Cada vez más empresas optan por la firma de acuerdos de abastecimiento de energías renovables para asegurar precios estables, competitivos, a largo plazo y reducir su huella de carbono.

La energía, como insumo básico para el funcionamiento de todas las industrias —tanto de bienes como de servicios—, se contrata con distribuidoras o comercializadoras e, inclusive, se adquiere en el sistema eléctrico tradicional (denominado de distintas maneras, como spot, mercado diario, marginalista), que se caracteriza por la determinación de precios a través del costo de la última central en producir energía ese día.

Normalmente todas las empresas, en mayor o menor medida, están expuestas al sistema eléctrico, y tal exposición puede presentar riesgos importantes debido a su volatilidad. Si bien en estos momentos los precios en Latinoamérica y la península ibérica son moderados, debido a la estabilidad de los valores internacionales de los combustibles, años atrás la situación era muy distinta a raíz del aumento del precio internacional del gas debido al conflicto en Europa del Este.

Pero también existen contingencias locales que generan situaciones de crisis, traducidas en volatilidad del mercado diario, como eventualidades climáticas, operacionales e inclusive financieras.

Eventos meteorológicos extremos, como huracanes, olas de calor y sequías, que cada vez se desatan con mayor frecuencia debido al cambio climático, pueden interrumpir la producción de energía y dañar la infraestructura, lo que afecta directamente la oferta de recursos energéticos y provoca alzas en los precios debido a la escasez temporal de suministro. Un ejemplo de ello tuvo que ver con la sequía que desató El Niño en Colombia: en abril pasado, el precio promedio de la bolsa de energía fue de 988,59 pesos por kWh, mientras que en el 2023 el valor se ubicó en los 231,53 pesos por kWh, cuatro veces menos.

La aparición de fallos operacionales en los mercados marginalistas que pueden surgir por distintas razones, incluyendo problemas técnicos en las plantas de energía o interrupciones en la cadena de suministro,  puede llevar a variaciones significativas en la producción de energía, afectando la capacidad de satisfacer la demanda y, por ende, incrementando los precios.

La resiliencia de la cadena de suministro también se ve comprometida por el cambio climático, ya que los proveedores pueden estar ubicados en regiones vulnerables a desastres naturales, lo que afecta la disponibilidad de componentes esenciales para la generación de energía. Un ejemplo de ello ocurrió en 2021, en México. Una tormenta invernal en Texas provocó una reducción significativa en la importación de gas natural a México, lo que afectó la generación eléctrica en plantas que dependen de este combustible. Esto resultó en cortes de energía en varias regiones del país y un aumento drástico en los precios de la electricidad en el mercado marginalista debido a la escasez de suministro y la alta demanda de energía durante el evento. Según la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el precio del gas natural aumentó 5.000%, al pasar de US$3 por unidad de volumen a más de US$200.

 Mitigar riesgos para no perder competitividad

Por tanto, quedar expuesto a esta volatilidad en el precio de la energía puede generar un encarecimiento en el costo operativo de las empresas y, por ende, una pérdida de competitividad.

Para evitar esta situación, y mitigar riesgos, las compañías optan por firmar cada vez con mayor frecuencia acuerdos de abastecimiento de energías (PPA, en inglés) renovables, ya que garantizan precios estables, económicos, a largo plazo y reducen su huella de carbono.

Los números demuestran que no solo las empresas han profundizado su contratación de abastecimiento con energías limpias, sino que es una tendencia en crecimiento dentro de las industrias. De acuerdo a una encuesta realizada por KPMG a compañías españolas, en 2019 un 21% de las empresas contrataban entre un 81% y un 100% de su suministro con esta modalidad, mientras que en el 2022 ascendió tres puntos hasta alcanzar el 24%. Un reporte de Pexapark indica que en el continente se han firmado 16,2 GW en 2023 (40% de aumento interanual) y que España lidera el ranking, con 4,67 GW, mientras que Portugal ocupó la posición número 10, con 0,42GW.

Este avance no es solo europeo, sino mundial, y también se registra en el continente americano. Un informe de BloombergNEF destaca que en 2022 las empresas privadas e instituciones públicas firmaron contratos para asegurar un récord de 36,7 GW de energías renovables para alimentar sus operaciones, y que en el continente americano se celebraron la mayoría de ellos: 24,1 GW (un 18% más que en 2021).Atlas Renewable Energy es una de las empresas líderes en la provisión de energías renovables, con más de 6 GW en proyectos contratados. Entre los múltiples contratos PPA que firmó la compañía, se puede destacar el que celebró con Dow Inc., compañía multinacional de productos químicos, donde en la planta Jacaranda, localizada en la ciudad de Juazeiro, en el estado de Bahía, Brasil, se generan 187 MWp bajo un contrato de 15 años de energía limpia para esta multinacional. Otro PPA destacable es el que firmó a finales de 2023 con Aluminio Brasileiro (Albras), que se transformó en el PPA más grande nada más y nada menos que de Brasil.

Garantías para los consumidores de energías limpias

Uno de los desafíos de los Productores de Energía Independientes (IPP, en inglés), como Atlas Renewable Energy, es poder asegurar un suministro de energías renovables constante a los off-takers (parte compradora) y ser responsables con ello.

Para mitigar riesgos y garantizar suministros, Atlas Renewable Energy cuenta con un amplio portafolio de proyectos eólicos y solares. Esta diversificación le permite a la empresa brindar estabilidad y previsibilidad de entrega de energía limpia a lo largo del tiempo de los contratos.

La compañía global, además, está innovando en sistemas de almacenamiento a partir de baterías de ion litio de gran escala, para acumular la energía de plantas solares o eólicas durante periodos de alta producción y liberarla cuando la generación es baja, garantizando energía limpia las 24 horas al día, los 7 días a la semana. Un ejemplo de ello es el contrato que firmó con Codelco, para entregar energía limpia durante 15 años a partir de una planta solar híbrida con baterías.

Además de la diversificación entre fuentes de energías limpias, Atlas Renewable Energy también dedica esfuerzos en el empleo de tecnologías avanzadas, como sistemas de monitoreo y gestión en tiempo real, que le permiten optimizar la producción y distribución de energía. Estas tecnologías ayudan a predecir y responder a las variaciones en la producción, asegurando que se cumplan los compromisos de los PPA.

Distintos tipos de acuerdos, dependiendo de las necesidades del cliente

Por otra parte, más allá de los resguardos  que toma Atlas Renewables Energy para sus suministros desde el punto de vista operacional, la compañía ofrece garantías contractuales a medida de los requerimientos de las empresas consumidoras.

Los acuerdos PPA pueden variar según sus modelos y tipos de contratación en cuestiones básicas como el tipo de divisa en la que se firme la compraventa de energía y del suministro; también pueden acordarse para determinadas franjas horarias durante el período del contrato o, de manera estable, para las 24 horas del día. Asimismo, hay PPA físicos (cuando la energía generada por una planta de energía renovable se entrega directamente al comprador) o  PPA financieros o virtuales (que no involucran la entrega física de electricidad, sino que ocurren cuando las partes acuerdan un precio de contrato y se intercambian pagos basados en la diferencia entre el precio del contrato y el precio del mercado eléctrico), o más sofisticados, en los que las empresas consumidoras de energía se pueden hacer del activo renovable.

Por otra parte, puede señalarse que otra forma de adquirir energía limpia es por medio de Certificados de Energías Renovables (I-REC, en inglés), que se han convertido en una forma práctica de compensar la huella de carbono de una empresa en función de su consumo de energía sin tener que comprometerse a un acuerdo a largo plazo. 

Conclusión

La presencia de contingencias a nivel global como en el plano local de cada país, sea por cuestiones geopolíticas o catástrofes naturales, impacta directamente en el precio de la energía, produciendo una volatilidad que afecta la competitividad de las empresas.

Es por ello que la contratación de compra de energía renovable a largo plazo es una opción que va en aumento, tanto en Latinoamérica como en la Península Ibérica, ya que brinda precios estables y competitivos que ayudan a las empresas a reducir su huella de carbono.

Por tanto, es fundamental que tales acuerdos PPA se celebren con compañías especializadas en energías renovables, que cuenten con un portafolio de proyectos capaz de cumplimentar los contratos.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

Los proyectos eólicos y solares, más allá de la generación de energía renovable, tienen el potencial de promover una auténtica revolución en diversos sectores de la economía brasileña. Desde la descarbonización de la industria y el posicionamiento del país en el mercado global de productos ecológicos hasta la creación de empleo y la redistribución de la riqueza, los efectos directos e indirectos de las inversiones en energías renovables van mucho más allá de lo imaginable.

La incorporación de un mayor volumen de energía limpia no supone un incremento en los costos para Brasil en comparación con los planes actuales de expansión basados en combustibles fósiles. Si bien es cierto que un aumento en las inversiones en energías renovables conlleva costos iniciales más elevados en generación, transmisión y almacenamiento energético, un informe del Banco Mundial señala que estos desembolsos se recuperarían completamente mediante el ahorro en gastos de combustible y costos operativos. De manera análoga, una transición en los sectores del transporte y la industria hacia una mayor electrificación, así como la adopción del hidrógeno verde y otros combustibles ecológicos producidos mediante energía eólica y solar en lugar de gas, no incrementarían los costos para la economía.

Los proyectos de generación eólica y solar están experimentando una expansión acelerada en Brasil, representando actualmente algo más del 21% de la capacidad de generación energética del país. La abundancia de recursos naturales y la disponibilidad de vastas áreas propicias para la instalación de grandes plantas han atraído inversiones privadas en diversas regiones del país.

Más allá de la generación de electricidad renovable, estos proyectos promueven efectos directos e indirectos en diversos ámbitos: infraestructura, economía local, creación de empleo y distribución del ingreso.

Fabio Bortoluzo, General Manager de Atlas Renewable Energy en Brasil, señala que la expansión de las energías renovables, tanto solar como eólica, está transformando diferentes segmentos de la economía brasileña, desde el sector primario, como la extracción de minerales y la explotación agropecuaria, hasta la industria pesada y el sector servicios.

“Las energías renovables actúan como catalizadores de nuevas inversiones en todos los sectores dependientes de energía, ya sean los que requieren un consumo energético intensivo, como la minería, o los que presentan un menor uso de energía. Anteriormente, su competitividad frente a las fuentes fósiles dependía en gran medida de subsidios, pero hoy en día ya están en capacidad de ofrecer precios más competitivos”, afirma.

Además de traducirse en costos más reducidos para los clientes, esta energía competitiva ofrece otros beneficios asociados.

Al contratar energía directamente de un generador como Atlas, el cliente —ya sea una gran industria, un centro de datos, una red de supermercados o un productor agrícola— formaliza un contrato de suministro personalizado, que proporciona seguridad y flexibilidad, y tiene más tiempo para dedicarse a su propio negocio.

“El objetivo primordial de Atlas es respaldar a sus clientes en la transición energética. Los clientes demandan energía renovable y competitiva. Más allá del precio, buscan una estructura contractual que se adecue a sus otros riesgos, como la exposición cambiaria y  la curva de carga horaria. Atlas se esfuerza por desarrollar los proyectos más eficientes en términos de productividad energética, costos de implementación y estructuración financiera, estructura de comercialización y gestión y operación de activos. Al trabajar en todos esos frentes, creamos el mejor producto para el cliente: la energía más eficiente. Y lo apoyamos en la consecución de sus objetivos de transición energética y descarbonización”, explica el General Manager de Atlas.

Oportunidades y desafíos

El avance de los proyectos renovables está contribuyendo a reducir el costo de la transición energética y tiene el potencial de incrementar significativamente la competitividad de la industria brasileña, incluso en el escenario internacional, donde mercados como la Unión Europea están implantando mecanismos para valorar la sostenibilidad de los productos que ingresan en su territorio.

Mientras tanto, surgen a diario nuevas demandas energéticas. Un ejemplo son los proyectos de producción de hidrógeno y amoníaco verdes, que requerirán nuevas capacidades eólicas y solares para el proceso de electrólisis.

