad será significativamente mayor que el crecimiento del PIB mundial, que sería del 3,2%.
Otro análisis elaborado por la AIE explica que la demanda de electricidad se verá respaldada por la continua electrificación de los sectores residencial y de transporte, así como por una notable expansión del sector de los centros de datos, que en 2022 consumió un volumen estimado de 460 teravatios-hora (TWh) en 2022 y en 2026 podría alcanzar más de 1000 TWh, impulsado también por la inteligencia artificial (IA) y el sector de las criptomonedas.
Los centros de datos requieren de energía eléctrica constante, los 7 días de la semana las 24 horas del día, por lo que apuestan por contratos similares a los que Atlas Renewable Energy celebró con Codelco y Copec: PPA eólicos o solares fotovoltaicos respaldados con almacenamiento a partir de baterías, lo que les garantiza energía limpia y de manera constante.
Otra actividad importante que insumirá de mucha energía son las desalinizadoras. Un análisis del Foro Económico Mundial advierte que la demanda mundial de agua dulce superará la oferta en un 40% en 2030, por lo que habría un déficit mundial. Por tanto, una solución para satisfacer la creciente demanda de agua dulce es la desalinización, que consiste en eliminar la sal del agua de mar para producir agua potable, que no sólo abastecerá al propio consumo humano sino será necesaria para la demanda progresiva de actividades como la minería, la agricultura, la industria e, inclusive los propios centros de datos para complementar el enfriamiento del aire exterior cuando la temperatura supera los 25 ° C.
Si bien la tecnología en las desaladoras ha evolucionado, aumentando su eficiencia energética drásticamente, ya que el consumo de una planta de agua de mar por ósmosis inversa es hoy en día de alrededor de 3 kWh/m3, es decir, que se necesitan 0,003 kW para producir un litro de agua dulce, mientras que en las primeras plantas desaladoras de evaporación requerían más de 50 kWh/m3 (un 94% más), el aumento progresivo de estas plantas supondrán una demanda importante en los próximos años.
Renovables, un mercado en crecimiento
Ante semejante aumento de la demanda, las previsiones de crecimiento de las energías renovables son muy prometedoras debido a su contribución al medioambiente, al no generar emisiones de CO2, la competitividad de sus precios que ha generado que la energía eólica y solar fotovoltaicas sean unas de las fuentes más económicas del mundo y su estabilidad frente a hidrocarburos como el gas natural.
Es por ello que la AIE pronostica que las fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica junto con la nuclear, cubrirán en promedio más del 90% del aumento de la demanda mundial para 2025.En esa línea, un reporte de la entidad prevé que las nuevas instalaciones de energía solar fotovoltaica y eólica se dupliquen en 2028 comparativamente con 2022, batiendo récords en todo el período previsto hasta alcanzar casi 710 GW.
El crecimiento en Latinoamérica y el Caribe
En América Latina y el Caribe las energías eólica y solar fotovoltaica han mostrado un fuerte crecimiento.
Según un documento de IRENA elaborado en 2023, la capacidad instalada de energías renovables en América Latina y el Caribe ha tenido un crecimiento sostenido durante la última década. En 2022, la región alcanzó una capacidad de aproximadamente 319 GW de energía renovable instalada, en comparación con alrededor de 295 GW en 2021 y cerca de 255 GW en 2020.
De esos 319 GW, 42,8 GW están representados por energía eólica y 45,6 GW por solar fotovoltaica.
Conclusión
Año a año, la energía eólica y solar fotovoltaica han demostrado ser una fuente confiable de suministro con ventajas muy importantes sobre otros energéticos, como la no emisión de CO2 y la estabilidad de precios que son cada vez más competitivos.
Por ello, firmar contratos de compra de energía (PPA) renovable se torna una opción cada vez más atractiva para las empresas de todo el mundo; prueba de ello es que cada vez más compañías optan por este tipo de acuerdos a largo plazo, para asegurar precios que no oscilen al compás de eventualidades bélicas o climáticas.