Con apenas el 1% de la inversión global en energía limpia proveniente del sector de petróleo y gas (O&G, por sus siglas en inglés) los Acuerdos de Compra de Energía (PPA) renovable presentan una oportunidad transformadora para que el sector O&G amplíe significativamente su papel en la transición energética. América Latina se posiciona como un nexo de potencial sin explotar.

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), los productores de petróleo y gas contribuyen con un escaso 1% a la inversión global en energía limpia, con más del 60% de estos recursos provenientes de solo cuatro entidades entre miles de productores en todo el mundo.

Esta estadística subraya que, a pesar de ser central en el discurso climático, la industria del petróleo y gas sigue siendo una fuerza marginal en la transición energética global.

Para acelerar la integración de energías renovables en sus operaciones, la industria debe diversificar su cartera —un cambio de paradigma que ya está emergiendo entre los líderes del sector. En los últimos años, hemos sido testigos de cómo algunos conglomerados petroleros han evolucionado hacia “empresas energéticas” integrales, que combinan su experiencia en gestión de proyectos y operaciones.

McKinsey postula que estas empresas necesitarán explorar alianzas estratégicas para optimizar la eficiencia y facilitar esta transición energética, a fin de posicionarse para satisfacer la creciente demanda de productos descarbonizados.

Este panorama, aunque desafiante, está repleto de oportunidades, como señala Fábio Bortoluzo, Country Manager para Brasil de Atlas Renewable Energy.

“El desafío primordial para las compañías petroleras es ejecutar esta transición energética de manera rentable y a la vez contribuir a la mitigación del cambio climático,” indica Bortoluzo.

“Existe una creciente presión social para reducir el uso de combustibles fósiles y migrar hacia combustibles alternativos con menor impacto climático. Simultáneamente, una porción significativa de la economía global depende de los combustibles fósiles—ya sea para el transporte, el consumo energético o los procesos industriales. Por lo tanto, la preocupación por la transición energética está inextricablemente vinculada a consideraciones económicas,” enfatiza.

Esta cuestión adquiere mayor relevancia en las economías emergentes que, a pesar de haber contribuido históricamente menos a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), ahora enfrentan el desafío de equilibrar el crecimiento económico sostenido, asegurar el acceso público a bienes de consumo, y evitar las presiones inflacionarias que surgen de los elevados costos de la descarbonización.

América Latina, particularmente Brasil, tiene una posición privilegiada para ofrecer soluciones económicamente viables al sector de petróleo y gas que pueden atenuar el impacto climático.

El ejecutivo de Atlas Renewable Energy destaca como ejemplos de ello la capacidad eólica y solar de la región.

“Brasil, con una matriz energética que ya se acerca al 90% de renovables, ha experimentado un crecimiento sustancial en los sectores solar y eólico. Chile, una potencia solar, también ostenta un significativo potencial eólico en sus regiones sureñas. Colombia, México, América Central y América Latina poseen, en general,  grandes recursos renovables,” agrega.

“Sin embargo, los recursos abundantes por sí solos son insuficientes; es necesario tener buenos proyectos, y es ahí donde una asociación con Atlas Renewable Energy demuestra su valor diferenciador,” asevera Bortoluzo.

“Contamos con un equipo de desarrollo altamente calificado con amplia experiencia regional, así como la competencia técnica para garantizar un suministro confiable. No se trata simplemente de tener una generación eficiente y un proyecto sólido; debemos garantizar que esta energía llegue a los centros de consumo con una calidad óptima.”

Además, el equipo de Atlas Renewable Energy sobresale en la adaptación de los contratos de suministro energético a las necesidades del cliente —desde perfiles de consumo hasta cobertura regional, incluyendo consideraciones contables y financieras.”Ofrecemos todo lo que requiere el cliente para tener la mejor solución en cada caso, su perfil de consumo, balance general y realidad,” afirma Bortoluzo.

La evolución de la demanda remodela las estrategias de adquisición energética

La Agencia Internacional de Energía (AIE) enfatiza que, aunque no existe un modelo universal para la transformación, un elemento crucial debe estar omnipresente en todas las estrategias de transición de las compañías petroleras: la mitigación de emisiones en sus propias operaciones (Alcance 1 y 2). La agencia estima que la producción, transporte y procesamiento de petróleo y gas representan cerca del 15% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con la energía —equivalente a las emisiones de GEI de todo el sector energético de EE.UU.

Para alinearse con el objetivo  de limitar el calentamiento global a 1,5°C para 2100, estas emisiones deben reducirse en más del 60% para 2030 en relación con los niveles actuales. Además, según las proyecciones de la AIE, la intensidad de emisiones de las operaciones globales de petróleo y gas debe aproximarse a cero neto para principios de la década de 2040.

Esta ambiciosa empresa requiere una estrategia de inversión multifacética que abarque mejoras en eficiencia, expansión de capacidad renovable, electrificación de plataformas y desarrollo de productos innovadores.

Atlas Renewable Energy ha estado monitoreando meticulosamente esos acontecimientos , con el objetivo de colaborar con las iniciativas del sector.

“Las compañías energéticas tienen varias vías para la optimización”, expresa Fábio Bortoluzo. “Pueden sustituir ciertos insumos, como petróleo y gas, por electricidad u optimizar su consumo eléctrico actual. También hay tanto un desafío como una oportunidad en la electrificación de sus cadenas de suministro. Además, podemos asistir a las petroleras que se aventuran en el mercado de combustibles renovables para que aceleren la viabilidad económica y financiera de este proceso”, agrega.

Aprovechando el potencial de los PPA renovables

Los Acuerdos de Compra de Energía (PPA) ofrecen a largo plazo una alternativa convincente para promover la sustitución de combustibles fósiles por renovables de manera competitiva. Estos acuerdos presentan precios prenegociados, asegurando previsibilidad para las compañías petroleras y de gas.

En Brasil, las empresas petroleras tienen a su disposición una gama diversa de opciones de PPA.

Por ejemplo, el modelo clásico de PPA implica que el cliente compra energía basada en un perfil específico, mientras Atlas Renewable Energy asume la responsabilidad de generación, inyección a la red y gestión de contratos energéticos auxiliares para alinearse con el perfil de consumo del cliente.

También hay un creciente interés en los acuerdos de autoproducción, donde el cliente se convierte en parte interesada del parque fotovoltaico. Como coinversor, el cliente asume riesgos parciales en el proyecto, pero en última instancia deja de pagar ciertos cargos del sistema eléctrico exigidos por las regulaciones brasileñas, confiriendo una ventaja competitiva a los grandes consumidores.

Una tercera opción es el acuerdo de energía “propietaria”: el cliente adquiere el parque fotovoltaico al finalizar la construcción y compra energía a costo. En este modelo, Atlas Renewable Energy gerencia todo el desarrollo y construcción del proyecto.

“Esta opción intensiva en capital podría ser particularmente atractiva para las petroleras, dada su destreza en gestión de grandes sumas de capital y su experiencia y conocimiento de las transacciones de adquisición de activos”, explica Bortoluzo. “Por otra parte, estas empresas se beneficiarían significativamente al asociarse con una entidad versada en la gestión tanto del activo físico como de la cartera energética, mitigando así riesgos que están fuera de las competencias comunes de las petroleras”.

 Un horizonte de oportunidades

Factores como la electrificación, la mejora de la eficiencia, las soluciones de almacenamiento energético, la tecnología del hidrógeno y el desarrollo de combustibles innovadores representan un abanico multifacético de vías. En conjunto, estos caminos ofrecen toda una gama de oportunidades para que los conglomerados petroleros en Brasil y América Latina respondan a los imperativos globales de reducción de emisiones.

La pregunta crucial que surge es la velocidad con la que estos grupos se movilizarán para penetrar en el mercado de la energía limpia.

Desde la perspectiva del Country Manager de Atlas Renewable Energy en Brasil, la clave del éxito reside en la colaboración y la búsqueda de socios que demuestren un compromiso genuino e inquebrantable con la calidad de los proyectos.

“La especialización es primordial”, afirma. “El socio de energía renovable debe perfeccionar incesantemente su capacidad técnica en el desarrollo, construcción y operación de proyectos de alto calibre, mientras afina simultáneamente su pericia en la gestión de carteras y la creación de productos a medida. Este enfoque estratégico permite al socio petrolero canalizar su inteligencia de ingeniería hacia la mejora de los procesos de descarbonización y el desarrollo de nuevos combustibles. Esto representa el futuro de esas asociaciones”, concluye.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más

En un entorno volátil, las empresas visionarias adoptan energías renovables y PPAs para asegurar costos estables y competitivos, garantizando una ventaja sostenible frente a la incertidumbre global..

Actualmente, los costos operativos (OPEX) de las compañías están siendo afectados por factores externos, como pueden ser catástrofes climáticas, tensiones bélicas, incremento en costos logísticos internacionales.

Las empresas que operan en países fuertemente dependientes de la energía hidráulica, por ejemplo, se ven en serios problemas cuando se desatan fenómenos de sequías, tal como ocurrió en septiembre del 2021 en Brasil, que atravesó la peor falta de lluvias de sus últimos 90 años, con costos de la electricidad un 52% más caros, o más recientemente en Colombia, cuando en abril del 2024 El Niño elevó el precio promedio de la bolsa de energía a 988,59 pesos por kWh, casi cuatro veces más respecto al 2023, cuando el valor se ubicó en los 231,53 pesos por kWh.

A diferencia de este tipo de eventos climáticos, las tensiones bélicas generan impactos globales. El conflicto militar en Europa del Este desatado a inicios de 2022, por ejemplo, provocó cuellos de botella y retrasos en el transporte de mercancías y generó un aumento de la inflación ya que Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas y metales y, junto con Ucrania, de trigo y maíz. En aquel momento, se dispararon los costos del precio del barril llegando a superar los USD 100, teniendo su correlato en fuertes aumentos de precios de la energía eléctrica, lo que afectó a todo el continente en general y al costo operativo de las empresas, en particular.

Desde principios de este año, la escalada de tensión en Medio Oriente está produciendo un alza en los precios del petróleo. El 7 de agosto de 2024, los futuros del crudo West Texas Intermediate en Estados Unidos (WTI) escalaron 3,1% a USD 75,47 el barril, mientras que el Brent subió 0,6% a USD 78,53 dólares el barril. De acuerdo a un análisis del Banco Mundial, si aumentara aún más el conflicto bélico en la región los valores podrían duplicarse, con lo que el barril pasaría a costar entre USD 140 y USD 157, ya que el suministro mundial de petróleo se reduciría entre 6 y 8 millones de barriles diarios. 

Esta situación está generando preocupación entre las empresas por una nueva disparada de precios con impactos en sus costos operativos, pero las compañías podrían adoptar una alternativa para protegerse que ya muchas tomaron en 2022: firmar acuerdos de suministro de energía renovable (PPA, en inglés) a largo plazo. 

Un reporte de BloombergNef dio cuenta de que en ese año hubo un aumento del 18% en la firma de contratos a nivel mundial, respecto al 2021, estableciéndose un récord: 36,7 GW, de los cuales 24,1 GW se acordaron en toda América, con repuntes tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica. 

Las ventajas que un PPA brinda a los compradores radican en fijar una tarifa durante un período prolongado por un volumen de energía limpia, ofreciendo mayor previsibilidad de los costos asociados y otorgando un mayor control sobre sus hábitos de consumo. Por lo tanto, los PPA se presentan como una solución al problema de fluctuación de precios en los mercados de energía.