Según un análisis del Banco Mundial, Brasil posee una ventaja competitiva sustancial en el creciente mercado global de bienes y servicios más ecológicos. Su sector privado ya es competitivo en varios segmentos cruciales para la transición de combustibles fósiles a energías renovables. En otras palabras, el país tiene todas las condiciones para ingresar en los mercados de productos de energía solar, expandirse hacia el hidrógeno verde y capitalizar sus importantes yacimientos de minerales relevantes para la transición energética.

Las oportunidades son abundantes, pero los desafíos no son menos significativos. Bortoluzo subraya la necesidad de superar cuestiones como el costo de capital, la infraestructura de transmisión y la planificación energética.

“La transmisión y distribución de energía son factores críticos en el costo total de energía para los consumidores. Hay un desafío considerable en la optimización del sistema eléctrico, especialmente en la transmisión, y en lograr una capacidad de cobertura en un territorio tan vasto, así como una capacidad de intercambio entre regiones para que la energía fluya sin restricciones significativas. En este sentido, la planificación es vital para poder asignar los proyectos de manera más eficiente y para que esa energía llegue a las regiones consumidoras de la manera más económica posible”, explica.

Además, él observa que el crecimiento de las energías renovables, especialmente en la generación distribuida, está incrementando los desafíos de la planificación del sector eléctrico, que necesita someterse a transformaciones para optimizar la capacidad de despacho de las plantas, tanto de generación centralizada como distribuida.

En este contexto, las baterías para almacenamiento de energía renovable prometen ser “game changers“, ayudando a mitigar la presión sobre las infraestructuras de transmisión.

Como las fuentes renovables son intermitentes, es decir, dependen de condiciones climáticas para suministrar electricidad, la integración de sistemas de almacenamiento, como las baterías, para regular esta intermitencia y potenciar aún más el papel de la energía eólica y solar en la matriz energética, está cobrando mayor relevancia.

Según Bortoluzo, aunque las baterías son prometedoras, aún queda un largo camino para que estén disponibles en el mercado brasileño. Primero es necesario crear un marco regulatorio que facilite la importación y fabricación de estos sistemas en el país.

“Esto, sin duda, desbloqueará numerosas inversiones en proyectos renovables y activará la competitividad de toda la economía brasileña, no solo de la industria, en términos de costo de energía renovable. Se trata de una economía que estará bien abastecida de energía competitiva y limpia. Creo que si superamos estos desafíos de costos, aceleraremos este proceso y haremos que Brasil sea aún más competitivo” afirma.

Más allá de la energía: los beneficios sociales

Las personas que viven en las regiones que albergan los grandes parques solares también sienten el impacto de los proyectos de Atlas. Tan solo la fase de construcción de un parque genera empleos para aproximadamente tres mil personas, pudiendo llegar a cinco mil si se consideran los empleos indirectos.

Además de priorizar la contratación de profesionales y proveedores locales, todos los proyectos de Atlas se rigen por criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). A través del estudio de Impacto Social y Ambiental, la empresa identifica oportunidades para promover beneficios a largo plazo en la región y desarrolla diversas iniciativas de capacitación para asegurar que la generación de valor continúe incluso después de la finalización de las obras.

Un ejemplo de ello, se encuentra en el municipio de Juazeiro, Bahía, sede del parque solar Jacarandá. Allí, la empresa desarrolló el proyecto Ed-Mundo, que capacita a jóvenes entre 13 y 17 años en tecnologías de la información y emprendimiento.

“Este programa transforma la vida de los jóvenes, ofreciendo oportunidades que van más allá de los trabajos en obras civiles y electromecánicas, para incluir áreas como la digitalización y el emprendimiento. Consideramos que estas intervenciones tienen impactos más duraderos y permanentes en estas regiones, que generalmente presentan un menor desarrollo económico”, explica Bortoluzo.

Otro ejemplo es la iniciativa de profesionalización femenina “Somos Parte de la Misma Energía”, que ya se encuentra en su quinta edición en el complejo solar Vista Alegre, en Minas Gerais.

Concebido en 2019 con el objetivo de proporcionar formación especializada y preparar a las mujeres para oportunidades laborales en sus regiones de residencia, el programa ha capacitado a más de 700 profesionales en Brasil, México y Chile. Atlas se ha fijado la meta de incrementar al 15% la representación femenina en las construcciones solares que, en general, se sitúa en el 2%.

“Reconocemos que la incorporación de las mujeres a este mercado laboral es crucial no solo para ellas, sino para toda la región”, afirma Bortoluzo.

Estos proyectos son una muestra de cómo todo este trabajo en conjunto con la comunidad, los proveedores locales y el gobierno genera un impacto económico y un desarrollo a largo plazo para las comunidades, incluyendo la inserción de nuevos actores en el mercado laboral.

En definitiva, las inversiones en energías renovables tienen repercusiones que trascienden significativamente el suministro de electricidad descarbonizada. Se traducen en una mayor competitividad para la industria, el comercio y la prestación de servicios; en inclusión social y distribución de ingresos; en inversiones en infraestructura y tecnología; y, por supuesto, en una matriz energética más limpia y compatible con los objetivos climáticos globales.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

Con su enfoque social, Atlas Renewable Energy se alinea con los mejores estándares internacionales para entender a las comunidades vecinas e involucrarlas en la transición energética.

En 2024, Brasil superó la marca de 39 gigavatios (GW) de potencia instalada de energía fotovoltaica. Solo en los primeros tres meses del año, según datos de Absolar (Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica), se añadieron 2 GW, lo que demuestra la velocidad a la que se están realizando las instalaciones en el país.

En la generación centralizada, categoría que incluye los grandes parques de energía renovable, hay alrededor de 12,2 GW de potencia instalada.

Estos complejos, más que generar energía, cambian las realidades en las regiones donde se construyen.

Según las estimaciones de Absolar, desde 2012, los proyectos fotovoltaicos de gran escala han movilizado alrededor de R$54.300 millones en nuevas inversiones y más de 366.600 empleos.

Para Atlas Renewable Energy, que cuenta con un portafolio de proyectos contratados de cerca de 3,7 GW en Brasil, un proyecto de generación fotovoltaica también representa una oportunidad para involucrar a la comunidad.

“La implementación de un proyecto de generación centralizada requiere una gran infraestructura. Lo que vemos como una oportunidad, y buscamos potenciar, es utilizar este momento para socializar el conocimiento y proporcionar a nuestro entorno algún acceso a esta energía renovable”, dice Sandro Ramos, gerente de ESG de Atlas Renewable Energy en Brazil.

Ramos explica que la participación de las comunidades es un trabajo activo y constante que forma parte de todas las iniciativas empresariales de la compañía, y va mucho más allá de diseminar conocimiento. Las acciones buscan empoderar a las personas, generar oportunidades de empleo e ingresos, fortalecer la cultura local y, por supuesto, identificar posibilidades de incorporar la energía renovable en el día a día de las comunidades cercanas a los proyectos.

“Todas nuestras acciones relacionadas con la educación ambiental, la comunicación y la explicación de lo que es el proyecto ya incorporan la esencia de lo que es la energía renovable. En algunos casos, tenemos la oportunidad de llevar la energía renovable físicamente a estas personas. Ya sea, por ejemplo, un bombeo solar o un suministro eléctrico a una sede comunitaria”. dice Ramos.

Somos parte de la misma energía

Una de las estrategias de Atlas Renewable Energy para garantizar que la transición energética sea más justa es promover la diversidad. 

Históricamente, la participación de mujeres en la implementación de parques solares en Brasil es mínima: alrededor del 2%. Atlas Renewable Energy tiene como meta una participación de al menos el 15%, lo que requiere mucha planificación para realizar programas de capacitación, seguimiento y acogida con el fin de formar a mujeres profesionales que trabajarán en esos emprendimientos e incluso en otros. 

Eso es lo que sucede con el programa Somos parte de la misma energía, el proyecto insignia de la compañía que ya ha superado la meta y alcanzado un 22% de contratación de mujeres profesionales en uno de sus emprendimientos. 

El eje principal es capacitar y contratar a mujeres para que trabajen en los parques de generación renovable. Como los momentos de mayor contratación son la implementación y operación, el enfoque está en estas fases. Sandro explica que, cuando llegan a una región, la compañía primero hace un diagnóstico del contexto y de los programas sociales que ya existen allí, para que la acción sea complementaria y traiga nuevas posibilidades a las realidades del territorio.

Después de este mapeo, se definen, junto con el cronograma de ejecución de las obras, cuáles son las profesiones necesarias y qué tipo de capacitación deberán recibir las mujeres. 

“Las contrataciones están relacionadas con el montaje de módulos, el montaje electromecánico, actividades relacionadas con la construcción civil. Observamos las etapas de nuestra obra, cuándo cada área necesitará contratar profesionales y realizamos los cursos para que las mujeres estén listas en ese momento”, señala el ingeniero. 

Con el programa Somos parte de la misma energía, Atlas Renewable Energy ya ha llevado esta capacitación y contratación a más de mil mujeres en todo Latinoamérica.

Chicas en las ciencias

Según el Banco Mundial, solo la mitad de las mujeres participa en la fuerza laboral global, en comparación con casi tres de cada cuatro hombres. Esto se refleja en el sector energético, donde solo el 16% de los empleos tradicionales son ocupados por mujeres.

Las energías renovables están ayudando a mejorar este escenario. Según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés)  las mujeres ya ocupan el 32% de los puestos en las industrias renovables.

Pero aún queda mucho por avanzar, y el cambio debe empezar a producirse en la fase escolar. Eso es lo que propone el programa + Chicas en las ciencias, desarrollado por Atlas Renewable Energy en todas sus instalaciones.

A través de la formación en STEM (sigla en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), el proyecto + Chicas en las ciencias busca precisamente llenar una brecha que IRENA identifica como crucial para promover una mayor diversidad en el sector.

La iniciativa busca abrir nuevos horizontes para las chicas brasileñas que, en el futuro, podrán ocupar los puestos que serán generados por la industria renovable.

“Más adelante, ellas pueden tener una opinión muy distinta sobre el tipo de carrera que quieren seguir. El programa se apoya firmemente en un largo periodo de planificación y ejecución de actividades, y cuenta la historia de mujeres que lo han hecho anteriormente. Claro está, las jóvenes no tienen por qué seguir esa carrera, pero al menos tienen el conocimiento de que pueden cursarla. Ahora saben que otras mujeres lo han hecho antes y que hoy existen empresas y políticas destinadas a garantizar esta posibilidad”, explica Sandro.

El gerente de ESG cuenta que una de las etapas obligatorias del programa es la visita a nuestra planta en construcción, para que las muchachas tengan contacto con los trabajadores.

“Implementamos esto en una obra nuestra en Paracatu (MG) y la retribución que tuvimos respecto al programa ya era maravillosa en el caso de las chicas, pero fue muy gratificante también para los trabajadores. Pudimos ver cómo esos trabajadores, hombres y mujeres, se interesaron en mostrar a esas chicas cuál era su trabajo. Hubo una gran motivación entre todos los involucrados”, relata.

Ecoar: Cine con pertenencia

También en Paracatu, Minas Gerais, donde Atlas Renewable Energy opera el complejo solar Boa Sorte, la empresa encontró una oportunidad para fomentar la cultura regional.

“Cuando llegamos a Paracatu, percibimos que había una gran tradición audiovisual relacionada con el cine, documentales y periodismo. Además, Paracatu tiene una tradición histórica relacionada con la comunidad negra, debido a su poblamiento histórico. Entonces vimos la oportunidad de juntar estos dos elementos”, dice Sandro.

Así nació “Ecoar: Cine con pertenencia”, una iniciativa que ofrece cursos técnicos de medios audiovisuales para que las personas puedan contar su propia historia. La intención es dar visibilidad a grupos históricamente marginados, ampliando el alcance a todo el municipio.

“Seleccionamos a grupos relacionados con la comunidad negra y LGBTQIAPN+ de Paracatu y dimos capacitación al menos a una persona de cada grupo, para que tuvieran todos los elementos relacionados con el guión, manejo de cámara, todo lo necesario para elaborar documentales contando su propia historia. Tenemos grupos de capoeira, comunidad quilombola, de acogida a personas LGBTQIAPN+, entre otros”, agrega.

Hacia una transición justa

La sustitución de combustibles fósiles por energía limpia es un camino sin retorno. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28), el mundo acordó triplicar la capacidad renovable y hacer una transición hacia las energías no fósiles.