Además, los precios de los contratos PPA pueden ser más competitivos que el valor medio del mercado diario de energía eléctrica. A modo de ejemplo, la consultora Pexapark indicó que en julio del 2024 los precios de los contratos PPA firmados en Europa promediaron los 50,1 euros por MWh, mientras que el valor medio de la bolsa de energía eléctrica de España, según OMIE, el operador que gestiona el precio de la energía en ese país, fue de 57,1 euros por MWh para ese mes.

Modernizar consumos y adaptarse a compromisos ambientales

Por otra parte, y en esta misma línea, las empresas se están enfocando en modernizar sus consumos de energía a través de la electrificación de sus procesos operativos. Es decir, reemplazar infraestructura que funciona con combustibles fósiles por otras eléctricas, las cuales pueden ser alimentadas a través de contratos PPA, gestionando de otro modo la demanda, reduciendo y estabilizando costos.

Por tanto, electrificar las operaciones permite reducir gastos, inclusive de mantenimiento, ya que los equipos eléctricos tienden a ser más eficientes que los convencionales, indica un reporte de PWC. Un ejemplo de ello es que las bombas de calor eléctricas son entre tres y cinco veces más eficientes que las calderas de gas natural, y los vehículos completamente eléctricos son 4,4 veces más eficientes que los de gasolina.

Además, este aumento del consumo de energías renovables que se logra electrificando la demanda permite disminuir la generación de emisiones de CO2, lo cual contribuye a la reducción de costos operativos de las empresas que operan en países de América Latina, ya que algunos de ellos han implementado impuestos sobre el carbono como parte de sus esfuerzos por mitigar el cambio climático como Chile, que introdujo un impuesto al carbono en 2017, fijado inicialmente en 5 USD por tonelada métrica de CO2; Colombia, que desde 2016 aplica un impuesto de aproximadamente 5 USD por tonelada métrica de CO2 sobre las emisiones derivadas de combustibles fósiles, pero las empresas pueden evitar el pago comprando compensaciones de carbono de proyectos nacionales; y México, que implementó un impuesto al carbono en 2013, que grava las emisiones de CO2 que superan un límite establecido, con un tope del 3% del valor del recurso. Además, el país está desarrollando un sistema de comercio de emisiones (ETS) que entró en su fase piloto en 2019.

Por su parte, Brasil cuenta con un mercado voluntario para transacciones de créditos de carbono, donde los créditos son comercializados por empresas que tienen metas corporativas de reducción voluntaria de emisiones, mientras que Argentina está implementando un esquema similar.

Por lo tanto, se torna evidente que el consumo de energías renovables favorece de múltiples formas a las empresas consumidoras, tanto a nivel reputacional, como para reducir y estabilizar costos de la energía y disminuir el pago de impuestos.

Cabe destacar que la reducción de emisiones de CO2 es de alta relevancia a nivel mundial, debido a que la aceleración del cambio climático avanza sin precedentes y expertos advierten que el calentamiento ya se encuentra justo al borde del aumento de 1,5 ºC desde la era preindustrial, temperatura fijada como máxima en el Acuerdo de París

Es por esto que la mayoría de los Estados de América Latina y el Caribe asumieron, en la última cumbre climática (COP 28), la responsabilidad de reducir emisiones, entre un 24% y un 29% para 2030, dependiendo de cada país. Un informe concluye que la mayoría debería eliminar los combustibles fósiles en la próxima década para poder cumplir con las metas ambientales.

Otra de las pautas que fijó la COP 28 fue la adopción de un enfoque holístico en el combate al cambio climático, que también involucra a las empresas activamente en la descarbonización, a través de prácticas que sean sustentables, desarrollando políticas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). 

Por consiguiente, una de las opciones más efectivas es la incorporación de fuentes de energías renovables a través de contratos PPA, ya que proporcionan una ventaja competitiva dentro del mercado, no solo por una cuestión reputacional, sino también para estabilizar costos y reducir gastos en actividades de cumplimiento y mercados voluntarios de carbono.

Uso de baterías como fuente de eficiencia y estabilidad 

Además de brindar ahorros significativos en los costos y certeza sobre los mismos, los PPA también traen aparejados otro beneficio que no es menor: la estabilidad de suministro. Esto se logra gracias a los sistemas de almacenamiento de energía a través de baterías (BESS) que las empresas generadoras están aplicando sobre activos de energías renovables existentes, hibridándolos, o bien haciéndolos funcionar como sistemas aislados que interactúan con la red (stand alone). 

Este tipo de inversiones es crucial para manejar la variabilidad de la energía renovable y para que las generadoras puedan garantizar un abastecimiento energético continuo y confiable a sus clientes.

Los sistemas BESS se consideran una de las soluciones clave para hacer frente a ciertos retos relacionados con la optimización del consumo y reducción de desperdicios. Estas soluciones permiten almacenar el exceso de energía producido durante períodos de baja demanda y lo liberan durante los momentos de alta demanda, reduciendo así la volatilidad de los costos y mejorando la confiabilidad de la red eléctrica. 

Por ejemplo, Atlas Renewables Energy proveerá de energía limpia, estable y constante (24/7) a la minera estatal Codelco y a la distribuidora de combustibles Copec a través de su proyecto BESS del Desierto, de 200MW/880MWh.

La flexibilidad que ofrecen los sistemas BESS los convertirá en una parte integral de aplicaciones como la reducción de picos de demanda, la optimización del autoconsumo y la energía de respaldo en caso de cortes de suministro. 

La implementación de un sistema de almacenamiento de baterías es necesaria para lograr suministros de energía flexibles y resistentes y es un elemento esencial para la generación de energía renovable, ya que contribuye de manera constante a las necesidades energéticas del mundo.  

Conclusión

La volatilidad de los precios de la energía que pueden ocasionar factores externos, como catástrofes naturales o conflictos bélicos, generan fuertes impactos sobre los costos operativos de las empresas, por lo que se torna fundamental acudir a contratos de abastecimiento con energías renovables (PPA) para estabilizar costos a valores competitivos a un largo plazo.

Este mecanismo permite a las compañías cubrirse ante fuertes aumentos en los precios de la energía e, inclusive, animarlas a electrificar parte de sus consumos reemplazando infraestructura que utilice combustibles fósiles, de modo que puedan gestionar mejor su demanda y reducir aún más la emisión de CO2. Esta contribución es de suma importancia no solo a nivel reputacional de las compañías, ya que el debate contra el cambio climático ha calado en toda la sociedad, sino como estrategia para reducir el pago de impuestos como el del carbono, que ya ha sido implementado por Chile, Colombia, México y Brasil, y cuyos pasos continúa Argentina.

Por otra parte, las empresas comienzan a contar con la opción de contratos PPA abastecidos con energías renovables y respaldados con baterías, que brindan un suministro constante a precios fijos, una respuesta ideal para las empresas electrointensivas que necesitan energía los siete días de la semana, las 24 horas del día.

En conclusión, los PPA son una solución efectiva para cumplir con objetivos de sostenibilidad y reducir la huella de carbono y se convierten en la mejor alternativa para lograr el cambio sostenible que las compañías están asumiendo como compromiso. Estos contratos colaboran con la previsibilidad, la estabilidad de precios y garantizan el suministro energético de manera constante, condiciones clave para fortalecer el desarrollo y crecimiento de cualquier empresa.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más

Con el aumento de la demanda de datos, las telcos deben ser estratégicas en el consumo de energía. Las fuentes de energías renovables combinan lo mejor de ambos mundos: reducción de la huella ambiental y de los costos operacionales.

El sector de las telecomunicaciones, reconocido por su considerable consumo energético debido a la operación continua de infraestructuras, enfrenta un desafío creciente con el aumento de la demanda de datos.

Una investigación de datos realizada realizado por la consultora Statista revela que el volumen de datos digitales generados o replicados a escala global ha crecido más de treinta veces en la última década, al pasar de dos zettabytes en 2010 a 64 zettabytes en el año anterior. Se proyecta que esta cifra superará los 180 zettabytes en 2025, lo que implica un crecimiento anual promedio cercano al 40% durante cinco años.

La proliferación del internet de las cosas (IoT), la implementación de redes 5G y la utilización intensiva de plataformas sociales son los catalizadores principales de esta expansión sin precedentes en el tráfico de datos.

Esta tendencia presagia una aceleración sin precedentes en el consumo energético, con potenciales repercusiones en las metas climáticas. A nivel mundial, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ya son responsables de entre el 3% y el 4% de las emisiones de CO2, duplicando las del sector aeronáutico, según informes del Boston Consulting Group (BCG). 

Adicionalmente, las proyecciones del BCG indican que la demanda de datos móviles experimentará un incremento del 60% en los próximos años, lo que podría elevar la responsabilidad de la industria a un récord del 14% de las emisiones globales de CO2 para 2040. Es importante destacar que el 90% de este volumen está directamente vinculado al consumo energético.

En este contexto, la implantación de las energías renovables emerge como una solución estratégica dual: por un lado, para mitigar el impacto ambiental, y por el otro, para optimizar la eficiencia operativa mediante la reducción de costos operacionales. Esta estrategia cobra especial relevancia en países como Brasil, que gozan de condiciones excepcionalmente favorables para la generación eólica y solar a precios competitivos. La tecnología 5G puede fungir como un aliado en este esfuerzo. El análisis del BCG subraya que la implementación de las redes 5G, en sinergia con fuentes de energía renovable, tiene el potencial de reducir la intensidad energética del sector hasta en un 70%, lo que se traduce en una disminución significativa de los costos operacionales.

Operadoras de telecomunicaciones brasileñas apuestan por las energías renovables

Según el Anuario Estadístico de Energía Eléctrica 2024 de la Empresa de Pesquisa Energética (EPE), el sector de telecomunicaciones se posiciona como el quinto mayor consumidor de energía eléctrica en la clase comercial en Brasil, con un consumo de 4.322 gigavatios-hora (GWh), lo que representa el 4,8% del segmento. 

No es por casualidad que las principales operadoras de telecomunicaciones en Brasil han hecho todos los esfuerzos para neutralizar  sus emisiones mediante diversas iniciativas estratégicas. Estas incluyen la generación distribuida con sistemas de almacenamiento de baterías, los acuerdos de compra de energía (PPA) y los certificados de energía renovable para suplantar los generadores diésel.

En Brasil, Telefónica ha establecido objetivos ambiciosos para reducir sus emisiones de alcance 1 y 2 (operaciones y consumo de energía) en un 90% para 2030, así como para lograr una reducción del 56% en toda su cadena de valor. La estrategia de acción climática de la empresa, que opera bajo la marca Vivo, abarca el despliegue de redes más eficientes energéticamente como la fibra y la 5G, una mayor adopción de fuentes de energía renovable y un esfuerzo concertado para minimizar la utilización de combustibles fósiles.

Claro, a través de su innovador programa Energía de Claro, ha realizado inversiones sustanciales en plantas de energía que utilizan fuentes renovables – incluyendo hidroeléctrica, solar, biogás y cogeneración – para descarbonizar su perfil de consumo. La operadora también ha participado estratégicamente en la compra de energía de parques eólicos en el mercado libre. El objetivo primordial es transitar hacia el uso exclusivo de fuentes de energía limpia para sus operaciones a gran escala.

TIM ha articulado una visión ambiciosa para convertirse en una empresa “con una huella cero de carbono” para 2040. La operadora ha identificado “la eficiencia energética y la utilización de fuentes de energía renovables, como la hidroeléctrica, solar, biogás y cogeneración, cuando sea económicamente viable” como una vía crítica para lograr este ambicioso objetivo. El Plan ESG 2024-2026 de la compañía reafirma las metas relacionadas: alcanzar el estatus de “carbono cero” (abarcando los alcances 1, 2 y 3) para 2040, lograr la “neutralidad de carbono” (alcances 1 y 2), y efectuar una reducción del 42% en las emisiones de alcance 3 para 2030, utilizando 2023 como año base.

Presentamos a continuación tres razones por las cuales la adopción estratégica de fuentes de energía renovable presenta varias ventajas para las empresas de telecomunicaciones:

  • Eficiencia operativa y reducción de costos

La implementación de la energía solar y eólica disminuye la dependencia de combustibles fósiles y los costos asociados, como las fluctuaciones en la cotización del crudo en el mercado internacional y la volatilidad cambiaria. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) destaca que el 86% de la capacidad de energías renovables contratada en 2022 presentó costos inferiores a la electricidad generada a partir de combustibles fósiles.

En el caso de Claro, la generación renovable satisface el 70% del consumo de la compañía en baja tensión, abasteciendo más de 25.000 unidades consumidoras y superando el 70% de las antenas de Claro.

Mediante contratos a largo plazo en el mercado libre, la transición hacia fuentes renovables también puede ofrecer a las empresas de telecomunicaciones una protección estratégica frente a la volatilidad de precios de la energía en el mercado regulado, donde las hidroeléctricas representan más del 50% de la oferta eléctrica. Las recientes crisis hídricas han evidenciado los riesgos inherentes a la dependencia de una fuente única, subrayando cómo la diversificación del portafolio energético puede generar ahorros sustanciales a largo plazo. Se recomienda consultar la guía de PPA de Atlas Renewable Energy

  • Reputación corporativa y demanda del consumidor

La sostenibilidad es un factor crítico en la toma de decisiones de los consumidores. Un informe prospectivo sobre la telefonía móvil, elaborado por la GSMA (Groupe Speciale Mobile Association), una asociación que representa a más de 750 operadores de telefonía móvil a nivel global, revela que el 73% de los consumidores consideran el impacto ambiental en sus decisiones de compra. En consecuencia, la adopción de energías renovables no solo optimiza la eficiencia operativa, sino que también fortalece la reputación corporativa, incrementando el atractivo de las compañías tanto para consumidores como para inversores.

  • Contribución a las metas climáticas

La utilización de energías renovables es imperativa para que el sector de telecomunicaciones alcance sus objetivos de sostenibilidad y contribuya a la reducción de las emisiones globales de CO2. Mediante iniciativas como la generación distribuida, la implementación de sistemas de almacenamiento energético, los acuerdos de compra de energía (PPA) y los certificados de energía renovable, las TIC pueden acelerar su transición hacia operaciones más ecológicas y sostenibles.

Visión estratégica de futuro

La integración de las energías renovables en las operaciones de las empresas de telecomunicaciones no solo responde a las presiones ambientales y económicas, sino que constituye una estrategia visionaria para el futuro. Las organizaciones que lideren esta transición energética se posicionan ventajosamente para afrontar los desafíos operativos y regulatorios emergentes, satisfaciendo simultáneamente las expectativas de los consumidores y contribuyendo a la sostenibilidad planetaria.

Este artículo fue creado en colaboración conCastleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

Cada vez más empresas optan por la firma de acuerdos de abastecimiento de energías renovables para asegurar precios estables, competitivos, a largo plazo y reducir su huella de carbono.

La energía, como insumo básico para el funcionamiento de todas las industrias —tanto de bienes como de servicios—, se contrata con distribuidoras o comercializadoras e, inclusive, se adquiere en el sistema eléctrico tradicional (denominado de distintas maneras, como spot, mercado diario, marginalista), que se caracteriza por la determinación de precios a través del costo de la última central en producir energía ese día.

Normalmente todas las empresas, en mayor o menor medida, están expuestas al sistema eléctrico, y tal exposición puede presentar riesgos importantes debido a su volatilidad. Si bien en estos momentos los precios en Latinoamérica y la península ibérica son moderados, debido a la estabilidad de los valores internacionales de los combustibles, años atrás la situación era muy distinta a raíz del aumento del precio internacional del gas debido al conflicto en Europa del Este.

Pero también existen contingencias locales que generan situaciones de crisis, traducidas en volatilidad del mercado diario, como eventualidades climáticas, operacionales e inclusive financieras.

Eventos meteorológicos extremos, como huracanes, olas de calor y sequías, que cada vez se desatan con mayor frecuencia debido al cambio climático, pueden interrumpir la producción de energía y dañar la infraestructura, lo que afecta directamente la oferta de recursos energéticos y provoca alzas en los precios debido a la escasez temporal de suministro. Un ejemplo de ello tuvo que ver con la sequía que desató El Niño en Colombia: en abril pasado, el precio promedio de la bolsa de energía fue de 988,59 pesos por kWh, mientras que en el 2023 el valor se ubicó en los 231,53 pesos por kWh, cuatro veces menos.

La aparición de fallos operacionales en los mercados marginalistas que pueden surgir por distintas razones, incluyendo problemas técnicos en las plantas de energía o interrupciones en la cadena de suministro,  puede llevar a variaciones significativas en la producción de energía, afectando la capacidad de satisfacer la demanda y, por ende, incrementando los precios.

La resiliencia de la cadena de suministro también se ve comprometida por el cambio climático, ya que los proveedores pueden estar ubicados en regiones vulnerables a desastres naturales, lo que afecta la disponibilidad de componentes esenciales para la generación de energía. Un ejemplo de ello ocurrió en 2021, en México. Una tormenta invernal en Texas provocó una reducción significativa en la importación de gas natural a México, lo que afectó la generación eléctrica en plantas que dependen de este combustible. Esto resultó en cortes de energía en varias regiones del país y un aumento drástico en los precios de la electricidad en el mercado marginalista debido a la escasez de suministro y la alta demanda de energía durante el evento. Según la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el precio del gas natural aumentó 5.000%, al pasar de US$3 por unidad de volumen a más de US$200.

 Mitigar riesgos para no perder competitividad

Por tanto, quedar expuesto a esta volatilidad en el precio de la energía puede generar un encarecimiento en el costo operativo de las empresas y, por ende, una pérdida de competitividad.

Para evitar esta situación, y mitigar riesgos, las compañías optan por firmar cada vez con mayor frecuencia acuerdos de abastecimiento de energías (PPA, en inglés) renovables, ya que garantizan precios estables, económicos, a largo plazo y reducen su huella de carbono.

Los números demuestran que no solo las empresas han profundizado su contratación de abastecimiento con energías limpias, sino que es una tendencia en crecimiento dentro de las industrias. De acuerdo a una encuesta realizada por KPMG a compañías españolas, en 2019 un 21% de las empresas contrataban entre un 81% y un 100% de su suministro con esta modalidad, mientras que en el 2022 ascendió tres puntos hasta alcanzar el 24%. Un reporte de Pexapark indica que en el continente se han firmado 16,2 GW en 2023 (40% de aumento interanual) y que España lidera el ranking, con 4,67 GW, mientras que Portugal ocupó la posición número 10, con 0,42GW.

Este avance no es solo europeo, sino mundial, y también se registra en el continente americano. Un informe de BloombergNEF destaca que en 2022 las empresas privadas e instituciones públicas firmaron contratos para asegurar un récord de 36,7 GW de energías renovables para alimentar sus operaciones, y que en el continente americano se celebraron la mayoría de ellos: 24,1 GW (un 18% más que en 2021).Atlas Renewable Energy es una de las empresas líderes en la provisión de energías renovables, con más de 6 GW en proyectos contratados. Entre los múltiples contratos PPA que firmó la compañía, se puede destacar el que celebró con Dow Inc., compañía multinacional de productos químicos, donde en la planta Jacaranda, localizada en la ciudad de Juazeiro, en el estado de Bahía, Brasil, se generan 187 MWp bajo un contrato de 15 años de energía limpia para esta multinacional. Otro PPA destacable es el que firmó a finales de 2023 con Aluminio Brasileiro (Albras), que se transformó en el PPA más grande nada más y nada menos que de Brasil.

Garantías para los consumidores de energías limpias

Uno de los desafíos de los Productores de Energía Independientes (IPP, en inglés), como Atlas Renewable Energy, es poder asegurar un suministro de energías renovables constante a los off-takers (parte compradora) y ser responsables con ello.

Para mitigar riesgos y garantizar suministros, Atlas Renewable Energy cuenta con un amplio portafolio de proyectos eólicos y solares. Esta diversificación le permite a la empresa brindar estabilidad y previsibilidad de entrega de energía limpia a lo largo del tiempo de los contratos.

La compañía global, además, está innovando en sistemas de almacenamiento a partir de baterías de ion litio de gran escala, para acumular la energía de plantas solares o eólicas durante periodos de alta producción y liberarla cuando la generación es baja, garantizando energía limpia las 24 horas al día, los 7 días a la semana. Un ejemplo de ello es el contrato que firmó con Codelco, para entregar energía limpia durante 15 años a partir de una planta solar híbrida con baterías.

Además de la diversificación entre fuentes de energías limpias, Atlas Renewable Energy también dedica esfuerzos en el empleo de tecnologías avanzadas, como sistemas de monitoreo y gestión en tiempo real, que le permiten optimizar la producción y distribución de energía. Estas tecnologías ayudan a predecir y responder a las variaciones en la producción, asegurando que se cumplan los compromisos de los PPA.

Distintos tipos de acuerdos, dependiendo de las necesidades del cliente

Por otra parte, más allá de los resguardos  que toma Atlas Renewables Energy para sus suministros desde el punto de vista operacional, la compañía ofrece garantías contractuales a medida de los requerimientos de las empresas consumidoras.

Los acuerdos PPA pueden variar según sus modelos y tipos de contratación en cuestiones básicas como el tipo de divisa en la que se firme la compraventa de energía y del suministro; también pueden acordarse para determinadas franjas horarias durante el período del contrato o, de manera estable, para las 24 horas del día. Asimismo, hay PPA físicos (cuando la energía generada por una planta de energía renovable se entrega directamente al comprador) o  PPA financieros o virtuales (que no involucran la entrega física de electricidad, sino que ocurren cuando las partes acuerdan un precio de contrato y se intercambian pagos basados en la diferencia entre el precio del contrato y el precio del mercado eléctrico), o más sofisticados, en los que las empresas consumidoras de energía se pueden hacer del activo renovable.

Por otra parte, puede señalarse que otra forma de adquirir energía limpia es por medio de Certificados de Energías Renovables (I-REC, en inglés), que se han convertido en una forma práctica de compensar la huella de carbono de una empresa en función de su consumo de energía sin tener que comprometerse a un acuerdo a largo plazo. 

Conclusión

La presencia de contingencias a nivel global como en el plano local de cada país, sea por cuestiones geopolíticas o catástrofes naturales, impacta directamente en el precio de la energía, produciendo una volatilidad que afecta la competitividad de las empresas.

Es por ello que la contratación de compra de energía renovable a largo plazo es una opción que va en aumento, tanto en Latinoamérica como en la Península Ibérica, ya que brinda precios estables y competitivos que ayudan a las empresas a reducir su huella de carbono.

Por tanto, es fundamental que tales acuerdos PPA se celebren con compañías especializadas en energías renovables, que cuenten con un portafolio de proyectos capaz de cumplimentar los contratos.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

Los proyectos eólicos y solares, más allá de la generación de energía renovable, tienen el potencial de promover una auténtica revolución en diversos sectores de la economía brasileña. Desde la descarbonización de la industria y el posicionamiento del país en el mercado global de productos ecológicos hasta la creación de empleo y la redistribución de la riqueza, los efectos directos e indirectos de las inversiones en energías renovables van mucho más allá de lo imaginable.