Actualmente, este cambio en la matriz energética necesita ir acompañado de acciones para mitigar los impactos de los proyectos en el medio ambiente y en la vida de las personas.

Para Sandro Ramos, los proyectos de Atlas Renewable Energy muestran que es posible hacer una transición energética justa, que respete, principalmente, a los más vulnerables.

“Debemos tener en cuenta el cambio climático, el impacto en la biodiversidad y en las personas. Nuestra energía debe impulsar la transformación de las personas. Energizar para transformar. Esa es nuestra idea”, acota el ingeniero.

En alianza con Castleberry Media, tenemos el compromiso de cuidar nuestro planeta; por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.  Lo compensamos x3  mediante la compra de certificados de Carbono para la siembra de árboles para evitar la deforestación y compensar la emisión de CO₂

Colombia avanza hacia las energías limpias con la hoja de ruta de la Transición Energética Justa. Es un camino de retos y oportunidades. La meta es alcanzar un desarrollo justo y sostenible para todos.

Colombia se encuentra en un proceso de transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. 

La generación de electricidad en Colombia depende en un 70% de fuentes hidrológicas, que son consideradas fuentes renovables no convencionales. Sin embargo, cuando se observa la matriz energética en su conjunto, los hidrocarburos como el petróleo, el gas natural y el carbón tienen aún un rol predominante.  

En 2022, el sector petrolero aportó $18,16 billones a las arcas de la Nación, que representaron el 1,3% del PIB, con una previsión de aumento a 2,2% para 2023 gracias a la reforma tributaria y a un escenario favorable para las ventas de este combustible. Además, las exportaciones del sector significaron el 40% de las ventas totales al exterior, según la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP). 

Estas cifras evidencian la dependencia económica de Colombia de los hidrocarburos, que es un desafío significativo para la transición hacia las energías renovables.

A pesar de esta dependencia, la capacidad instalada de generación de energía renovable ha crecido de manera constante. 

En 2023 la entrada en funcionamiento de 25 proyectos solares impulsó en un 70% la capacidad instalada en comparación con años anteriores, según la Asociación Energías Renovables SER Colombia. 

Estos avances son un paso positivo hacia la sostenibilidad, pero Colombia enfrenta aún retos importantes en su esfuerzo por transformar su matriz energética hacia opciones más limpias y sostenibles. 

Esta transformación no solo implica cambiar la mezcla de las fuentes de energía, sino también aumentar la producción energética total de manera sostenible y respetuosa con el medioambiente.

Para guiar ese proceso de transformación, el gobierno elaboró una serie inicial de cuatro documentos que conforman la hoja de ruta para la Transición Energética Justa (TEJ) en Colombia. Este conjunto de documentos, alineados con el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, detalla los compromisos y las acciones hacia el ambicioso objetivo de lograr que el 50% del suministro energético del país provenga de fuentes renovables para 2030.

Transición Energética Justa: ejes y principios

La Transición Energética Justa (TEJ) es un objetivo fundamental del gobierno colombiano. La meta es avanzar hacia el uso de energías sostenibles, asegurar la soberanía energética y garantizar el acceso a la energía a todos los ciudadanos. También incluye acciones para enfrentar el desafío del cambio climático.

La Transición Energética Justa se sustenta en cuatro principios:

  • Equidad: la TEJ busca democratizar el acceso y la gestión de los recursos energéticos con modelos asociativos que garanticen precios justos. Además, se sustenta en el respeto por los ecosistemas y en un manejo energético que reduzca al mínimo el impacto en la sociedad y el ambiente.
  • Gradualidad, soberanía y confiabilidad: la meta es reemplazar gradualmente las fuentes de energía contaminantes por alternativas más limpias como las renovables. El objetivo es diversificar la matriz energética, lograr la autosuficiencia energética nacional y asegurar un suministro confiable que satisfaga la creciente demanda interna.
  • Participación social vinculante: se impulsa la creación de comunidades energéticas basadas en características culturales, étnicas, territoriales y productivas, para que los ciudadanos participen como consumidores y generadores en la cadena de valor eléctrica.
  • Transición energética intensiva en conocimiento: la transición debe guiarse por criterios científicos, técnicos y sociales para garantizar su eficiencia, sostenibilidad y justicia, y para evitar los efectos dañinos sobre la sociedad y el medioambiente.

Estos principios buscan garantizar que la TEJ sea justa, equitativa y sostenible, y que nadie se quede atrás en el proceso de cambio energético.

Hoja de ruta de la Transición Energética Justa

En un documento dividido en cuatro partes, el Ministerio de Minas y Energía de Colombia expone una estrategia detallada para lograr una Transición Energética Justa. 

Además, dado su compromiso con la transparencia y la inclusión, el gobierno invitó a la ciudadanía a que participara en el diseño de estas políticas. Para ello, ofreció estos documentos a la opinión pública, de manera que los ciudadanos pudieran hacer observaciones, comentarios y propuestas en un formulario, cuya fecha tope de entrega fue el 24 de septiembre de 2023. 

Tras el cierre de este período de consulta, se trabaja una nueva versión de los documentos, que incorporará los aportes de las comunidades.

Los cuatro componentes de la hoja de ruta son:

  1. Sistematización de los diálogos sociales nacionales

Registra los resultados de las 27 sesiones de consulta social y ciudadana sobre la estrategia y los objetivos de la transición energética, en las que participaron más de 2.000 personas. Esta participación es importante para que la transición energética sea justa y equilibrada, y para que considere las necesidades y expectativas de la sociedad.

  1. Diagnóstico base para la TEJ

Describe el contexto de la transición energética en Colombia. Se estructura en varias secciones: una introducción a la Transición Energética Justa, las tendencias globales de la transición energética y sus implicaciones para Colombia, y el marco normativo del proyecto. También aborda el auge de las energías renovables y su importancia en la transición energética.

  1. Escenarios nacionales para la TEJ

Se centra en identificar las acciones clave para llevar a cabo una transición energética justa en Colombia con miras al año 2050. Aborda varios ejes estratégicos enfocados en el sector industrial, que incluyen la transición hacia energéticos de bajas y cero emisiones, el desarrollo y la promoción de políticas públicas para impulsar la eficiencia energética y el fomento de la reindustrialización.

El documento también considera variables económicas como el PIB y la intensidad energética (la relación entre el consumo de energía y la actividad económica). Además, se muestran las estrategias y los planes relacionados con la movilidad sostenible y eléctrica, el desarrollo ferroviario y la estrategia climática de largo plazo de Colombia para cumplir el Acuerdo de París.

  1. Potencial energético subnacional y oportunidades de descarbonización en usos de energía final

El documento aborda temas como la demanda de energía en el sector industrial, la participación de energéticos en la industria, los usos principales de los energéticos en la industria, la eficiencia energética y los distritos energéticos en el sector industrial.

También aborda la descarbonización de la industria; para ello se propone sustituir los combustibles fósiles por materias primas con bajo contenido de carbono o sin carbono, como los Low Carbon Fuel Standard (LCFS). En este sentido, se propone el uso de combustibles y materias primas flexibles o a base de hidrógeno, biocombustibles, alimentos, energía solar, energía nuclear y energía geotérmica.

Programas estratégicos para la Transición Energética Justa

Tras la presentación de la hoja de ruta, el plan es ejecutar una serie de programas para avanzar en la transición energética. De acuerdo con el documento presentado por el Ministerio de Energía, los programas son los siguientes:

  1. Comunidades energéticas

Se impulsarán proyectos de energía solar, eólica y bioenergía para abastecer a comunidades energéticas. Además, se crearán distritos energéticos industriales.

  1. Expansión de las energías renovables

Se promoverá la interconexión eléctrica nacional y regional en Latinoamérica, junto con el despliegue de tecnologías de energía solar, eólica, bioenergía, geotérmica, pequeñas centrales hidroeléctricas y sistemas de almacenamiento de energía. Asimismo, se fomentará el desarrollo del hidrógeno verde y la producción de amoniaco y fertilizantes verdes. 

  1. Gas natural para la transición energética

Se desarrollará la infraestructura de soporte para el gas natural y su suministro, junto con el despliegue de tecnologías de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS).

  1. Movilidad sustentable

Se impulsará el transporte masivo terrestre, el transporte fluvial y el uso de biocombustibles avanzados para el transporte marítimo y la aviación.

  1. Eficiencia energética

Se tomarán medidas para mejorar la eficiencia energética en todos los sectores económicos y para los usuarios finales.

  1. Intensificación del conocimiento y la industria nacional en el sector minero-energético

Se creará el Instituto Nacional de Transición Energética, dedicado a la investigación aplicada y el desarrollo industrial, con nodos regionales enfocados en energías renovables, eficiencia energética, despliegue de hidrógeno y minerales estratégicos (principalmente, cobre). 

Adicionalmente, se promoverá la industria nacional vinculada a la transición energética. Esto incluirá la creación de un marco general de cualificaciones específicas para la Transición Energética Justa, además de incentivar la prospección y extracción de minerales como cobre, litio, níquel, cobalto, manganeso y otros metales preciosos. 

Estos minerales se consideran estratégicos debido a su papel en el desarrollo de tecnologías asociadas a las energías renovables no convencionales, como baterías, turbinas eólicas y paneles solares.

Asimismo, se consolidará el Plan Nacional de Geología para la toma de decisiones de inversión en la extracción de recursos del subsuelo.

 El papel de las compañías de energías renovables en el camino hacia la TEJ

Las energías renovables tienen un papel central en la hoja de ruta de la Transición Energética Justa, dada su capacidad para ofrecer soluciones sostenibles y accesibles a los desafíos energéticos y climáticos del país. 

Las energías solar y eólica, por ejemplo, no solo reducen la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero; también promueven la soberanía energética y el acceso democrático a la energía, aspectos cruciales de las políticas de transición energética de Colombia.

Además, el costo de las tecnologías de energías renovables se ha reducido,  y aunque las no siempre son más baratas, la reducción de sus costos está haciendo que se posicionen como alternativas viables y atractivas frente a los combustibles fósiles. 

En este sentido, compañías como Atlas Renewable Energy, con su experiencia en el desarrollo, la construcción y la operación de proyectos de energía renovable en América Latina y Europa, se posicionan como fuentes de conocimiento especializado en el sector energético. 

Su participación en la transición energética de Colombia puede manifestarse de varias maneras:

  • Desarrollo de proyectos: con proyectos de energía renovable que aprovechen el vasto potencial del país, Atlas puede ayudar a incrementar la capacidad instalada de energías limpias en Colombia.
  • Transferencia de conocimiento y capacitación: gracias a su amplia experiencia internacional, la compañía no solo puede capacitar a la fuerza laboral colombiana en las competencias esenciales para la instalación y el manejo de las energías renovables. También puede mejorar los estándares de trabajo en todas las fases de los proyectos de energía renovable, y superar con creces las expectativas de las entidades reguladoras locales, como la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) de Colombia.
  • Innovación y tecnología: la introducción de tecnologías innovadoras en eficiencia energética y generación de energía renovable puede acelerar la transición energética, reducir costos y aumentar su accesibilidad. Atlas Renewable Energy es pionera en la integración de baterías para almacenar energía. La compañía espera alcanzar 1 GW operativos al 2028 con una combinación de energía solar, eólica y, de forma innovadora, baterías. Este enfoque no solo destaca su liderazgo en la adopción de tecnologías avanzadas, sino que también refleja su compromiso con el desarrollo sostenible y la eficiencia energética. 
  • Colaboración con las comunidades locales: al trabajar de cerca con las comunidades donde opera, Atlas puede asegurar que los proyectos de energía renovable se desarrollen de manera sostenible y con beneficios compartidos. Un aspecto crucial de este enfoque es el relacionamiento temprano con las comunidades, incluso antes del inicio de la construcción de los proyectos, una práctica que Atlas lleva a cabo para integrarse armónicamente como un ‘nuevo vecino’. Este acercamiento anticipado permite a la empresa entender las dinámicas comunitarias y adquirir la licencia social necesaria para operar.