La incorporación de un mayor volumen de energía limpia no supone un incremento en los costos para Brasil en comparación con los planes actuales de expansión basados en combustibles fósiles. Si bien es cierto que un aumento en las inversiones en energías renovables conlleva costos iniciales más elevados en generación, transmisión y almacenamiento energético, un informe del Banco Mundial señala que estos desembolsos se recuperarían completamente mediante el ahorro en gastos de combustible y costos operativos. De manera análoga, una transición en los sectores del transporte y la industria hacia una mayor electrificación, así como la adopción del hidrógeno verde y otros combustibles ecológicos producidos mediante energía eólica y solar en lugar de gas, no incrementarían los costos para la economía.

Los proyectos de generación eólica y solar están experimentando una expansión acelerada en Brasil, representando actualmente algo más del 21% de la capacidad de generación energética del país. La abundancia de recursos naturales y la disponibilidad de vastas áreas propicias para la instalación de grandes plantas han atraído inversiones privadas en diversas regiones del país.

Más allá de la generación de electricidad renovable, estos proyectos promueven efectos directos e indirectos en diversos ámbitos: infraestructura, economía local, creación de empleo y distribución del ingreso.

Fabio Bortoluzo, General Manager de Atlas Renewable Energy en Brasil, señala que la expansión de las energías renovables, tanto solar como eólica, está transformando diferentes segmentos de la economía brasileña, desde el sector primario, como la extracción de minerales y la explotación agropecuaria, hasta la industria pesada y el sector servicios.

“Las energías renovables actúan como catalizadores de nuevas inversiones en todos los sectores dependientes de energía, ya sean los que requieren un consumo energético intensivo, como la minería, o los que presentan un menor uso de energía. Anteriormente, su competitividad frente a las fuentes fósiles dependía en gran medida de subsidios, pero hoy en día ya están en capacidad de ofrecer precios más competitivos”, afirma.

Además de traducirse en costos más reducidos para los clientes, esta energía competitiva ofrece otros beneficios asociados.

Al contratar energía directamente de un generador como Atlas, el cliente —ya sea una gran industria, un centro de datos, una red de supermercados o un productor agrícola— formaliza un contrato de suministro personalizado, que proporciona seguridad y flexibilidad, y tiene más tiempo para dedicarse a su propio negocio.

“El objetivo primordial de Atlas es respaldar a sus clientes en la transición energética. Los clientes demandan energía renovable y competitiva. Más allá del precio, buscan una estructura contractual que se adecue a sus otros riesgos, como la exposición cambiaria y  la curva de carga horaria. Atlas se esfuerza por desarrollar los proyectos más eficientes en términos de productividad energética, costos de implementación y estructuración financiera, estructura de comercialización y gestión y operación de activos. Al trabajar en todos esos frentes, creamos el mejor producto para el cliente: la energía más eficiente. Y lo apoyamos en la consecución de sus objetivos de transición energética y descarbonización”, explica el General Manager de Atlas.

Oportunidades y desafíos

El avance de los proyectos renovables está contribuyendo a reducir el costo de la transición energética y tiene el potencial de incrementar significativamente la competitividad de la industria brasileña, incluso en el escenario internacional, donde mercados como la Unión Europea están implantando mecanismos para valorar la sostenibilidad de los productos que ingresan en su territorio.

Mientras tanto, surgen a diario nuevas demandas energéticas. Un ejemplo son los proyectos de producción de hidrógeno y amoníaco verdes, que requerirán nuevas capacidades eólicas y solares para el proceso de electrólisis.

Según un análisis del Banco Mundial, Brasil posee una ventaja competitiva sustancial en el creciente mercado global de bienes y servicios más ecológicos. Su sector privado ya es competitivo en varios segmentos cruciales para la transición de combustibles fósiles a energías renovables. En otras palabras, el país tiene todas las condiciones para ingresar en los mercados de productos de energía solar, expandirse hacia el hidrógeno verde y capitalizar sus importantes yacimientos de minerales relevantes para la transición energética.

Las oportunidades son abundantes, pero los desafíos no son menos significativos. Bortoluzo subraya la necesidad de superar cuestiones como el costo de capital, la infraestructura de transmisión y la planificación energética.

“La transmisión y distribución de energía son factores críticos en el costo total de energía para los consumidores. Hay un desafío considerable en la optimización del sistema eléctrico, especialmente en la transmisión, y en lograr una capacidad de cobertura en un territorio tan vasto, así como una capacidad de intercambio entre regiones para que la energía fluya sin restricciones significativas. En este sentido, la planificación es vital para poder asignar los proyectos de manera más eficiente y para que esa energía llegue a las regiones consumidoras de la manera más económica posible”, explica.

Además, él observa que el crecimiento de las energías renovables, especialmente en la generación distribuida, está incrementando los desafíos de la planificación del sector eléctrico, que necesita someterse a transformaciones para optimizar la capacidad de despacho de las plantas, tanto de generación centralizada como distribuida.

En este contexto, las baterías para almacenamiento de energía renovable prometen ser “game changers“, ayudando a mitigar la presión sobre las infraestructuras de transmisión.

Como las fuentes renovables son intermitentes, es decir, dependen de condiciones climáticas para suministrar electricidad, la integración de sistemas de almacenamiento, como las baterías, para regular esta intermitencia y potenciar aún más el papel de la energía eólica y solar en la matriz energética, está cobrando mayor relevancia.

Según Bortoluzo, aunque las baterías son prometedoras, aún queda un largo camino para que estén disponibles en el mercado brasileño. Primero es necesario crear un marco regulatorio que facilite la importación y fabricación de estos sistemas en el país.

“Esto, sin duda, desbloqueará numerosas inversiones en proyectos renovables y activará la competitividad de toda la economía brasileña, no solo de la industria, en términos de costo de energía renovable. Se trata de una economía que estará bien abastecida de energía competitiva y limpia. Creo que si superamos estos desafíos de costos, aceleraremos este proceso y haremos que Brasil sea aún más competitivo” afirma.

Más allá de la energía: los beneficios sociales

Las personas que viven en las regiones que albergan los grandes parques solares también sienten el impacto de los proyectos de Atlas. Tan solo la fase de construcción de un parque genera empleos para aproximadamente tres mil personas, pudiendo llegar a cinco mil si se consideran los empleos indirectos.

Además de priorizar la contratación de profesionales y proveedores locales, todos los proyectos de Atlas se rigen por criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). A través del estudio de Impacto Social y Ambiental, la empresa identifica oportunidades para promover beneficios a largo plazo en la región y desarrolla diversas iniciativas de capacitación para asegurar que la generación de valor continúe incluso después de la finalización de las obras.

Un ejemplo de ello, se encuentra en el municipio de Juazeiro, Bahía, sede del parque solar Jacarandá. Allí, la empresa desarrolló el proyecto Ed-Mundo, que capacita a jóvenes entre 13 y 17 años en tecnologías de la información y emprendimiento.

“Este programa transforma la vida de los jóvenes, ofreciendo oportunidades que van más allá de los trabajos en obras civiles y electromecánicas, para incluir áreas como la digitalización y el emprendimiento. Consideramos que estas intervenciones tienen impactos más duraderos y permanentes en estas regiones, que generalmente presentan un menor desarrollo económico”, explica Bortoluzo.

Otro ejemplo es la iniciativa de profesionalización femenina “Somos Parte de la Misma Energía”, que ya se encuentra en su quinta edición en el complejo solar Vista Alegre, en Minas Gerais.

Concebido en 2019 con el objetivo de proporcionar formación especializada y preparar a las mujeres para oportunidades laborales en sus regiones de residencia, el programa ha capacitado a más de 700 profesionales en Brasil, México y Chile. Atlas se ha fijado la meta de incrementar al 15% la representación femenina en las construcciones solares que, en general, se sitúa en el 2%.

“Reconocemos que la incorporación de las mujeres a este mercado laboral es crucial no solo para ellas, sino para toda la región”, afirma Bortoluzo.

Estos proyectos son una muestra de cómo todo este trabajo en conjunto con la comunidad, los proveedores locales y el gobierno genera un impacto económico y un desarrollo a largo plazo para las comunidades, incluyendo la inserción de nuevos actores en el mercado laboral.

En definitiva, las inversiones en energías renovables tienen repercusiones que trascienden significativamente el suministro de electricidad descarbonizada. Se traducen en una mayor competitividad para la industria, el comercio y la prestación de servicios; en inclusión social y distribución de ingresos; en inversiones en infraestructura y tecnología; y, por supuesto, en una matriz energética más limpia y compatible con los objetivos climáticos globales.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

Con su enfoque social, Atlas Renewable Energy se alinea con los mejores estándares internacionales para entender a las comunidades vecinas e involucrarlas en la transición energética.

En 2024, Brasil superó la marca de 39 gigavatios (GW) de potencia instalada de energía fotovoltaica. Solo en los primeros tres meses del año, según datos de Absolar (Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica), se añadieron 2 GW, lo que demuestra la velocidad a la que se están realizando las instalaciones en el país.

En la generación centralizada, categoría que incluye los grandes parques de energía renovable, hay alrededor de 12,2 GW de potencia instalada.

Estos complejos, más que generar energía, cambian las realidades en las regiones donde se construyen.

Según las estimaciones de Absolar, desde 2012, los proyectos fotovoltaicos de gran escala han movilizado alrededor de R$54.300 millones en nuevas inversiones y más de 366.600 empleos.

Para Atlas Renewable Energy, que cuenta con un portafolio de proyectos contratados de cerca de 3,7 GW en Brasil, un proyecto de generación fotovoltaica también representa una oportunidad para involucrar a la comunidad.

“La implementación de un proyecto de generación centralizada requiere una gran infraestructura. Lo que vemos como una oportunidad, y buscamos potenciar, es utilizar este momento para socializar el conocimiento y proporcionar a nuestro entorno algún acceso a esta energía renovable”, dice Sandro Ramos, gerente de ESG de Atlas Renewable Energy en Brazil.

Ramos explica que la participación de las comunidades es un trabajo activo y constante que forma parte de todas las iniciativas empresariales de la compañía, y va mucho más allá de diseminar conocimiento. Las acciones buscan empoderar a las personas, generar oportunidades de empleo e ingresos, fortalecer la cultura local y, por supuesto, identificar posibilidades de incorporar la energía renovable en el día a día de las comunidades cercanas a los proyectos.

“Todas nuestras acciones relacionadas con la educación ambiental, la comunicación y la explicación de lo que es el proyecto ya incorporan la esencia de lo que es la energía renovable. En algunos casos, tenemos la oportunidad de llevar la energía renovable físicamente a estas personas. Ya sea, por ejemplo, un bombeo solar o un suministro eléctrico a una sede comunitaria”. dice Ramos.

Somos parte de la misma energía

Una de las estrategias de Atlas Renewable Energy para garantizar que la transición energética sea más justa es promover la diversidad. 

Históricamente, la participación de mujeres en la implementación de parques solares en Brasil es mínima: alrededor del 2%. Atlas Renewable Energy tiene como meta una participación de al menos el 15%, lo que requiere mucha planificación para realizar programas de capacitación, seguimiento y acogida con el fin de formar a mujeres profesionales que trabajarán en esos emprendimientos e incluso en otros. 

Eso es lo que sucede con el programa Somos parte de la misma energía, el proyecto insignia de la compañía que ya ha superado la meta y alcanzado un 22% de contratación de mujeres profesionales en uno de sus emprendimientos. 

El eje principal es capacitar y contratar a mujeres para que trabajen en los parques de generación renovable. Como los momentos de mayor contratación son la implementación y operación, el enfoque está en estas fases. Sandro explica que, cuando llegan a una región, la compañía primero hace un diagnóstico del contexto y de los programas sociales que ya existen allí, para que la acción sea complementaria y traiga nuevas posibilidades a las realidades del territorio.

Después de este mapeo, se definen, junto con el cronograma de ejecución de las obras, cuáles son las profesiones necesarias y qué tipo de capacitación deberán recibir las mujeres. 

“Las contrataciones están relacionadas con el montaje de módulos, el montaje electromecánico, actividades relacionadas con la construcción civil. Observamos las etapas de nuestra obra, cuándo cada área necesitará contratar profesionales y realizamos los cursos para que las mujeres estén listas en ese momento”, señala el ingeniero. 

Con el programa Somos parte de la misma energía, Atlas Renewable Energy ya ha llevado esta capacitación y contratación a más de mil mujeres en todo Latinoamérica.

Chicas en las ciencias

Según el Banco Mundial, solo la mitad de las mujeres participa en la fuerza laboral global, en comparación con casi tres de cada cuatro hombres. Esto se refleja en el sector energético, donde solo el 16% de los empleos tradicionales son ocupados por mujeres.

Las energías renovables están ayudando a mejorar este escenario. Según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés)  las mujeres ya ocupan el 32% de los puestos en las industrias renovables.

Pero aún queda mucho por avanzar, y el cambio debe empezar a producirse en la fase escolar. Eso es lo que propone el programa + Chicas en las ciencias, desarrollado por Atlas Renewable Energy en todas sus instalaciones.

A través de la formación en STEM (sigla en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), el proyecto + Chicas en las ciencias busca precisamente llenar una brecha que IRENA identifica como crucial para promover una mayor diversidad en el sector.

La iniciativa busca abrir nuevos horizontes para las chicas brasileñas que, en el futuro, podrán ocupar los puestos que serán generados por la industria renovable.

“Más adelante, ellas pueden tener una opinión muy distinta sobre el tipo de carrera que quieren seguir. El programa se apoya firmemente en un largo periodo de planificación y ejecución de actividades, y cuenta la historia de mujeres que lo han hecho anteriormente. Claro está, las jóvenes no tienen por qué seguir esa carrera, pero al menos tienen el conocimiento de que pueden cursarla. Ahora saben que otras mujeres lo han hecho antes y que hoy existen empresas y políticas destinadas a garantizar esta posibilidad”, explica Sandro.

El gerente de ESG cuenta que una de las etapas obligatorias del programa es la visita a nuestra planta en construcción, para que las muchachas tengan contacto con los trabajadores.

“Implementamos esto en una obra nuestra en Paracatu (MG) y la retribución que tuvimos respecto al programa ya era maravillosa en el caso de las chicas, pero fue muy gratificante también para los trabajadores. Pudimos ver cómo esos trabajadores, hombres y mujeres, se interesaron en mostrar a esas chicas cuál era su trabajo. Hubo una gran motivación entre todos los involucrados”, relata.

Ecoar: Cine con pertenencia

También en Paracatu, Minas Gerais, donde Atlas Renewable Energy opera el complejo solar Boa Sorte, la empresa encontró una oportunidad para fomentar la cultura regional.

“Cuando llegamos a Paracatu, percibimos que había una gran tradición audiovisual relacionada con el cine, documentales y periodismo. Además, Paracatu tiene una tradición histórica relacionada con la comunidad negra, debido a su poblamiento histórico. Entonces vimos la oportunidad de juntar estos dos elementos”, dice Sandro.

Así nació “Ecoar: Cine con pertenencia”, una iniciativa que ofrece cursos técnicos de medios audiovisuales para que las personas puedan contar su propia historia. La intención es dar visibilidad a grupos históricamente marginados, ampliando el alcance a todo el municipio.

“Seleccionamos a grupos relacionados con la comunidad negra y LGBTQIAPN+ de Paracatu y dimos capacitación al menos a una persona de cada grupo, para que tuvieran todos los elementos relacionados con el guión, manejo de cámara, todo lo necesario para elaborar documentales contando su propia historia. Tenemos grupos de capoeira, comunidad quilombola, de acogida a personas LGBTQIAPN+, entre otros”, agrega.

Hacia una transición justa

La sustitución de combustibles fósiles por energía limpia es un camino sin retorno. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28), el mundo acordó triplicar la capacidad renovable y hacer una transición hacia las energías no fósiles.

Actualmente, este cambio en la matriz energética necesita ir acompañado de acciones para mitigar los impactos de los proyectos en el medio ambiente y en la vida de las personas.

Para Sandro Ramos, los proyectos de Atlas Renewable Energy muestran que es posible hacer una transición energética justa, que respete, principalmente, a los más vulnerables.

“Debemos tener en cuenta el cambio climático, el impacto en la biodiversidad y en las personas. Nuestra energía debe impulsar la transformación de las personas. Energizar para transformar. Esa es nuestra idea”, acota el ingeniero.

En alianza con Castleberry Media, tenemos el compromiso de cuidar nuestro planeta; por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.  Lo compensamos x3  mediante la compra de certificados de Carbono para la siembra de árboles para evitar la deforestación y compensar la emisión de CO₂

Colombia avanza hacia las energías limpias con la hoja de ruta de la Transición Energética Justa. Es un camino de retos y oportunidades. La meta es alcanzar un desarrollo justo y sostenible para todos.

Colombia se encuentra en un proceso de transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. 

La generación de electricidad en Colombia depende en un 70% de fuentes hidrológicas, que son consideradas fuentes renovables no convencionales. Sin embargo, cuando se observa la matriz energética en su conjunto, los hidrocarburos como el petróleo, el gas natural y el carbón tienen aún un rol predominante.  

En 2022, el sector petrolero aportó $18,16 billones a las arcas de la Nación, que representaron el 1,3% del PIB, con una previsión de aumento a 2,2% para 2023 gracias a la reforma tributaria y a un escenario favorable para las ventas de este combustible. Además, las exportaciones del sector significaron el 40% de las ventas totales al exterior, según la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP). 

Estas cifras evidencian la dependencia económica de Colombia de los hidrocarburos, que es un desafío significativo para la transición hacia las energías renovables.

A pesar de esta dependencia, la capacidad instalada de generación de energía renovable ha crecido de manera constante. 

En 2023 la entrada en funcionamiento de 25 proyectos solares impulsó en un 70% la capacidad instalada en comparación con años anteriores, según la Asociación Energías Renovables SER Colombia. 

Estos avances son un paso positivo hacia la sostenibilidad, pero Colombia enfrenta aún retos importantes en su esfuerzo por transformar su matriz energética hacia opciones más limpias y sostenibles. 

Esta transformación no solo implica cambiar la mezcla de las fuentes de energía, sino también aumentar la producción energética total de manera sostenible y respetuosa con el medioambiente.

Para guiar ese proceso de transformación, el gobierno elaboró una serie inicial de cuatro documentos que conforman la hoja de ruta para la Transición Energética Justa (TEJ) en Colombia. Este conjunto de documentos, alineados con el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, detalla los compromisos y las acciones hacia el ambicioso objetivo de lograr que el 50% del suministro energético del país provenga de fuentes renovables para 2030.

Transición Energética Justa: ejes y principios

La Transición Energética Justa (TEJ) es un objetivo fundamental del gobierno colombiano. La meta es avanzar hacia el uso de energías sostenibles, asegurar la soberanía energética y garantizar el acceso a la energía a todos los ciudadanos. También incluye acciones para enfrentar el desafío del cambio climático.

La Transición Energética Justa se sustenta en cuatro principios:

  • Equidad: la TEJ busca democratizar el acceso y la gestión de los recursos energéticos con modelos asociativos que garanticen precios justos. Además, se sustenta en el respeto por los ecosistemas y en un manejo energético que reduzca al mínimo el impacto en la sociedad y el ambiente.
  • Gradualidad, soberanía y confiabilidad: la meta es reemplazar gradualmente las fuentes de energía contaminantes por alternativas más limpias como las renovables. El objetivo es diversificar la matriz energética, lograr la autosuficiencia energética nacional y asegurar un suministro confiable que satisfaga la creciente demanda interna.
  • Participación social vinculante: se impulsa la creación de comunidades energéticas basadas en características culturales, étnicas, territoriales y productivas, para que los ciudadanos participen como consumidores y generadores en la cadena de valor eléctrica.
  • Transición energética intensiva en conocimiento: la transición debe guiarse por criterios científicos, técnicos y sociales para garantizar su eficiencia, sostenibilidad y justicia, y para evitar los efectos dañinos sobre la sociedad y el medioambiente.

Estos principios buscan garantizar que la TEJ sea justa, equitativa y sostenible, y que nadie se quede atrás en el proceso de cambio energético.

Hoja de ruta de la Transición Energética Justa

En un documento dividido en cuatro partes, el Ministerio de Minas y Energía de Colombia expone una estrategia detallada para lograr una Transición Energética Justa. 

Además, dado su compromiso con la transparencia y la inclusión, el gobierno invitó a la ciudadanía a que participara en el diseño de estas políticas. Para ello, ofreció estos documentos a la opinión pública, de manera que los ciudadanos pudieran hacer observaciones, comentarios y propuestas en un formulario, cuya fecha tope de entrega fue el 24 de septiembre de 2023. 

Tras el cierre de este período de consulta, se trabaja una nueva versión de los documentos, que incorporará los aportes de las comunidades.

Los cuatro componentes de la hoja de ruta son:

  1. Sistematización de los diálogos sociales nacionales

Registra los resultados de las 27 sesiones de consulta social y ciudadana sobre la estrategia y los objetivos de la transición energética, en las que participaron más de 2.000 personas. Esta participación es importante para que la transición energética sea justa y equilibrada, y para que considere las necesidades y expectativas de la sociedad.

  1. Diagnóstico base para la TEJ

Describe el contexto de la transición energética en Colombia. Se estructura en varias secciones: una introducción a la Transición Energética Justa, las tendencias globales de la transición energética y sus implicaciones para Colombia, y el marco normativo del proyecto. También aborda el auge de las energías renovables y su importancia en la transición energética.

  1. Escenarios nacionales para la TEJ

Se centra en identificar las acciones clave para llevar a cabo una transición energética justa en Colombia con miras al año 2050. Aborda varios ejes estratégicos enfocados en el sector industrial, que incluyen la transición hacia energéticos de bajas y cero emisiones, el desarrollo y la promoción de políticas públicas para impulsar la eficiencia energética y el fomento de la reindustrialización.

El documento también considera variables económicas como el PIB y la intensidad energética (la relación entre el consumo de energía y la actividad económica). Además, se muestran las estrategias y los planes relacionados con la movilidad sostenible y eléctrica, el desarrollo ferroviario y la estrategia climática de largo plazo de Colombia para cumplir el Acuerdo de París.

  1. Potencial energético subnacional y oportunidades de descarbonización en usos de energía final

El documento aborda temas como la demanda de energía en el sector industrial, la participación de energéticos en la industria, los usos principales de los energéticos en la industria, la eficiencia energética y los distritos energéticos en el sector industrial.

También aborda la descarbonización de la industria; para ello se propone sustituir los combustibles fósiles por materias primas con bajo contenido de carbono o sin carbono, como los Low Carbon Fuel Standard (LCFS). En este sentido, se propone el uso de combustibles y materias primas flexibles o a base de hidrógeno, biocombustibles, alimentos, energía solar, energía nuclear y energía geotérmica.