 Impacto de la hoja de ruta de la TEJ en las empresas colombianas: retos y oportunidades

La hoja de ruta de la Transición Energética Justa en Colombia y su futura implementación puede tener impacto positivo en las empresas del país. Estos son algunos de esos beneficios: 

  • Oportunidades de inversión en energías renovables

La expansión planificada de las energías renovables, como la solar, la eólica, la bioenergía, la geotérmica y las pequeñas centrales hidroeléctricas, abre oportunidades de inversión para empresas nacionales e internacionales en el sector energético y  promete transformar radicalmente la matriz energética del país.

A medida que aumenta la inversión en estos proyectos, la capacidad de generación de energía renovable se expande. Esto ayuda a diversificar la oferta energética y a reducir los costos asociados a su producción y consumo.

Este incremento en la capacidad y la consecuente reducción de costos abren las puertas para que más empresas, desde corporaciones grandes hasta negocios de mercado medio, puedan comprometerse a comprar energía renovable mediante Acuerdos de Compra de Energía (PPA, en inglés). Además, el flujo de inversiones hacia energías limpias fomenta un mercado energético más competitivo y sostenible que impulsa a Colombia hacia un futuro de bajas emisiones de carbono.

  • Fomento de la industria nacional

El plan incluye el fomento de la industria nacional relacionada con la transición energética, lo que puede impulsar el desarrollo de empresas locales en áreas como la fabricación de componentes, y la construcción y operación de proyectos renovables. Esto puede crear nuevas cadenas de valor y oportunidades de negocio para las empresas colombianas.

Adicionalmente, los proyectos de energía renovable activan significativamente la economía local, desde la construcción (que demanda mano de obra, materiales, servicios de alojamiento y alimentación), hasta la operación (que promueve la empleabilidad local mediante capacitaciones en mantenimiento y supervisión). 

Este dinamismo no solo enriquece las comunidades locales, sino también fortalece la licencia social, pues crea una base sólida para el desarrollo sostenible y la participación comunitaria.

  • Acceso a incentivos tributarios

El gobierno ofrece diversos incentivos tributarios para promover las energías renovables. Estos incentivos los regula la Ley 1715 de 2014 y se aplican a proyectos de energía solar, biomasa, eólica, geotérmica y otros tipos de energías renovables.

Algunos de estos incentivos son la deducción especial en el impuesto sobre la renta, la exención de IVA para la adquisición de bienes y servicios usados en proyectos de energía renovable, y la exención del gravamen arancelario para equipos, maquinaria y servicios nacionales o importados que se destinen a la producción y utilización de energía renovable. 

  • Desarrollo de infraestructura y redes inteligentes

La interconexión eléctrica nacional y regional, así como el despliegue de sistemas de almacenamiento de energía, pueden requerir que las empresas adapten sus operaciones y sistemas a las nuevas redes eléctricas inteligentes y a la integración de fuentes renovables de energía.

  • Desarrollo de nuevas tecnologías y conocimiento

La creación del Instituto Nacional de Transición Energética puede fomentar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con las energías renovables, la eficiencia energética y el hidrógeno verde. Esto podría crear oportunidades para que las empresas colombianas entiendan, inviertan y participen en la transformación energética del país.

Conclusiones

Transitar hacia las energías limpias en Colombia es mucho más que cambiar la generación de energía: es una gran oportunidad para construir un futuro en el que el crecimiento económico y la protección del medioambiente vayan de la mano. 

Con la Transición Energética Justa, el país no solo busca reducir su dependencia de los combustibles fósiles y luchar contra el cambio climático: también traza un camino hacia un desarrollo más justo y sostenible. 

Este esfuerzo por cambiar la forma en la que se produce y se consume la energía implica una gran apuesta por la innovación y el crecimiento verde para asegurar que los colombianos tengan acceso a energía limpia y confiable. Es un reto grande, pero también una oportunidad única para que Colombia se posicione como líder en sostenibilidad en el escenario global.

La colaboración entre el gobierno, la industria, las comunidades y los individuos es clave para hacer realidad esta visión. Empresas con experiencia en energías renovables, como Atlas Renewable Energy, tienen un papel crucial, pues pueden aportar su conocimiento y capacidad para desarrollar proyectos que no solo son verdes, sino también económicamente viables. 

Mientras avanza en este camino, Colombia trabaja por un futuro más limpio, pero también impulsa su economía, crea empleos en nuevas industrias y asegura un ambiente más saludable para las próximas generaciones. 

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La caída de precios de las energías renovables permite a las empresas ganar competitividad mediante contratos de abastecimiento estables por un determinado plazo, que puede variar de acuerdo al perfil de consumo de cada compañía.

En los últimos años, la generación de energía proveniente de fuentes eólica y solar fotovoltaica ha sido de las más económicas del mundo. En 2022, a pesar del aumento de los costos que ha provocado la inflación global, que afectó de manera general a todos los sectores de la economía, el costo nivelado de la electricidad (LCOE, en inglés) de estas tecnologías registró una caída como se esperaba.

De acuerdo a un reporte de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el LCOE promedio ponderado global de los parques eólicos puestos en marcha ese año se redujo un 5% en 2022 respecto al 2021, pasando de 35 a 33 dólares por MWh; mientras que, para los proyectos de energía solar fotovoltaica, la disminución fue del 3% interanual, llegando a los 49 dólares por MWh.

Para reflejar el avance de costos de estas tecnologías limpias, IRENA hace una comparación: señala que en 2010, el LCOE promedio ponderado global de la energía eólica fue un 95% mayor que el costo más bajo de la energía generada por combustibles fósiles. Sin embargo, en 2022, el mismo valor para las nuevas centrales eólicas fue un 52% menor que el de las soluciones más baratas a base de combustibles fósiles. Otro aspecto a destacar es que esta diferenciación sólo tiene en cuenta valores meramente económicos, que dejan fuera el beneficio ambiental que significa producir energía (limpia) que no emite CO2.

En virtud de esta caída en los precios, y por cuestiones de sostenibilidad, se está volviendo una tendencia en Latinoamérica la firma de Acuerdos de Compra de Energía (PPA, en inglés) renovable entre los propios actores del sector privado, es decir, empresas generadoras que producen y venden y otras que compran y consumen. 

Los PPA suelen celebrarse a largo plazo, con una lógica que indica que a mayor extensión del contrato se acuerdan precios más bajos para el consumidor, adquiriendo además estabilidad de suministro y valores más competitivos en comparación con los contratos con distribuidoras eléctricas o la volatilidad de precios que se pueden encontrar en el mercado spot.

Un informe de Bloomberg NEWS asegura que, en 2022, empresas privadas e instituciones públicas firmaron contratos para asegurar un récord de 36,7 GW de energía renovable para alimentar sus operaciones, un 18% más que en 2021. 

De aquellos 36,7 GW en PPA, el continente americano fue protagonista puesto que allí se suscribieron contratos por 24,1 GW, un 18% más que en 2021.

En América Latina, las empresas mineras que buscaban energía limpia para impulsar operaciones en rincones remotos de Chile y Brasil impulsaron la actividad de PPA.

Diferentes modelos y estructuras en base a necesidades

Los PPA establecen plazos, volúmenes de energía y algunos criterios comerciales, como la flexibilidad de la curva, es decir, las flexibilidades operativas que pueden generarse estacionalmente, según la demanda de la operación de la empresa interesada.

En estos contratos, las empresas obtienen un triple beneficio: aseguran precios más competitivos respecto a las ofertas del mercado, obtienen seguridad y continuidad en el suministro e impactan positivamente su imagen corporativa al consumir energías limpias.

Si bien estos aspectos son comunes a todos los PPA renovables, existen diferentes modelos y tipos de contratación. La firma de un PPA puede variar dependiendo de la divisa en la que se firme la compraventa de energía, ya sea en dólares estadounidenses o en la moneda local del país, y del suministro, que puede acordarse para determinadas franjas horarias durante el período del contrato o, de manera estable, para las 24 horas del día.

Típicamente se puede hablar de un contrato PPA físico cuando la energía generada por una planta de energía renovable se entrega directamente al comprador, a través de la red de transmisión, y de un PPA financiero o virtual, que no involucra la entrega física de electricidad, sino que ocurre cuando las partes acuerdan un precio de contrato y se intercambian pagos basados en la diferencia entre el precio del contrato y el precio del mercado eléctrico.

También existen estructuras de acuerdos que varían dependiendo de la necesidad energética del cliente, ubicación, decisión de dependencia de una red eléctrica tradicional, entre otros factores.

Modelos de PPA y estructuras de acuerdos a considerar

Más allá de este tipo de condiciones estándar, hay otros modelos de contratación y estructuras de acuerdos de energía que pueden ser más atractivos para los consumidores, ya que se pueden adaptar a sus objetivos de mercado y necesidades energéticas.

Autoproducción por equiparación: En este modelo de PPA, el rol del contratante es más activo: se acuerda una asociación entre el vendedor y comprador de energía para el montaje de un parque solar o eólico, donde ambas partes obtienen beneficios financieros y de cargas. Es decir, la empresa consumidora de energía se convierte en inversora del proyecto. Los ahorros de costos pueden llegar al 80%: en lugar de pagar por 90 MW, el autoproductor pagará por 12 a 15 MW.

Otra forma de contratación, tiene que ver con que la empresa consumidora termine haciéndose del activo renovable en un 100%, como sucede con el modelo BOT (build, operate and transfer).

BOT: En este modelo, el generador de energía se compromete a construir y operar el activo renovable por un plazo determinado hasta que lo transfiere luego a la contraparte, siendo esta última el nuevo propietario.

Esta mecánica fundamentalmente le permite al comprador de energía no tener que afrontar los riesgos económicos-financieros de construcción de un parque eólico o solar fotovoltaico, los cuales son asumidos enteramente por el generador.

Por otra parte, en virtud de la depreciación de los costos de las baterías —que han experimentado una caída del 14% en 2023 respecto al año anterior —llegando hasta un mínimo histórico de 139 dólares/kWh—, según BloombergNEF (BNEF), comienza a ganar terreno un tercer modelo de contratación: el Acuerdo de Peaje o Tolling Agreement, en inglés.

Tolling Agreement: Consiste en un tipo de contrato de compraventa en el que el consumidor le alquila al generador una parte de su activo. Así, el vendedor de energía es responsable de la explotación y el mantenimiento de esa central renovable, así como de garantizar su disponibilidad, mientras que el comprador controla su despacho.

Es importante para el consumidor que la planta de energía renovable sea gestionable; de ahí la necesidad de que cuente con almacenamiento a partir de baterías, para que de ese modo pueda asumir compromisos de despacho que llegan del operador de la red, sea en tiempo real o con un día de antelación.Una cuarta modalidad a destacar tiene que ver con las asociaciones entre empresas consumidoras, conocido como “Autoproducción por Consorcio y Arrendamiento”:

Autoproducción por Consorcio y Arrendamiento. En este modelo, un grupo de  compañías se unen para arrendar una planta de generación renovable, compartiendo costos y beneficios. Una especie de club de energía, en el que el arrendamiento se paga mensualmente y equivale al costo de la energía que el consumidor recibirá.

Como variante, se pueden celebrar también contratos ‘detrás del medidor’ (‘behind-the-meter’ -BTM-), es decir, cuando una planta de generación de energía renovable (generalmente solar fotovoltaica) se instala in situ en el sitio donde opera una empresa, pudiendo ser en sus techos o en sus inmediaciones.

Esta quinta modalidad de acuerdo para compraventa de energía consiste en que un proveedor instala equipos de energía renovable en el sitio de una empresa consumidora y esta última solo paga una tarifa de electricidad predeterminada por un tiempo.El proveedor de energía se hace cargo de la compra, instalación y operación del proyecto. Le venderán la energía a un precio fijo al comprador, que es más barata que lo que cuesta tomarla de la red. Se da un entorno de win-win, donde la empresa proveedora llega a amortizar el proyecto y obtener rentabilidades durante los años de contrato, y la consumidora termina pagando menos en su tarifa eléctrica. Al finalizar el contrato, es posible que la contraparte tenga la opción de comprar el equipo.

Certificados de carbono

Otra forma de adquirir energía limpia es por medio de Certificados de Energía Renovable (I-REC, en inglés), que se han convertido en una forma práctica de compensar la huella de carbono de una empresa en función de su consumo de energía, sin tener que comprometerse a un contrato a largo plazo.