Programas estratégicos para la Transición Energética Justa

Tras la presentación de la hoja de ruta, el plan es ejecutar una serie de programas para avanzar en la transición energética. De acuerdo con el documento presentado por el Ministerio de Energía, los programas son los siguientes:

  1. Comunidades energéticas

Se impulsarán proyectos de energía solar, eólica y bioenergía para abastecer a comunidades energéticas. Además, se crearán distritos energéticos industriales.

  1. Expansión de las energías renovables

Se promoverá la interconexión eléctrica nacional y regional en Latinoamérica, junto con el despliegue de tecnologías de energía solar, eólica, bioenergía, geotérmica, pequeñas centrales hidroeléctricas y sistemas de almacenamiento de energía. Asimismo, se fomentará el desarrollo del hidrógeno verde y la producción de amoniaco y fertilizantes verdes. 

  1. Gas natural para la transición energética

Se desarrollará la infraestructura de soporte para el gas natural y su suministro, junto con el despliegue de tecnologías de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS).

  1. Movilidad sustentable

Se impulsará el transporte masivo terrestre, el transporte fluvial y el uso de biocombustibles avanzados para el transporte marítimo y la aviación.

  1. Eficiencia energética

Se tomarán medidas para mejorar la eficiencia energética en todos los sectores económicos y para los usuarios finales.

  1. Intensificación del conocimiento y la industria nacional en el sector minero-energético

Se creará el Instituto Nacional de Transición Energética, dedicado a la investigación aplicada y el desarrollo industrial, con nodos regionales enfocados en energías renovables, eficiencia energética, despliegue de hidrógeno y minerales estratégicos (principalmente, cobre). 

Adicionalmente, se promoverá la industria nacional vinculada a la transición energética. Esto incluirá la creación de un marco general de cualificaciones específicas para la Transición Energética Justa, además de incentivar la prospección y extracción de minerales como cobre, litio, níquel, cobalto, manganeso y otros metales preciosos. 

Estos minerales se consideran estratégicos debido a su papel en el desarrollo de tecnologías asociadas a las energías renovables no convencionales, como baterías, turbinas eólicas y paneles solares.

Asimismo, se consolidará el Plan Nacional de Geología para la toma de decisiones de inversión en la extracción de recursos del subsuelo.

 El papel de las compañías de energías renovables en el camino hacia la TEJ

Las energías renovables tienen un papel central en la hoja de ruta de la Transición Energética Justa, dada su capacidad para ofrecer soluciones sostenibles y accesibles a los desafíos energéticos y climáticos del país. 

Las energías solar y eólica, por ejemplo, no solo reducen la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero; también promueven la soberanía energética y el acceso democrático a la energía, aspectos cruciales de las políticas de transición energética de Colombia.

Además, el costo de las tecnologías de energías renovables se ha reducido,  y aunque las no siempre son más baratas, la reducción de sus costos está haciendo que se posicionen como alternativas viables y atractivas frente a los combustibles fósiles. 

En este sentido, compañías como Atlas Renewable Energy, con su experiencia en el desarrollo, la construcción y la operación de proyectos de energía renovable en América Latina y Europa, se posicionan como fuentes de conocimiento especializado en el sector energético. 

Su participación en la transición energética de Colombia puede manifestarse de varias maneras:

  • Desarrollo de proyectos: con proyectos de energía renovable que aprovechen el vasto potencial del país, Atlas puede ayudar a incrementar la capacidad instalada de energías limpias en Colombia.
  • Transferencia de conocimiento y capacitación: gracias a su amplia experiencia internacional, la compañía no solo puede capacitar a la fuerza laboral colombiana en las competencias esenciales para la instalación y el manejo de las energías renovables. También puede mejorar los estándares de trabajo en todas las fases de los proyectos de energía renovable, y superar con creces las expectativas de las entidades reguladoras locales, como la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) de Colombia.
  • Innovación y tecnología: la introducción de tecnologías innovadoras en eficiencia energética y generación de energía renovable puede acelerar la transición energética, reducir costos y aumentar su accesibilidad. Atlas Renewable Energy es pionera en la integración de baterías para almacenar energía. La compañía espera alcanzar 1 GW operativos al 2028 con una combinación de energía solar, eólica y, de forma innovadora, baterías. Este enfoque no solo destaca su liderazgo en la adopción de tecnologías avanzadas, sino que también refleja su compromiso con el desarrollo sostenible y la eficiencia energética. 
  • Colaboración con las comunidades locales: al trabajar de cerca con las comunidades donde opera, Atlas puede asegurar que los proyectos de energía renovable se desarrollen de manera sostenible y con beneficios compartidos. Un aspecto crucial de este enfoque es el relacionamiento temprano con las comunidades, incluso antes del inicio de la construcción de los proyectos, una práctica que Atlas lleva a cabo para integrarse armónicamente como un ‘nuevo vecino’. Este acercamiento anticipado permite a la empresa entender las dinámicas comunitarias y adquirir la licencia social necesaria para operar.

 Impacto de la hoja de ruta de la TEJ en las empresas colombianas: retos y oportunidades

La hoja de ruta de la Transición Energética Justa en Colombia y su futura implementación puede tener impacto positivo en las empresas del país. Estos son algunos de esos beneficios: 

  • Oportunidades de inversión en energías renovables

La expansión planificada de las energías renovables, como la solar, la eólica, la bioenergía, la geotérmica y las pequeñas centrales hidroeléctricas, abre oportunidades de inversión para empresas nacionales e internacionales en el sector energético y  promete transformar radicalmente la matriz energética del país.

A medida que aumenta la inversión en estos proyectos, la capacidad de generación de energía renovable se expande. Esto ayuda a diversificar la oferta energética y a reducir los costos asociados a su producción y consumo.

Este incremento en la capacidad y la consecuente reducción de costos abren las puertas para que más empresas, desde corporaciones grandes hasta negocios de mercado medio, puedan comprometerse a comprar energía renovable mediante Acuerdos de Compra de Energía (PPA, en inglés). Además, el flujo de inversiones hacia energías limpias fomenta un mercado energético más competitivo y sostenible que impulsa a Colombia hacia un futuro de bajas emisiones de carbono.

  • Fomento de la industria nacional

El plan incluye el fomento de la industria nacional relacionada con la transición energética, lo que puede impulsar el desarrollo de empresas locales en áreas como la fabricación de componentes, y la construcción y operación de proyectos renovables. Esto puede crear nuevas cadenas de valor y oportunidades de negocio para las empresas colombianas.

Adicionalmente, los proyectos de energía renovable activan significativamente la economía local, desde la construcción (que demanda mano de obra, materiales, servicios de alojamiento y alimentación), hasta la operación (que promueve la empleabilidad local mediante capacitaciones en mantenimiento y supervisión). 

Este dinamismo no solo enriquece las comunidades locales, sino también fortalece la licencia social, pues crea una base sólida para el desarrollo sostenible y la participación comunitaria.

  • Acceso a incentivos tributarios

El gobierno ofrece diversos incentivos tributarios para promover las energías renovables. Estos incentivos los regula la Ley 1715 de 2014 y se aplican a proyectos de energía solar, biomasa, eólica, geotérmica y otros tipos de energías renovables.

Algunos de estos incentivos son la deducción especial en el impuesto sobre la renta, la exención de IVA para la adquisición de bienes y servicios usados en proyectos de energía renovable, y la exención del gravamen arancelario para equipos, maquinaria y servicios nacionales o importados que se destinen a la producción y utilización de energía renovable. 

  • Desarrollo de infraestructura y redes inteligentes

La interconexión eléctrica nacional y regional, así como el despliegue de sistemas de almacenamiento de energía, pueden requerir que las empresas adapten sus operaciones y sistemas a las nuevas redes eléctricas inteligentes y a la integración de fuentes renovables de energía.

  • Desarrollo de nuevas tecnologías y conocimiento

La creación del Instituto Nacional de Transición Energética puede fomentar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con las energías renovables, la eficiencia energética y el hidrógeno verde. Esto podría crear oportunidades para que las empresas colombianas entiendan, inviertan y participen en la transformación energética del país.

Conclusiones

Transitar hacia las energías limpias en Colombia es mucho más que cambiar la generación de energía: es una gran oportunidad para construir un futuro en el que el crecimiento económico y la protección del medioambiente vayan de la mano. 

Con la Transición Energética Justa, el país no solo busca reducir su dependencia de los combustibles fósiles y luchar contra el cambio climático: también traza un camino hacia un desarrollo más justo y sostenible. 

Este esfuerzo por cambiar la forma en la que se produce y se consume la energía implica una gran apuesta por la innovación y el crecimiento verde para asegurar que los colombianos tengan acceso a energía limpia y confiable. Es un reto grande, pero también una oportunidad única para que Colombia se posicione como líder en sostenibilidad en el escenario global.

La colaboración entre el gobierno, la industria, las comunidades y los individuos es clave para hacer realidad esta visión. Empresas con experiencia en energías renovables, como Atlas Renewable Energy, tienen un papel crucial, pues pueden aportar su conocimiento y capacidad para desarrollar proyectos que no solo son verdes, sino también económicamente viables. 

Mientras avanza en este camino, Colombia trabaja por un futuro más limpio, pero también impulsa su economía, crea empleos en nuevas industrias y asegura un ambiente más saludable para las próximas generaciones. 

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La caída de precios de las energías renovables permite a las empresas ganar competitividad mediante contratos de abastecimiento estables por un determinado plazo, que puede variar de acuerdo al perfil de consumo de cada compañía.

En los últimos años, la generación de energía proveniente de fuentes eólica y solar fotovoltaica ha sido de las más económicas del mundo. En 2022, a pesar del aumento de los costos que ha provocado la inflación global, que afectó de manera general a todos los sectores de la economía, el costo nivelado de la electricidad (LCOE, en inglés) de estas tecnologías registró una caída como se esperaba.

De acuerdo a un reporte de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el LCOE promedio ponderado global de los parques eólicos puestos en marcha ese año se redujo un 5% en 2022 respecto al 2021, pasando de 35 a 33 dólares por MWh; mientras que, para los proyectos de energía solar fotovoltaica, la disminución fue del 3% interanual, llegando a los 49 dólares por MWh.

Para reflejar el avance de costos de estas tecnologías limpias, IRENA hace una comparación: señala que en 2010, el LCOE promedio ponderado global de la energía eólica fue un 95% mayor que el costo más bajo de la energía generada por combustibles fósiles. Sin embargo, en 2022, el mismo valor para las nuevas centrales eólicas fue un 52% menor que el de las soluciones más baratas a base de combustibles fósiles. Otro aspecto a destacar es que esta diferenciación sólo tiene en cuenta valores meramente económicos, que dejan fuera el beneficio ambiental que significa producir energía (limpia) que no emite CO2.

En virtud de esta caída en los precios, y por cuestiones de sostenibilidad, se está volviendo una tendencia en Latinoamérica la firma de Acuerdos de Compra de Energía (PPA, en inglés) renovable entre los propios actores del sector privado, es decir, empresas generadoras que producen y venden y otras que compran y consumen. 

Los PPA suelen celebrarse a largo plazo, con una lógica que indica que a mayor extensión del contrato se acuerdan precios más bajos para el consumidor, adquiriendo además estabilidad de suministro y valores más competitivos en comparación con los contratos con distribuidoras eléctricas o la volatilidad de precios que se pueden encontrar en el mercado spot.

Un informe de Bloomberg NEWS asegura que, en 2022, empresas privadas e instituciones públicas firmaron contratos para asegurar un récord de 36,7 GW de energía renovable para alimentar sus operaciones, un 18% más que en 2021. 

De aquellos 36,7 GW en PPA, el continente americano fue protagonista puesto que allí se suscribieron contratos por 24,1 GW, un 18% más que en 2021.

En América Latina, las empresas mineras que buscaban energía limpia para impulsar operaciones en rincones remotos de Chile y Brasil impulsaron la actividad de PPA.

Diferentes modelos y estructuras en base a necesidades

Los PPA establecen plazos, volúmenes de energía y algunos criterios comerciales, como la flexibilidad de la curva, es decir, las flexibilidades operativas que pueden generarse estacionalmente, según la demanda de la operación de la empresa interesada.

En estos contratos, las empresas obtienen un triple beneficio: aseguran precios más competitivos respecto a las ofertas del mercado, obtienen seguridad y continuidad en el suministro e impactan positivamente su imagen corporativa al consumir energías limpias.

Si bien estos aspectos son comunes a todos los PPA renovables, existen diferentes modelos y tipos de contratación. La firma de un PPA puede variar dependiendo de la divisa en la que se firme la compraventa de energía, ya sea en dólares estadounidenses o en la moneda local del país, y del suministro, que puede acordarse para determinadas franjas horarias durante el período del contrato o, de manera estable, para las 24 horas del día.

Típicamente se puede hablar de un contrato PPA físico cuando la energía generada por una planta de energía renovable se entrega directamente al comprador, a través de la red de transmisión, y de un PPA financiero o virtual, que no involucra la entrega física de electricidad, sino que ocurre cuando las partes acuerdan un precio de contrato y se intercambian pagos basados en la diferencia entre el precio del contrato y el precio del mercado eléctrico.

También existen estructuras de acuerdos que varían dependiendo de la necesidad energética del cliente, ubicación, decisión de dependencia de una red eléctrica tradicional, entre otros factores.

Modelos de PPA y estructuras de acuerdos a considerar

Más allá de este tipo de condiciones estándar, hay otros modelos de contratación y estructuras de acuerdos de energía que pueden ser más atractivos para los consumidores, ya que se pueden adaptar a sus objetivos de mercado y necesidades energéticas.

Autoproducción por equiparación: En este modelo de PPA, el rol del contratante es más activo: se acuerda una asociación entre el vendedor y comprador de energía para el montaje de un parque solar o eólico, donde ambas partes obtienen beneficios financieros y de cargas. Es decir, la empresa consumidora de energía se convierte en inversora del proyecto. Los ahorros de costos pueden llegar al 80%: en lugar de pagar por 90 MW, el autoproductor pagará por 12 a 15 MW.

Otra forma de contratación, tiene que ver con que la empresa consumidora termine haciéndose del activo renovable en un 100%, como sucede con el modelo BOT (build, operate and transfer).

BOT: En este modelo, el generador de energía se compromete a construir y operar el activo renovable por un plazo determinado hasta que lo transfiere luego a la contraparte, siendo esta última el nuevo propietario.

Esta mecánica fundamentalmente le permite al comprador de energía no tener que afrontar los riesgos económicos-financieros de construcción de un parque eólico o solar fotovoltaico, los cuales son asumidos enteramente por el generador.

Por otra parte, en virtud de la depreciación de los costos de las baterías —que han experimentado una caída del 14% en 2023 respecto al año anterior —llegando hasta un mínimo histórico de 139 dólares/kWh—, según BloombergNEF (BNEF), comienza a ganar terreno un tercer modelo de contratación: el Acuerdo de Peaje o Tolling Agreement, en inglés.

Tolling Agreement: Consiste en un tipo de contrato de compraventa en el que el consumidor le alquila al generador una parte de su activo. Así, el vendedor de energía es responsable de la explotación y el mantenimiento de esa central renovable, así como de garantizar su disponibilidad, mientras que el comprador controla su despacho.

Es importante para el consumidor que la planta de energía renovable sea gestionable; de ahí la necesidad de que cuente con almacenamiento a partir de baterías, para que de ese modo pueda asumir compromisos de despacho que llegan del operador de la red, sea en tiempo real o con un día de antelación.Una cuarta modalidad a destacar tiene que ver con las asociaciones entre empresas consumidoras, conocido como “Autoproducción por Consorcio y Arrendamiento”:

Autoproducción por Consorcio y Arrendamiento. En este modelo, un grupo de  compañías se unen para arrendar una planta de generación renovable, compartiendo costos y beneficios. Una especie de club de energía, en el que el arrendamiento se paga mensualmente y equivale al costo de la energía que el consumidor recibirá.

Como variante, se pueden celebrar también contratos ‘detrás del medidor’ (‘behind-the-meter’ -BTM-), es decir, cuando una planta de generación de energía renovable (generalmente solar fotovoltaica) se instala in situ en el sitio donde opera una empresa, pudiendo ser en sus techos o en sus inmediaciones.

Esta quinta modalidad de acuerdo para compraventa de energía consiste en que un proveedor instala equipos de energía renovable en el sitio de una empresa consumidora y esta última solo paga una tarifa de electricidad predeterminada por un tiempo.El proveedor de energía se hace cargo de la compra, instalación y operación del proyecto. Le venderán la energía a un precio fijo al comprador, que es más barata que lo que cuesta tomarla de la red. Se da un entorno de win-win, donde la empresa proveedora llega a amortizar el proyecto y obtener rentabilidades durante los años de contrato, y la consumidora termina pagando menos en su tarifa eléctrica. Al finalizar el contrato, es posible que la contraparte tenga la opción de comprar el equipo.

Certificados de carbono

Otra forma de adquirir energía limpia es por medio de Certificados de Energía Renovable (I-REC, en inglés), que se han convertido en una forma práctica de compensar la huella de carbono de una empresa en función de su consumo de energía, sin tener que comprometerse a un contrato a largo plazo.

Cada I-REC equivale a 1 MWh de energía y está encaminado a neutralizar las emisiones de carbono para que las compañías puedan cumplir con el objetivo del alcance 2 del Protocolo de Gases Efecto Invernadero (GEI).

I-REC Service es un sistema global de seguimiento de atributos ambientales de energía, diseñado para facilitar la compensación de forma confiable de la huella de carbono emitida por las empresas, avalado por normas internacionales de contabilización de emisiones de carbono.

Esta modalidad está obteniendo cada vez más presencia en países como Argentina, Chile, Colombia, México, Brasil.

El análisis es clave para la toma de decisiones

Es fundamental que cada empresa evalúe sus consumos y tenga en claro qué tipo de contrato y estructura le es más conveniente.

Atlas Renewables Energy, al contar con una presencia global, es capaz de combinar las mejores prácticas que ha recogido de distintos países y vincularlas con especificidades de cada mercado local para asesorar de la forma más completa a sus clientes.

Recientemente,la compañía suscribió un contrato PPA con la estatal chilena del cobre, CODELCO, para abastecerse en sus operaciones con energía limpia a partir del año 2026, durante un plazo de 15 años.

La empresa generadora se comprometió a entregar 375 GWh al año proveniente de un parque solar con almacenamiento a partir de baterías, para garantizar estabilidad y confiabilidad en el suministro eléctrico.

En Brasil, uno de los contratos PPA más resonantes ha sido el que Atlas Renewable Energy celebró con la empresa fabricante de aluminio Albras. Se trata del mayor acuerdo de abastecimiento con energía solar de Latinoamérica. Para su construcción, la compañía obtuvo un préstamo de 447,8 millones de dólares (2.180 millones de reales) del banco de desarrollo brasileño (BNDES), el mayor préstamo en dólares que otorgó la entidad para energías renovables hasta la fecha.

El acuerdo consiste en el montaje de la planta solar Vista Alegre, de 902 MWp de potencia, que será capaz de producir una media de 2 TWh anuales. El contrato con Albras se extenderá por un plazo de 21 años y el suministro eléctrico comenzará en 2025.  Este ha sido el PPA de mayor duración firmado hasta la fecha. 

Lo novedoso es que este es el segundo PPA que la fabricante de aluminio firma con Atlas Renewables Energy. Antes, celebró un contrato de energía por 20 años que será suplida con la planta solar Boa Sorte, de 438 MW, que generará 815 GWh anuales.

Conclusión

La firma de PPA renovables es una tendencia en el mundo debido a su triple impacto: precios más competitivos respecto de las ofertas del mercado; seguridad de suministro por un plazo determinado y una mejora en la imagen corporativa empresarial, ya que el consumo de energías limpias compensa la huella de carbono y genera una mejor reputación ambiental y social.

Sin embargo, cada compañía presenta particularidades en cuanto a su consumo eléctrico y su estrategia para suplir la energía, por lo que es fundamental un asesoramiento adecuado sobre qué tipo de PPA es conveniente celebrar.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media ,estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La incorporación masiva de energía eólica y solar es crucial en Colombia, que atraviesa una de las peores sequías de su historia, la cual afecta el suministro eléctrico y dispara los precios de la energía.

El fenómeno de El Niño está generando una sequía alarmante en Colombia. Tal es el impacto que a principios de abril, Bogotá inició un plan de racionamiento de agua potable en ciertas zonas. El nivel de embalses, que apenas supera el 32% (en diciembre del 2023 era del 70%), llegó a ser uno de los más bajos de los últimos 40 años, disminuyendo fuertemente la capacidad de producción de energía, ya que la matriz eléctrica del país se compone en un 66,3% de energía hidráulica, seguida de centrales térmicas, que representan el 31,2%; mientras que las renovables no convencionales generan apenas el 2,5%: 2,4% la solar fotovoltaica y 0,1% la eólica.

A raíz de ello, el Gobierno está aplicando 15 medidas de urgencia para evitar apagones, vinculadas con la vigilancia y el control de las plantas de energía eléctrica; regulaciones específicas para incentivar la producción de electricidad, mejorar el flujo de caja de los comercializadores y proteger al usuario final ante la subida de precios; la ampliación del parque de generación, con más energía térmica y fuentes renovables no convencionales, ya que hay 1.029 MW en etapa de pruebas, de las cuales 31,9 MW son eólicas y 997,1 MW son solares; e incentivos para el cuidado de la energía. Además, se han tomado acciones como la suspensión de exportaciones de energía eléctrica a Ecuador.

Sin embargo, a esta situación se le suma otro inconveniente: la demanda eléctrica que crece mes a mes. En marzo pasado, aumentó un 7,5% respecto al mismo mes del año anterior, el triple que el crecimiento promedio de 2,5% que se solía registrar cada año. Uno de los factores de este crecimiento ha sido el aumento del 10,5% en el consumo en la Región Caribe, que ha padecido especialmente las altas temperaturas debido a El Niño, teniendo necesidad de aumentar el consumo de energía para los mecanismos de refrigeración.

En números concretos, las lluvias actuales solo permiten embalsar lo suficiente para generar 60 GWh por día, sobre los 232 GWh por día que necesita el sistema para operar. Por ende, deben entrar en funcionamiento las centrales térmicas a diésel, una tecnología que es de las más contaminantes y caras del sistema. Pero las térmicas sólo llegan a aportar otros 110 GWh. Los 60 GWh restantes para suplir la demanda se producen con agua de las reservas, lo que va vaciando los embalses.En efecto, este escenario provoca un fuerte aumento de los precios de la energía. Según XM, durante el mes de marzo el valor promedio de la Bolsa de Energía fue de 622,33 pesos colombianos por kWh, un 8,56% más respecto al mes anterior, que fue de 573,22 pesos colombianos por kWh, pero esta cifra va en aumento. En abril, el precio promedio de la Bolsa es de 988,59 pesos por kWh, mientras que en 2023 el valor se ubicó en los 231,53 pesos por kWh.