Cada I-REC equivale a 1 MWh de energía y está encaminado a neutralizar las emisiones de carbono para que las compañías puedan cumplir con el objetivo del alcance 2 del Protocolo de Gases Efecto Invernadero (GEI).

I-REC Service es un sistema global de seguimiento de atributos ambientales de energía, diseñado para facilitar la compensación de forma confiable de la huella de carbono emitida por las empresas, avalado por normas internacionales de contabilización de emisiones de carbono.

Esta modalidad está obteniendo cada vez más presencia en países como Argentina, Chile, Colombia, México, Brasil.

El análisis es clave para la toma de decisiones

Es fundamental que cada empresa evalúe sus consumos y tenga en claro qué tipo de contrato y estructura le es más conveniente.

Atlas Renewables Energy, al contar con una presencia global, es capaz de combinar las mejores prácticas que ha recogido de distintos países y vincularlas con especificidades de cada mercado local para asesorar de la forma más completa a sus clientes.

Recientemente,la compañía suscribió un contrato PPA con la estatal chilena del cobre, CODELCO, para abastecerse en sus operaciones con energía limpia a partir del año 2026, durante un plazo de 15 años.

La empresa generadora se comprometió a entregar 375 GWh al año proveniente de un parque solar con almacenamiento a partir de baterías, para garantizar estabilidad y confiabilidad en el suministro eléctrico.

En Brasil, uno de los contratos PPA más resonantes ha sido el que Atlas Renewable Energy celebró con la empresa fabricante de aluminio Albras. Se trata del mayor acuerdo de abastecimiento con energía solar de Latinoamérica. Para su construcción, la compañía obtuvo un préstamo de 447,8 millones de dólares (2.180 millones de reales) del banco de desarrollo brasileño (BNDES), el mayor préstamo en dólares que otorgó la entidad para energías renovables hasta la fecha.

El acuerdo consiste en el montaje de la planta solar Vista Alegre, de 902 MWp de potencia, que será capaz de producir una media de 2 TWh anuales. El contrato con Albras se extenderá por un plazo de 21 años y el suministro eléctrico comenzará en 2025.  Este ha sido el PPA de mayor duración firmado hasta la fecha. 

Lo novedoso es que este es el segundo PPA que la fabricante de aluminio firma con Atlas Renewables Energy. Antes, celebró un contrato de energía por 20 años que será suplida con la planta solar Boa Sorte, de 438 MW, que generará 815 GWh anuales.

Conclusión

La firma de PPA renovables es una tendencia en el mundo debido a su triple impacto: precios más competitivos respecto de las ofertas del mercado; seguridad de suministro por un plazo determinado y una mejora en la imagen corporativa empresarial, ya que el consumo de energías limpias compensa la huella de carbono y genera una mejor reputación ambiental y social.

Sin embargo, cada compañía presenta particularidades en cuanto a su consumo eléctrico y su estrategia para suplir la energía, por lo que es fundamental un asesoramiento adecuado sobre qué tipo de PPA es conveniente celebrar.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media ,estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La incorporación masiva de energía eólica y solar es crucial en Colombia, que atraviesa una de las peores sequías de su historia, la cual afecta el suministro eléctrico y dispara los precios de la energía.

El fenómeno de El Niño está generando una sequía alarmante en Colombia. Tal es el impacto que a principios de abril, Bogotá inició un plan de racionamiento de agua potable en ciertas zonas. El nivel de embalses, que apenas supera el 32% (en diciembre del 2023 era del 70%), llegó a ser uno de los más bajos de los últimos 40 años, disminuyendo fuertemente la capacidad de producción de energía, ya que la matriz eléctrica del país se compone en un 66,3% de energía hidráulica, seguida de centrales térmicas, que representan el 31,2%; mientras que las renovables no convencionales generan apenas el 2,5%: 2,4% la solar fotovoltaica y 0,1% la eólica.

A raíz de ello, el Gobierno está aplicando 15 medidas de urgencia para evitar apagones, vinculadas con la vigilancia y el control de las plantas de energía eléctrica; regulaciones específicas para incentivar la producción de electricidad, mejorar el flujo de caja de los comercializadores y proteger al usuario final ante la subida de precios; la ampliación del parque de generación, con más energía térmica y fuentes renovables no convencionales, ya que hay 1.029 MW en etapa de pruebas, de las cuales 31,9 MW son eólicas y 997,1 MW son solares; e incentivos para el cuidado de la energía. Además, se han tomado acciones como la suspensión de exportaciones de energía eléctrica a Ecuador.

Sin embargo, a esta situación se le suma otro inconveniente: la demanda eléctrica que crece mes a mes. En marzo pasado, aumentó un 7,5% respecto al mismo mes del año anterior, el triple que el crecimiento promedio de 2,5% que se solía registrar cada año. Uno de los factores de este crecimiento ha sido el aumento del 10,5% en el consumo en la Región Caribe, que ha padecido especialmente las altas temperaturas debido a El Niño, teniendo necesidad de aumentar el consumo de energía para los mecanismos de refrigeración.

En números concretos, las lluvias actuales solo permiten embalsar lo suficiente para generar 60 GWh por día, sobre los 232 GWh por día que necesita el sistema para operar. Por ende, deben entrar en funcionamiento las centrales térmicas a diésel, una tecnología que es de las más contaminantes y caras del sistema. Pero las térmicas sólo llegan a aportar otros 110 GWh. Los 60 GWh restantes para suplir la demanda se producen con agua de las reservas, lo que va vaciando los embalses.En efecto, este escenario provoca un fuerte aumento de los precios de la energía. Según XM, durante el mes de marzo el valor promedio de la Bolsa de Energía fue de 622,33 pesos colombianos por kWh, un 8,56% más respecto al mes anterior, que fue de 573,22 pesos colombianos por kWh, pero esta cifra va en aumento. En abril, el precio promedio de la Bolsa es de 988,59 pesos por kWh, mientras que en 2023 el valor se ubicó en los 231,53 pesos por kWh.

Renovables: una matriz más competitiva

Esta subida de precios de la energía eléctrica impacta directamente en la competitividad de los comercios e industrias, ya que operan a un valor más alto, y en la competitividad del país, en general. Además, el hecho de poner en marcha centrales termoeléctricas más caras y contaminantes va en contra de los compromisos ambientales fijados. En la pasada Conferencia de las Partes (COP 28), Colombia fue uno de los promotores del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una medida que apunta a poner fin a todas las nuevas exploraciones y explotaciones de petróleo, carbón y gas natural, eliminando progresivamente la producción y el consumo actual.  Además, el Estado se comprometió a disminuir en un 51% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 y a alcanzar la neutralidad en carbono al 2050.

Si bien la matriz eléctrica colombiana es muy limpia por el gran aporte hidroeléctrico, fenómenos como El Niño tienen un impacto crítico en la oferta eléctrica, que obliga a que la generación de las represas sea suplida por fuentes térmicas muy contaminantes y económicamente costosas, como el diésel.

Es por ello que resulta clave que el país pueda incorporar un mayor volumen de energías renovables no convencionales a su canasta energética, como la puesta en marcha de centrales eólicas y la solar fotovoltaica, que son de las más competitivas del mundo.

Un reporte publicado en 2023 por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) indica que el promedio ponderado global del costo nivelado de la energía (LCOE, en inglés) de los parques eólicos en 2022 fue de 33 dólares por MWh (128 pesos por kWh); mientras que, para los proyectos de energía solar fotovoltaica rondó los 49 dólares por MWh (191 pesos por kWh).

En consonancia con el informe, Colombia, en dos subastas a largo plazo de energías renovables, firmó contratos por cerca de 3.000 MW de energía eólica y solar a precios por debajo de los 200 pesos por kWh. En la convocatoria de octubre del 2019, asignó 2.085 MW en 14 proyectos, a un precio promedio de 95 pesos por kWh; en 2021 hizo lo propio adjudicando otros 11 proyectos, esta vez todos solares fotovoltaicos, por 796,3 MW, a un precio promedio de 155,81 pesos colombianos por kWh. Si bien a cada valor habría que agregarle un canon de Cargo por Confiabilidad, en torno a los 60 pesos por kWh, se trata de energía con un costo muy por debajo de los más de 900 pesos por kWh registrados en el mes de abril de este año.

Sin embargo, una parte ínfima de estos proyectos han llegado a entrar en funcionamiento por distintos factores, principalmente debido a lo complejo de obtener las licencias ambientales correspondientes.

Por tanto, será crucial que Colombia avance en la diversificación de su matriz eléctrica para contar con un sistema fiable, capaz de garantizar energía limpia y a precios competitivos, inclusive ante contingencias como las de El Niño.

El almacenamiento como complemento de las renovables

Por su capacidad de recurso eólico y solar, Colombia podría ser potencia en energías renovables, y suplir así toda la demanda eléctrica creciente estimada en 2028 a 263,4 GWh por día, un aumento del 13,5% del consumo actual (232 GWh/día).

De acuerdo al mapa de zonas aptas para generar energía eólica y solar desarrollado por Energética 2030, una alianza interinstitucional liderada por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y conformada por 11 organizaciones entre universidades y empresas privadas, el país tiene un potencial de 35.000 MW eólicos, donde las zonas con mejores condiciones están ubicadas en la parte alta del Caribe (departamentos de La Guajira, Magdalena y Atlántico), mientras que en energía solar el potencial es incalculable, dado que la mayor parte del territorio está muy cerca del ecuador terrestre, por lo que en el transcurso de todo el año el sol sale y se oculta casi verticalmente.

Conforme a ese potencial, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) diseñó un mapa con todos los proyectos asignados y aprobados de energía, los cuales suman alrededor de 23.500 MW, divididos en: 16.329,71 MW fotovoltaicos, 3.991,5 MW eólicos, 1.018,54 MW térmicos y 2.527,55 MW hidráulicos.

El horizonte de puesta en marcha de todas esas centrales de energía es, paulatinamente, hacia el 2032. De concretarse, la energía solar en Colombia pasaría de representar sólo el 2,5% de la matriz eléctrica al 40%, tras aumentar los 486 MW operativos actualmente a los 16.815,71 MW, superando a la hidroeléctrica; y la eólica representaría un 9%, alcanzando los 4.009,92 MW.

Una matriz eléctrica tan diversificada permitiría que los precios de la bolsa cayeran drásticamente. Tal sería el cambio, que surgirían dos nuevos retos tal como ocurre en Chile, país que cuenta con una capacidad instalada total del 44% en energía eólica y solar dentro de su parque eléctrico.

Por un lado, que en las horas del día cuando se generan los volúmenes más importantes de energías renovables, los precios en la bolsa de energía se fijan a 0 dólares por MWh.en distintas regiones Si bien es conveniente para los consumidores, no lo es para los promotores de proyectos de energía, que realizan inversiones para que el sistema eléctrico continúe desarrollándose. Además, en otros tramos horarios, en los que la generación renovable no está presente, los precios se disparan, por lo que hay una disparidad muy grande en los valores intradiarios de la energía.

Por otro lado, Chile tiene el desafío de gestionar una gran producción de energías variables (eólica y solar fotovoltaica), que deben consumirse en el mismo momento que son generadas porque no son gestionables. Es decir, se generan en presencia del viento o del sol, respectivamente, y es en ese momento en que deben ser consumidas. Esto provoca que en las ocasiones de “exceso” de energía, muchas plantas deben restringir su producción (vertimientos) en determinadas horas.

Para sortear ambos retos, Chile está avanzando en incentivos al almacenamiento a partir de baterías. Esta tecnología permite acumular excedentes de energías renovables e inyectarlos en las horas donde el sistema más lo necesita, y así evitar vertimientos o una distorsión de precios durante las horas del día, generando una armonía en la red eléctrica.

Por ende, es fundamental que Colombia adopte medidas que faciliten la rápida incorporación de      fuentes de energías renovables no convencionales. Diversificar su matriz eléctrica, con fuentes eólica y solar fotovoltaica, garantizará abastecimiento y precios competitivos ante contingencias climáticas.

Conclusión

La transición energética hacía este tipo de energías le permitirá al país hacerle frente a fenómenos climáticos como El Niño, que cada año se intensifican, y mitigar posibles afectaciones al sistema eléctrico por nuevos eventos o condiciones climáticas imprevisibles generadas por el impacto ambiental.

Además, migrar hacia energías limpias, como la eólica y solar fotovoltaica, que incluyan la incorporación de almacenamiento con baterías, le permitirá a Colombia capitalizar al máximo sus recursos para la generación de energías renovables y llevar el sistema eléctrico a un nuevo nivel, mucho más resiliente, capaz de regular costos, que atraiga inversiones y alcance metas de descarbonización con mayor velocidad.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La captura de carbono, que ha sido considerada una solución por los productores de combustibles fósiles, no será suficiente para enfrentar los desafíos climáticos globales. Más que gestionar emisiones, el mundo necesita una transición hacia fuentes renovables

El año 2023 fue el más caliente jamás registrado, y 2024 sigue la misma tendencia. Científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) indican, que de mantenerse las políticas actuales, es probable que el mundo registre un aumento de temperatura superior a 2,8°C para finales de siglo. Es por eso que se demandan mayores esfuerzos para limitar el calentamiento a 1,5°C.

En el centro del problema están los combustibles fósiles.

La quema de petróleo, gas y carbón libera toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Y cuanto más se consumen estos combustibles, mayor es la intensidad de las emisiones.

Para responder a la crisis climática que ya se avecina, los productores están invirtiendo en soluciones de descarbonización como la captura y almacenamiento de carbono (CAC). Sin embargo, esto no será suficiente para reducir las emisiones y el calentamiento global. Es necesario cambiar las fuentes de energía

¿Por qué hay un límite en la captura de carbono?

La tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) es adoptada por las empresas de petróleo, gas y carbón en sus instalaciones para reducir las emisiones de sus operaciones. Algunas industrias, como la cementera y la siderúrgica, que necesitan quemar mucho combustible en sus hornos para generar energía, también están considerando la adopción de la CCS como una forma de mitigar su impacto climático y ofrecer productos con una menor huella de carbono.

Sin embargo, según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el ritmo de implementación de proyectos de CCS está prácticamente estancado: la capacidad total se mantiene en unas 40 millones de toneladas desde hace tres años.

De acuerdo con el escenario planteado por la agencia, para que el mundo alcance emisiones netas cero y limite el calentamiento a 1,5°C, la capacidad de captura debería situarse en unos 400 millones de toneladas de CO2 para 2030, es decir, debe ser 10 veces mayor en los próximos seis años. 

Además de no avanzar a ese ritmo, hay otro problema: la CCS se enfoca en las emisiones de la producción de combustibles fósiles y solo aborda una parte del consumo en las grandes industrias.

Pero es precisamente el consumo el que tiene el mayor impacto ambiental y está disperso no sólo en las industrias, sino también en los autos que circulan por las calles, en los aviones, barcos y camiones, así como en la electricidad que alimenta hogares, comercios y producción agrícola.Para tener una idea, el mundo emite alrededor de 55.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año. La captura de carbono solo puede abordar una pequeña fracción de estas emisiones.

Es caro y consume más energía

Adoptar la CCS también significa una elevada inversión y consumo de energía. Esta es una de las principales razones de los retrasos en los proyectos alrededor del mundo.

Por ejemplo, para viabilizar en Estados Unidos la integración de la captura de carbono en las plantas de combustibles fósiles, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) del presidente Joe Biden tuvo que aumentar el crédito fiscal en julio de 2023, a US$60 por tonelada de CO2 utilizado en la recuperación avanzada de petróleo u otras operaciones industriales y a US$85 por tonelada de CO2 almacenado permanentemente, que anteriormente se encontraba en US$35 por tonelada y US$50 por tonelada, respectivamente, según S&P Global.

Los costos de la captura de carbono varían mucho dependiendo del tipo de actividad y la cantidad de energía necesaria en el proceso: mientras menor sea la concentración de CO2 en el gas, mayor será la energía requerida para separar el CO2, lo que resulta en costos más altos, explica un estudio del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD).

Según el IISD, en las centrales eléctricas a carbón, las industrias de acero y cemento y en la producción de hidrógeno, los flujos de CO2 son más diluidos, lo que aumenta el consumo de energía y eleva los costos de captura.

Si la energía utilizada en el proceso es de combustible fósil, también hay una emisión de CO2.

Hacia la transición a las energías renovables

En diciembre de 2023, la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) marcó la pauta de cómo debería ser la matriz energética del futuro.

Los más de 190 países miembros de la conferencia acordaron triplicar la participación de las energías renovables en la mezcla energética global para 2030, y hacer una transición para abandonar los combustibles fósiles.

Ya estamos en ese camino. Ciertas fuentes como la energía solar fotovoltaica y la eólica, y soluciones como los vehículos eléctricos están batiendo récords de expansión: en 2023, la capacidad de energía renovable añadida a los sistemas energéticos en todo el mundo creció un 50%, alcanzando casi 510 gigavatios (GW). De esta cifra, la energía solar fotovoltaica representó tres cuartas partes de la energía renovable incorporada en todo el mundo.

Las estimaciones de la agencia también indican que el consumo de combustibles fósiles deberá alcanzar su pico antes de 2030, y la participación de las fuentes limpias en la generación de electricidad, se aproximará al 50%, comparada  con cerca del 30% en 2023.

Este cambio llegará a todos los sectores económicos, incluidos aquellos que más dependen de los combustibles fósiles.

Esto se debe a que la combinación de energía renovable, eficiencia energética y la electrificación de las operaciones tiene el potencial de reducir las emisiones de CO2 en más del 90%, cifra requerida para que la industria cumpla sus metas en 2050, calcula el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Brasil tiene excelentes ejemplos de cómo la asociación entre empresas con un consumo intensivo de energía y los generadores de energía renovable puede promover una verdadera transformación. Los beneficios son ambientales, económicos y sociales.

Uno de esos ejemplos proviene de la asociación de Atlas Renewable Energy con Hydro Rein y Albras, el mayor productor de aluminio primario de Brasil. Al formar una joint venture para desarrollar, construir y operar la planta solar Boa Sorte (438 MW) en el estado de Minas Gerais, las empresas agregan capacidad de energía renovable en Brasil mientras hacen que la producción de aluminio sea más sostenible.

Con una inversión estimada de US$320 millones, Albras firmó un PPA en dólares, en el modelo de autoproducción, para el suministro anual de 815 GWh desde 2025 hasta 2044 para cubrir parte de su consumo de energía.

La energía prevista para ser generada por el parque evitará la emisión de 154,000 toneladas de CO2 por año, lo que equivale a retirar de las calles más de 61.800 coches/autos que funcionan con gasolina y diésel.

Más que generar energía, estas empresas de energía renovable también promueven el desarrollo económico en las regiones donde están instaladas, al contratar profesionales y proveedores locales, y promover proyectos de capacitación e inclusión.

Descarbonización con hidrógeno verde

Otra forma de aprovechar el potencial renovable de un país como Brasil en la descarbonización de la industria es mediante la producción de hidrógeno verde, obtenido a partir de la electrólisis del agua con energías como la solar y la eólica.

En todo el mundo, y especialmente en América Latina, los países están diseñando sus planes para establecer una cadena de valor y desarrollar clústeres industriales donde se producirá y consumirá la nueva fuente de energía.

El hidrógeno verde es una de las formas más eficientes de almacenar la energía producida por parques solares y eólicos, y su potencial de aprovechamiento por la industria va desde la producción de combustibles sostenibles como SAF (aviación), amoníaco y metanol verde (transporte marítimo), hasta fertilizantes, acero y aluminio verde.

Por ejemplo, en la industria siderúrgica, una investigacion de BloombergNEF estima que el uso de hidrógeno verde en los hornos puede ser la opción más barata para producir acero con cero emisiones en 2050.

Brasil es uno de los candidatos. Su matriz eléctrica con cerca del 83% de participación renovable y todo su potencial eólico y solar hacen que el país sea atractivo para el desarrollo de cadenas industriales más verdes y competitivas.

Un futuro de oportunidades

Descarbonizar la economía global, dependiente de los combustibles fósiles, no será fácil. Es un desafío que debe enfrentarse con seriedad tras una evaluación de los pros y los contras de cada opción tecnológica.

Soluciones como la captura y almacenamiento de carbono tendrán su lugar, pero deben ser vistas de manera realista, sin desviar la atención de lo que realmente cambiará el consumo de energía.

La demanda de energía continuará creciendo y necesitamos satisfacerla con eficiencia, precios bajos y sostenibilidad. Por lo tanto, la expansión de las energías renovables es un camino sin retorno: constituye la opción más efectiva disponible en el mundo con las tecnologías y recursos naturales accesibles hoy en día.   

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

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Los CFO lideran una revolución hacia la sostenibilidad: los acuerdos de compra de energía renovable se han convertido en piezas centrales de sus estrategias financieras y ambientales.

El papel del director financiero (CFO, en inglés) ha evolucionado notablemente, en gran medida por la transformación digital y el auge del sector financiero. La capacidad de relacionarse con todos los actores clave vinculados a las empresas, y de conocer las regulaciones es fundamental en las decisiones de un CFO.

El CFO ya no es una figura técnica: su rol se ha diversificado y ahora es un profesional híbrido y estratégico. En lugar de solo enfocarse en números y finanzas, se espera que los CFO tengan habilidades blandas que les permitan cultivar la colaboración y la empatía. Así se afirma en un reciente artículo de la revista Forbes, que describe al CFO como el “copiloto” del presidente ejecutivo de una empresa.

El desafío de los CFO de hoy no es sólo ocuparse de las áreas tácticas y estratégicas tradicionales, sino también demostrar flexibilidad y rapidez para anticipar situaciones. Esta adaptabilidad es esencial dada la complejidad creciente del entorno empresarial.En una era de creciente digitalización, la empresa de servicios profesionales EY Latinoamérica señala la importancia de que los CFO adopten las nuevas tecnologías para impulsar la eficiencia y la rentabilidad de las empresas. En esencia, los CFO son cada vez más responsables de la creación de valor, un concepto clave para la sostenibilidad de los negocios.

La importancia de las políticas ESG en la toma de decisión de los CFO

El apalancamiento financiero siempre ha sido clave para el crecimiento de las compañías. Hoy hay un ingrediente adicional: el acceso al crédito de las empresas depende cada vez más de su compromiso con las políticas ESG (por las siglas en inglés de políticas medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa).

Hace algunos años, la sostenibilidad medioambiental o social de una empresa solo la evaluaban las agencias de calificación crediticia. Hoy la exigen los inversionistas institucionales. “Algunas de las grandes gestoras de activos, especialmente las que tienen fondos de gestión pasiva (como Vanguard, State Street, BlackRock) y también algunas de gestión activa han creado equipos especializados, desarrollando metodologías internas para asignar sus propias calificaciones sostenibles”, indica el banco BBVA.

Los inversionistas ahora evalúan las políticas de sostenibilidad de las empresas. Su cumplimiento permitirá conseguir una participación más efectiva en el mercado de capitales, de acuerdo con el Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes). De allí que los principios ESG deban estar en el centro de la estrategia del CFO. 

¿Qué instrumentos financieros están relacionados con las medidas de sostenibilidad? “Cada vez hay más variedad de productos para las compañías que cumplen los estándares ESG”, asegura el Banco Santander. Cuatro de esos productos son:

  • Fondos de inversión sostenibles: organizaciones que aportan dinero a proyectos después de evaluar distintos estándares, como los esfuerzos en innovación y la mejora de la eficiencia energética o de las condiciones sociales.
  • Bonos verdes y sociales: títulos de deuda cuyo destino es financiar proyectos medioambientales o socialmente responsables.
  • Capital de riesgo social: fondos que invierten en empresas cuya misión es solucionar problemas sociales o ecológicos. Los inversionistas de capital de riesgo social esperan beneficios tanto económicos como sociales o medioambientales.
  • Préstamos verdes: productos financieros diseñados para financiar proyectos que ayuden a preservar el medioambiente, como la producción de electrodomésticos más eficientes o de coches menos contaminantes.

PPA renovables corporativos: una carta importante para los CFO

Las iniciativas que promueven la transición energética (pasar de utilizar combustibles fósiles a energías limpias) son cada vez más relevantes para los inversionistas. La novedad es que de a poco empieza a serlo también para los consumidores.

Un ejemplo es que la reducción de emisiones de CO2 será determinante para el comercio con Europa de algunas compañías. En efecto, la Comisión Europea está en proceso de adoptar un Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono (CBAM) que impida la importación de bienes producidos con más CO2 de lo que se permite en los países de la Unión Europea para su consumo interno, que es uno de los estándares más exigentes del mundo.

De manera que si una empresa minera que extrae cobre produce una cantidad de toneladas de CO2 que superen las políticas ambientales de la Unión Europea, el cobre extraído no podrá venderse a ninguno de los 27 países de la Unión. Ante esta medida, muchas compañías latinoamericanas deberán aumentar su consumo de energías renovables, que son menos contaminantes.

¿Son conscientes los directores financieros de estos cambios? Javier Bustos cree que sí. Bustos es el director ejecutivo de la Asociación de Clientes Eléctricos No Regulados (ACENOR), que agrupa a las empresas chilenas consideradas como ‘clientes libres’ en términos del servicio eléctrico (es decir, su potencia conectada es mayor de 500 kW y por ello pueden autogenerar su electricidad o contratar el suministro directamente a empresas generadoras).

“Las empresas están buscando cada vez más acceder a suministro eléctrico renovable [mediante un acuerdo de abastecimiento de energía (PPA) bilateral], con el objeto de alcanzar sus propias metas de reducción de huella de carbono, así como para competir internacionalmente”, destaca Bustos en relación con los menores precios que se pueden encontrar en las energías renovables.

“En el último tiempo hemos visto cómo grandes clientes eléctricos industriales y mineros han renegociado o suscrito nuevos contratos para asegurar que reciben suministro renovable”, afirma Bustos. “En ACENOR estimamos que al menos el 60% de la energía contratada por nuestros asociados ya es renovable y continúa creciendo cada año”.

Para Bustos, es recomendable que las empresas que califican como clientes libres “continúen impulsando la contratación de energía renovable, por lo que la mirada del CFO es muy relevante para incorporar este tipo de suministro en el portafolio de consumos”. 

Estabilidad, precios competitivos y descarbonización para alcanzar metas ESG: el director ejecutivo de ACENOR observa que las grandes empresas prefieren acordar contratos PPA que quedar expuestas a las oscilaciones de los precios del mercado marginalista o depender del abastecimiento de una distribuidora eléctrica.

¿A qué plazos? “Aproximadamente, un tercio de los contratos libres en Chile son de al menos 15 años de duración. El resto, mayoritariamente son contratos de entre 5 y 10 años de duración”, responde.

Puntos clave: guía práctica ante los desafíos de la sustentabilidad

En resumen, es aconsejable que el director financiero tome en cuenta los criterios ESG para formular su estrategia. Un artículo publicado por la consultora PWC plantea cuatro dimensiones del rol de estos altos ejecutivos y su relación con las políticas de sustentabilidad:

  • Visionario estratégico: el CFO comprende y guía la relación entre personas, ecosistemas y rentabilidad para identificar los riesgos y las oportunidades de la sustentabilidad y así integrarlos a una estrategia de largo plazo.
  • Colaborador inclusivo: el CFO sabe construir una red entre unidades de negocio, proveedores, vendedores y otras partes interesadas para mantener un compromiso con la sustentabilidad.
  • Catalizador de la transformación: el director financiero alinea la estrategia de negocios, la compañía en general y su cultura gracias a una agenda sustentable común.
  • Comunicador firme: el director financiero tiene la información financiera y no financiera de la organización; por tanto, puede crear un programa de sustentabilidad creíble con información fidedigna.

Otro aspecto central es que los directores financieros tengan identificados a todos los actores relevantes de una empresa, más allá de los accionistas.

“Hoy en día, los CFO reconocen que no solo los accionistas exigen información financiera y no financiera relacionada con asuntos ESG; también las partes que tengan un impacto interno o externo en la organización”, asevera PWC.

Conclusión

Los problemas medioambientales y sociales requieren un fuerte compromiso de las empresas en el diseño de políticas ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Para ello se necesita que los directores desarrollen la capacidad para adaptarse rápidamente a las nuevas tendencias; entre ellas, la promoción de la transición energética.

En este sentido, los contratos de abastecimiento de energías renovables son una herramienta estratégica de los CFO para alcanzar objetivos ambientales, como la reducción de las emisiones de CO2.

Los acuerdos de compraventa de energía limpia no solo contribuyen a que las empresas alcancen sus metas ESG (lo que les dará mayor acceso a instrumentos financieros y, en muchos casos, a ganar reputación entre los consumidores). También suponen un ahorro económico y duradero, por tratarse de acuerdos estables, a largo plazo y con precios competitivos.

 En alianza con Castleberry Media, tenemos el compromiso de cuidar nuestro planeta; por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.  Lo compensamos x3  mediante la compra de certificados de Carbono para la siembra de árboles para evitar la deforestación y compensar la emisión de CO₂

La transición energética ha llegado a las empresas más allá de los grandes consumidores de energía en Brasil, ampliando las diversas opciones de adquisición de electricidad renovable para abastecer las operaciones de empresas de diferentes tamaños y consumo de energía.

Los contratos de energía renovable en Brasil deben recibir el impulso de un segmento del mercado que incluye desde empresas de gestión de hospitales hasta cadenas de supermercados, centros de datos, compañías telefónicas, construcción, comercio, centros comerciales, industrias manufactureras, de alimentos y bebidas, entre muchas otras que mueven la economía brasileña.

Las razones son múltiples: ahorro en los costos energéticos, flexibilidad y previsibilidad en los acuerdos y, por supuesto, competitividad en un mercado global y clientes cada vez más exigentes con la sostenibilidad y la huella de gases de efecto invernadero (GHG) de sus cadenas de valor.

“No será solo un factor de competitividad, sino un factor de supervivencia y permanencia en el mercado en el que se encuentran estas empresas. Hoy en día, varios países, o incluso bloques de países como la Unión Europea, están demandando cada vez más requisitos a los proveedores y los productos que importan. Tener la garantía de que se está comprando energía renovable directamente del generador ofrece mucha seguridad”, explica Lucas Salgado, Director de Estrategia y Planificación Comercial de Atlas Renewable Energy.

Con casi 4,5 gigavatios (GW) instalados y en funcionamiento en Brasil, Atlas Renewable Energy tiene una amplia experiencia al servicio de clientes que dependen considerablemente de la electricidad puesto que su consumo eléctrico representa alrededor del 45% de los costos operativos.

Salgado afirma que esta experiencia ha ayudado a la empresa a desarrollar opciones de contratación de energía renovable para el segmento de consumo medio, donde la demanda de energía es menor, pero sigue siendo un gasto importante para el empresario.

Para cada negocio, una solución

El trabajo realizado entre Atlas Renewable Energy y sus clientes toma en consideración las mejores prácticas del mercado y las adapta a la realidad de la empresa y su segmento.

“A veces es el plazo del contrato, que en lugar de ser de 20 años, será de 7 a 15 años. En vez de ser una curva de consumo plana, será una curva ajustada al consumo del cliente, lo que dará una flexibilidad operativa adicional. A veces, un cliente tiene operaciones en distintos submercados, en los que cada punto de consumo tiene un perfil y un volumen diferentes, y logramos atender cada carga de la mejor manera posible, mitigando cualquier exposición al mercado”, explica Salgado. 

A continuación, resumimos todo lo que necesita saber para tomar una decisión informada sobre la compra de energía renovable para su empresa.

  • ¿Quién es el mercado medio de la energía en Brasil?
  • ¿Por qué contratar energía renovable?
  • ¿Cuáles son las modalidades de contratación?
  • ¿Cómo elegir la mejor opción?
  • ¿Puedo emitir créditos de carbono?
  • ¿Qué debo tener en cuenta al elegir un proveedor de energía?
  • Quiero contratar energía renovable. ¿Cuál es el primer paso?

¿Qué es el mercado medio?

Cuando hablamos de empresas de consumo energético intermedio, nos referimos a grandes empresas que consumen entre 1 y 20 MW/promedio y cuyos gastos mensuales de electricidad fluctúan entre 100.000 y 150.000 reales. 

Se trata de organizaciones que, aunque no figuran entre los 50 mayores consumidores de energía, tienen una factura energética importante, que representa más del 40% de sus costos de funcionamiento; por eso buscan la eficiencia y la descarbonización.

 ¿Por qué contratar energías renovables?

Una de las razones es económica. “Hoy en día, tener un acuerdo de compra de energía a largo plazo (PPA) se ha convertido en una opción económicamente viable para empresas de diferentes tamaños. Incluso para las que están migrando al mercado libre”, afirma el Director Comercial de Atlas.

Según Salgado, con la firma de un PPA es posible obtener un descuento del 50% sobre el costo de la tarifa energética en el modelo de autoproducción, además del ahorro que proporcionan las fuentes solar y eólica.

Por otra parte, la contratación de energía renovable garantiza la estabilidad y previsibilidad de los costos, refuerza la competitividad internacional de las empresas y contribuye a la descarbonización, que son factores de supervivencia en un mercado cada vez más alineado con los objetivos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).

“Estas empresas son capaces de reducir sus emisiones de carbono y cumplir sus objetivos internos y sectoriales. En el caso de Atlas, normalmente comercializamos la energía de los nuevos parques que estamos construyendo, por lo que nuestros clientes pueden demostrar que están aportando adicionalidad a través de certificaciones como créditos de carbono y REC (sigla en inglés para certificado de energía renovable)”, destaca el ejecutivo. 

¿Cuáles son las formas de contratación?

PPA (Power Purchase Agreement): es un contrato de compra de energía a largo plazo que proporciona estabilidad y reducción de gastos. En él se definen plazos, volumen y algunos criterios comerciales, como flexibilidad de curva. Es decir, las flexibilidades operativas pueden generarse de manera estacional, dependiendo de la demanda y la individualidad de la operación de la empresa interesada.

Autoproducción por equiparación: también es un PPA, con la diferencia de que el cliente se convierte en socio del proyecto, obteniendo beneficios financieros y de costos. Además de ser un consumidor de energía, también se convierte en inversor. Los ahorros de costos con cargos sectoriales pueden alcanzar hasta el 90%, lo que representa hasta el 30% del costo de la energía.

Autoproducción por consorcio y arrendamiento: las empresas se unen para arrendar una planta de generación renovable, compartiendo costos y beneficios. Es una especie de club de energía, en el que se paga mensualmente y equivale al costo de la energía que recibirá el cliente.

¿Y los atributos medioambientales que ofrece Atlas?

Los proyectos de Atlas, al cumplir con los requisitos de adicionalidad, tener proyectos de impacto social y ambiental vinculados a su construcción y operación, y ser energía renovable, son elegibles para la comercialización de productos de compensación de emisiones como:

Certificados de Energía Renovable (REC): es un modelo que se ha hecho muy conocido en Brasil y tiene una gran demanda. Cada MWh de energía renovable genera un REC, y con ello, la empresa logra compensar su consumo en sus inventarios.

Créditos de carbono: Los proyectos de Atlas pueden ser certificados a partir de metodologías internacionales como la del Global Carbon Council (GCC) para que puedan generar créditos de carbono en el mercado voluntario.

¿Cómo elegir la mejor opción?

La elección entre estas opciones depende de las necesidades específicas de cada empresa. 

Un PPA ofrece estabilidad, mientras que la autoproducción es ideal para aquellos que buscan ahorros adicionales mediante la reducción de costos, ya sea a través de la participación en proyectos o consorcios. El consorcio es ventajoso para clientes con diversos puntos de consumo y que no desean tener una participación accionaria en el proyecto. Productos como los REC y los créditos de carbono son ideales para la compensación de emisiones.

Por eso, Atlas trabaja con el cliente para encontrar el modelo que aporte más ahorro y seguridad en relación con los costos energéticos y en función de las necesidades operativas y estratégicas de la empresa.

“La equiparación funciona bien para aquellos clientes que tienen un consumo individual superior a 3 MW. Por debajo de los 3 MW, el arrendamiento tiene más sentido porque, además de la autoproducción, el cliente puede tener  otros beneficios. Redes de comercio minorista, por ejemplo, pueden tener una reducción de los costos con cargos, con distribución y otras optimizaciones de costo. Es decir, también ofrece una ventaja de optimización de los gastos, además de la reducción de emisiones y una mayor previsibilidad de costos”, explica Salgado. 

¿Puedo emitir créditos de carbono?

Sí. Además de tener un PPA de energía renovable, el cliente dispone de certificados de mercado que se utilizan para demostrar que está reduciendo las emisiones de Alcance 2 (consumo de energía) en su inventario.

Los REC pueden ser utilizados en los inventarios con la metodología del Protocolo GHG y pueden ser adquiridos por el resto de la cadena de valor. 

En el caso de Atlas, los REC tienen una certificación adicional: son los REC Brasil, que demuestran que los proyectos que generan electricidad limpia están vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

En cuanto al mercado voluntario de carbono, Atlas certifica los proyectos a partir de metodologías internacionales como la del Global Carbon Council (GCC) para que puedan generar créditos.

“Con este crédito de carbono, la empresa logra compensar sus emisiones de todos los alcances 1, 2 y 3″, dice Salgado

¿Qué debo tener en cuenta al elegir un proveedor de energía?

Protéjase de los riesgos: ya sea de mercado o de crédito. Un consejo de Lucas Salgado es comprobar que el generador tiene los activos físicos para entregar la energía contratada y cuáles son las garantías de suministro

Conozca a su contraparte: busque empresas con trayectoria en el mercado de generación y capacidad financiera para cumplir sus compromisos. Estudie los balances e investigue a fondo quién es el proveedor y cómo logra ofrecer ese precio.

Busque opiniones especializadas: varios gestores energéticos independientes trabajan muy estrechamente con el cliente y a su favor, y pueden brindar apoyo durante el proceso de contratación.

Quiero hacer un contrato de energía renovable. ¿Cuál es el primer paso?

Para iniciar este proceso, el primer paso es ponerse en contacto con especialistas, como Atlas, que ofrecen apoyo desde el análisis de viabilidad hasta la elaboración del contrato. Para facilitar este contacto existen canales de comunicación como el sitio web atlasrenewableenergy.com, el correo electrónico comercial@atlasren.com y las redes sociales.

 Lucas Salgado nos extiende una invitación: “Las puertas de Atlas están abiertas para recibir y conversar con todos los interesados en participar en la transición energética hacia un mundo más sostenible”. 

En colaboración con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta, por lo que ese contenido es responsable con el medio ambiente.

El Acuerdo de Dubái propone triplicar la instalación de energías renovables hasta 2030. Las empresas serán claves en el cumplimiento de las metas de descarbonización con acuerdos de compra de energía (PPA) limpia y a precios competitivos.

En la última Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28), celebrada del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, 198 países suscribieron el Acuerdo de Dubái. En el documento final, por primera vez, quedó detallado el rol de los combustibles fósiles: se estableció el “principio del fin” de la era de estas fuentes de energías contaminantes.

Durante la conferencia se acordó triplicar la capacidad mundial de las energías renovables a 11 teravatios y duplicar (de 2 a 4%) la tasa media anual de mejora de la eficiencia energética hasta 2030; además, también se acordó acelerar la disminución del uso del carbón para producir energía, reemplazarlo por tecnologías de emisiones cero y bajas, y apresurar la descarbonización mediante la rápida adopción de vehículos con cero o bajas emisiones.

El acuerdo también compromete a los países firmantes a eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles que no aborden la pobreza energética ni las transiciones justas, y a acelerar las acciones en esta década para lograr cero emisiones netas en 2050.

Sin embargo, no se llegó a un acuerdo específico sobre la reducción del uso del petróleo, el gas o el carbón, lo que crea dudas sobre la efectividad de los compromisos, que deben respaldar la meta establecida en el Acuerdo de París, cuyo mandato es limitar el calentamiento global a 1,5ºC para fin de siglo.

El Pacto Mundial de la ONU calcula que para alcanzar ese objetivo se deberían reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en un 43% hasta 2030 y en un 60% hasta 2035 en relación con las emisiones de 2019, y alcanzar las cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050.

No obstante, la organización estadounidense sin fines de lucro World Wildlife Fund, Inc. (WWF) advirtió que de acuerdo con las últimas contribuciones determinadas a escala nacional (NDC, por sus siglas en inglés) presentadas por los países se prevé una reducción de solo el 14% para el 2030, tres veces menor a lo necesario. Estos datos revelan el desafío que implica el ritmo de descarbonización propuesto.

Más aún, la OPEP prevé que haya un aumento del consumo del petróleo para los próximos años. Calcula que en 2024 el mundo consumirá un 2,2% más que en 2023, es decir, una media de 104,4 millones de barriles al día, frente a los 102,1 del año 2023.

Para Estados Unidos, los analistas de la OPEP prevén una tasa de crecimiento del consumo de petróleo del 1% en 2024 y del 1,5% en 2025, mientras que para la zona euro calculan que aumentará alrededor de un 0,5% y un 1,2 %, respectivamente.

China, uno de los mayores consumidores de petróleo del mundo, que requiere entre 15 millones y 16 millones de barriles de crudo diarios, actualmente no solo produce petróleo en cantidades récord: también lo importa a un ritmo sin precedentes, lo que revela una clara estrategia de acumulación de reservas para los próximos años.

La necesidad de financiamiento

Una de las principales discusiones de la COP 28 giró en torno al financiamiento para impulsar la lucha frente al cambio climático.

En este sentido, el Fondo Verde para el Clima (GCF, en inglés) recibió un nuevo impulso: seis países prometieron colaborar en su financiación, por lo que las promesas de financiamiento ascienden a la cifra récord de 12.800 millones de dólares procedentes de 31 países; también se esperan nuevas contribuciones. 

Además, ocho gobiernos anunciaron donaciones por 174 millones de dólares para el Fondo para los Países Menos Adelantados y el Fondo Especial para el Cambio Climático; también se prometieron nuevas contribuciones al Fondo de Adaptación por casi 188 millones de dólares.

Sin embargo, desde ONU Cambio Climático advierten que aún se está lejos de los billones de dólares que se necesitan para apoyar a los países en desarrollo en la transición hacia las energías limpias. Para conseguir esta financiación, el Pacto Mundial subraya la importancia de reformar la arquitectura financiera multilateral y de acelerar la creación de fuentes de financiación nuevas e innovadoras.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su estudio titulado “Economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2023: Necesidades de financiamiento y herramientas de política para la transición hacia economías bajas en carbono y resilientes al clima”, indica que para cumplir con los compromisos de acción climática se requiere una inversión de entre el 3,7% y el 4,9% del PIB regional por año hasta 2030. A modo de comparación, en 2020 el financiamiento climático en América Latina y el Caribe fue de solo 0,5% del PIB regional. Por lo tanto, cerrar la brecha del financiamiento climático requiere aumentar la movilización de recursos nacionales e internacionales entre siete y diez veces.

El aporte del sector privado a la transición energética

Darle apoyo financiero al sector privado podría ser una opción para impulsar la descarbonización. El objetivo es que las empresas generadoras de energía limpia avancen con sus proyectos y ofrezcan suministro eléctrico renovable a precios competitivos. Para ello se pueden emplear instrumentos como el Fondo Verde para el Clima, las líneas de créditos verdes de entidades bancarias o la emisión de bonos verdes.

En este sentido, en 2021 Atlas Renewable Energy obtuvo 253 millones de dólares en formato de bono verde, lo que le permitió desarrollar su proyecto  ‘Financiamiento Ananuca’, que refinanció la Planta Solar Javiera (69,5 MW) e impulsó la construcción del Proyecto Solar Sol del Desierto (230 MW), ambos en Chile. La planta Javiera proporciona energía limpia para el 15% de las necesidades de energía de Minera Los Pelambres, una de las minas de Antofagasta Minerals (AMSA), una de las empresas de cobre más grandes del mundo.

Otro caso emblemático es el de Albras, el mayor productor de aluminio primario en Brasil. En noviembre del año pasado, la empresa recibió el mayor financiamiento en dólares del BNDES para el mayor PPA solar en América Latina con Atlas Renewable Energy: a partir de 2025, y durante 21 años, el fabricante recibirá energía limpia y competitiva de la planta solar Vista Alegre de 902 MWp, lo que evitará la emisión de 2.4 millones de toneladas de CO₂. A modo de comparación, la energía contratada entre Atlas Renewable Energy y Albras es suficiente para abastecer a más de tres millones de personas. Este es el segundo PPA firmado entre Atlas Renewable Energy y Albras, el primero fue Boa Sorte

Ambos casos tienen que ver con una tendencia que crece año a año en el mundo. De acuerdo con BloombergNEF, en 2022 empresas privadas e instituciones públicas firmaron contratos de abastecimiento de energía (PPA) récords: 36,7 GWH, un 18% más que en 2021.

BloombergNEF destaca que desde 2008 167 organizaciones han celebrado acuerdos PPA en 36 mercados en todo el mundo por 148 GW de energía limpia, una cifra significativa que supera la capacidad total de generación de energía de Francia.

Entre las organizaciones que firmaron acuerdos de energía limpia en 2022, Amazon lidera la lista, con 10,9 GW de PPA firmados, seguida de Meta (2,6 GW), Google (1,6 GW) y Microsoft (1,3 GW), lo que ilustra la necesidad de las empresas tecnológicas por obtener energía limpia y competitiva para satisfacer su creciente demanda de electricidad.

En América, los contratos firmados aumentaron un 18%, hasta un récord de 24,1 GW, con aumentos tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica.

Por ende, promover mayores líneas de financiamiento para que las empresas emprendan rápidamente su camino hacia la descarbonización será clave para revertir el cambio climático. Junto a ello, es necesario que los países ofrezcan mejores incentivos y condiciones para las inversiones.

A contramano de ello, en 2022 los subsidios a los combustibles fósiles se dispararon hasta alcanzar un monto histórico de siete billones de dólares. Se calcula que la eliminación de los subsidios incrementaría los ingresos públicos en 4,4 billones de dólares, además de tornar menos competitivas a las energías contaminantes respecto a las limpias.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el sector energético mundial es responsable del 73% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, cuando las emisiones anuales de dióxido de carbono relacionadas con la energía deberán disminuir un 70 % para 2050. En este sentido, las energías renovables, la eficiencia energética y un aumento sustancial de la electrificación pueden aportar más del 90 % de la reducción necesaria de las emisiones contaminantes.

El desafío de las próximas cumbres

Los próximos dos años serán cruciales. En la COP29, que se realizará en Azerbaiyán, los gobiernos deben establecer un nuevo objetivo de financiación para la protección del clima que refleje la escala y la urgencia del desafío medioambiental. Y en la COP30, cuya sede será Brasil, deben llegar preparados con nuevas contribuciones determinadas a escala nacional (NDC).

“Debemos ponernos manos a la obra para aplicar plenamente el Acuerdo de París”, afirmó Simon Stiell, secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático. Stiell recordó que “a principios de 2025, los países deben presentar nuevas contribuciones determinadas a escala nacional. Todos y cada uno de los compromisos sobre financiación, adaptación y mitigación deben ponernos en línea con un mundo de 1,5 grados”.

Conclusión

La COP28 ha fijado objetivos resumidos por sus protagonistas como “el principio del fin” de la era de los combustibles fósiles, que implica, entre otras medidas, triplicar la capacidad de generar energías renovables. Pero para que la transición energética se desarrolle de acuerdo con los plazos que exigen las metas medioambientales, será fundamental aumentar con vigor el financiamiento mundial de las energías limpias. 

Con ese financiamiento, las empresas podrán acceder a créditos a largo plazo y bajas tasas que les permitirán desarrollar proyectos de generación de energías renovables. Esto animará a más compañías consumidoras de energía a celebrar acuerdos de abastecimiento (PPA) a precios competitivos.

El compromiso de las empresas públicas y privadas con la descarbonización es una tendencia que crece año a año, pero la aceleración de la descarbonización dependerá de los incentivos, las normas y las condiciones que establezcan los gobiernos.

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