Renovables: una matriz más competitiva

Esta subida de precios de la energía eléctrica impacta directamente en la competitividad de los comercios e industrias, ya que operan a un valor más alto, y en la competitividad del país, en general. Además, el hecho de poner en marcha centrales termoeléctricas más caras y contaminantes va en contra de los compromisos ambientales fijados. En la pasada Conferencia de las Partes (COP 28), Colombia fue uno de los promotores del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una medida que apunta a poner fin a todas las nuevas exploraciones y explotaciones de petróleo, carbón y gas natural, eliminando progresivamente la producción y el consumo actual.  Además, el Estado se comprometió a disminuir en un 51% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 y a alcanzar la neutralidad en carbono al 2050.

Si bien la matriz eléctrica colombiana es muy limpia por el gran aporte hidroeléctrico, fenómenos como El Niño tienen un impacto crítico en la oferta eléctrica, que obliga a que la generación de las represas sea suplida por fuentes térmicas muy contaminantes y económicamente costosas, como el diésel.

Es por ello que resulta clave que el país pueda incorporar un mayor volumen de energías renovables no convencionales a su canasta energética, como la puesta en marcha de centrales eólicas y la solar fotovoltaica, que son de las más competitivas del mundo.

Un reporte publicado en 2023 por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) indica que el promedio ponderado global del costo nivelado de la energía (LCOE, en inglés) de los parques eólicos en 2022 fue de 33 dólares por MWh (128 pesos por kWh); mientras que, para los proyectos de energía solar fotovoltaica rondó los 49 dólares por MWh (191 pesos por kWh).

En consonancia con el informe, Colombia, en dos subastas a largo plazo de energías renovables, firmó contratos por cerca de 3.000 MW de energía eólica y solar a precios por debajo de los 200 pesos por kWh. En la convocatoria de octubre del 2019, asignó 2.085 MW en 14 proyectos, a un precio promedio de 95 pesos por kWh; en 2021 hizo lo propio adjudicando otros 11 proyectos, esta vez todos solares fotovoltaicos, por 796,3 MW, a un precio promedio de 155,81 pesos colombianos por kWh. Si bien a cada valor habría que agregarle un canon de Cargo por Confiabilidad, en torno a los 60 pesos por kWh, se trata de energía con un costo muy por debajo de los más de 900 pesos por kWh registrados en el mes de abril de este año.

Sin embargo, una parte ínfima de estos proyectos han llegado a entrar en funcionamiento por distintos factores, principalmente debido a lo complejo de obtener las licencias ambientales correspondientes.

Por tanto, será crucial que Colombia avance en la diversificación de su matriz eléctrica para contar con un sistema fiable, capaz de garantizar energía limpia y a precios competitivos, inclusive ante contingencias como las de El Niño.

El almacenamiento como complemento de las renovables

Por su capacidad de recurso eólico y solar, Colombia podría ser potencia en energías renovables, y suplir así toda la demanda eléctrica creciente estimada en 2028 a 263,4 GWh por día, un aumento del 13,5% del consumo actual (232 GWh/día).

De acuerdo al mapa de zonas aptas para generar energía eólica y solar desarrollado por Energética 2030, una alianza interinstitucional liderada por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y conformada por 11 organizaciones entre universidades y empresas privadas, el país tiene un potencial de 35.000 MW eólicos, donde las zonas con mejores condiciones están ubicadas en la parte alta del Caribe (departamentos de La Guajira, Magdalena y Atlántico), mientras que en energía solar el potencial es incalculable, dado que la mayor parte del territorio está muy cerca del ecuador terrestre, por lo que en el transcurso de todo el año el sol sale y se oculta casi verticalmente.

Conforme a ese potencial, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) diseñó un mapa con todos los proyectos asignados y aprobados de energía, los cuales suman alrededor de 23.500 MW, divididos en: 16.329,71 MW fotovoltaicos, 3.991,5 MW eólicos, 1.018,54 MW térmicos y 2.527,55 MW hidráulicos.

El horizonte de puesta en marcha de todas esas centrales de energía es, paulatinamente, hacia el 2032. De concretarse, la energía solar en Colombia pasaría de representar sólo el 2,5% de la matriz eléctrica al 40%, tras aumentar los 486 MW operativos actualmente a los 16.815,71 MW, superando a la hidroeléctrica; y la eólica representaría un 9%, alcanzando los 4.009,92 MW.

Una matriz eléctrica tan diversificada permitiría que los precios de la bolsa cayeran drásticamente. Tal sería el cambio, que surgirían dos nuevos retos tal como ocurre en Chile, país que cuenta con una capacidad instalada total del 44% en energía eólica y solar dentro de su parque eléctrico.

Por un lado, que en las horas del día cuando se generan los volúmenes más importantes de energías renovables, los precios en la bolsa de energía se fijan a 0 dólares por MWh.en distintas regiones Si bien es conveniente para los consumidores, no lo es para los promotores de proyectos de energía, que realizan inversiones para que el sistema eléctrico continúe desarrollándose. Además, en otros tramos horarios, en los que la generación renovable no está presente, los precios se disparan, por lo que hay una disparidad muy grande en los valores intradiarios de la energía.

Por otro lado, Chile tiene el desafío de gestionar una gran producción de energías variables (eólica y solar fotovoltaica), que deben consumirse en el mismo momento que son generadas porque no son gestionables. Es decir, se generan en presencia del viento o del sol, respectivamente, y es en ese momento en que deben ser consumidas. Esto provoca que en las ocasiones de “exceso” de energía, muchas plantas deben restringir su producción (vertimientos) en determinadas horas.

Para sortear ambos retos, Chile está avanzando en incentivos al almacenamiento a partir de baterías. Esta tecnología permite acumular excedentes de energías renovables e inyectarlos en las horas donde el sistema más lo necesita, y así evitar vertimientos o una distorsión de precios durante las horas del día, generando una armonía en la red eléctrica.

Por ende, es fundamental que Colombia adopte medidas que faciliten la rápida incorporación de      fuentes de energías renovables no convencionales. Diversificar su matriz eléctrica, con fuentes eólica y solar fotovoltaica, garantizará abastecimiento y precios competitivos ante contingencias climáticas.

Conclusión

La transición energética hacía este tipo de energías le permitirá al país hacerle frente a fenómenos climáticos como El Niño, que cada año se intensifican, y mitigar posibles afectaciones al sistema eléctrico por nuevos eventos o condiciones climáticas imprevisibles generadas por el impacto ambiental.

Además, migrar hacia energías limpias, como la eólica y solar fotovoltaica, que incluyan la incorporación de almacenamiento con baterías, le permitirá a Colombia capitalizar al máximo sus recursos para la generación de energías renovables y llevar el sistema eléctrico a un nuevo nivel, mucho más resiliente, capaz de regular costos, que atraiga inversiones y alcance metas de descarbonización con mayor velocidad.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La captura de carbono, que ha sido considerada una solución por los productores de combustibles fósiles, no será suficiente para enfrentar los desafíos climáticos globales. Más que gestionar emisiones, el mundo necesita una transición hacia fuentes renovables

El año 2023 fue el más caliente jamás registrado, y 2024 sigue la misma tendencia. Científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) indican, que de mantenerse las políticas actuales, es probable que el mundo registre un aumento de temperatura superior a 2,8°C para finales de siglo. Es por eso que se demandan mayores esfuerzos para limitar el calentamiento a 1,5°C.

En el centro del problema están los combustibles fósiles.

La quema de petróleo, gas y carbón libera toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Y cuanto más se consumen estos combustibles, mayor es la intensidad de las emisiones.

Para responder a la crisis climática que ya se avecina, los productores están invirtiendo en soluciones de descarbonización como la captura y almacenamiento de carbono (CAC). Sin embargo, esto no será suficiente para reducir las emisiones y el calentamiento global. Es necesario cambiar las fuentes de energía

¿Por qué hay un límite en la captura de carbono?

La tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) es adoptada por las empresas de petróleo, gas y carbón en sus instalaciones para reducir las emisiones de sus operaciones. Algunas industrias, como la cementera y la siderúrgica, que necesitan quemar mucho combustible en sus hornos para generar energía, también están considerando la adopción de la CCS como una forma de mitigar su impacto climático y ofrecer productos con una menor huella de carbono.

Sin embargo, según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el ritmo de implementación de proyectos de CCS está prácticamente estancado: la capacidad total se mantiene en unas 40 millones de toneladas desde hace tres años.

De acuerdo con el escenario planteado por la agencia, para que el mundo alcance emisiones netas cero y limite el calentamiento a 1,5°C, la capacidad de captura debería situarse en unos 400 millones de toneladas de CO2 para 2030, es decir, debe ser 10 veces mayor en los próximos seis años. 

Además de no avanzar a ese ritmo, hay otro problema: la CCS se enfoca en las emisiones de la producción de combustibles fósiles y solo aborda una parte del consumo en las grandes industrias.

Pero es precisamente el consumo el que tiene el mayor impacto ambiental y está disperso no sólo en las industrias, sino también en los autos que circulan por las calles, en los aviones, barcos y camiones, así como en la electricidad que alimenta hogares, comercios y producción agrícola.Para tener una idea, el mundo emite alrededor de 55.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año. La captura de carbono solo puede abordar una pequeña fracción de estas emisiones.

Es caro y consume más energía

Adoptar la CCS también significa una elevada inversión y consumo de energía. Esta es una de las principales razones de los retrasos en los proyectos alrededor del mundo.

Por ejemplo, para viabilizar en Estados Unidos la integración de la captura de carbono en las plantas de combustibles fósiles, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) del presidente Joe Biden tuvo que aumentar el crédito fiscal en julio de 2023, a US$60 por tonelada de CO2 utilizado en la recuperación avanzada de petróleo u otras operaciones industriales y a US$85 por tonelada de CO2 almacenado permanentemente, que anteriormente se encontraba en US$35 por tonelada y US$50 por tonelada, respectivamente, según S&P Global.

Los costos de la captura de carbono varían mucho dependiendo del tipo de actividad y la cantidad de energía necesaria en el proceso: mientras menor sea la concentración de CO2 en el gas, mayor será la energía requerida para separar el CO2, lo que resulta en costos más altos, explica un estudio del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD).

Según el IISD, en las centrales eléctricas a carbón, las industrias de acero y cemento y en la producción de hidrógeno, los flujos de CO2 son más diluidos, lo que aumenta el consumo de energía y eleva los costos de captura.

Si la energía utilizada en el proceso es de combustible fósil, también hay una emisión de CO2.

Hacia la transición a las energías renovables

En diciembre de 2023, la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) marcó la pauta de cómo debería ser la matriz energética del futuro.

Los más de 190 países miembros de la conferencia acordaron triplicar la participación de las energías renovables en la mezcla energética global para 2030, y hacer una transición para abandonar los combustibles fósiles.

Ya estamos en ese camino. Ciertas fuentes como la energía solar fotovoltaica y la eólica, y soluciones como los vehículos eléctricos están batiendo récords de expansión: en 2023, la capacidad de energía renovable añadida a los sistemas energéticos en todo el mundo creció un 50%, alcanzando casi 510 gigavatios (GW). De esta cifra, la energía solar fotovoltaica representó tres cuartas partes de la energía renovable incorporada en todo el mundo.

Las estimaciones de la agencia también indican que el consumo de combustibles fósiles deberá alcanzar su pico antes de 2030, y la participación de las fuentes limpias en la generación de electricidad, se aproximará al 50%, comparada  con cerca del 30% en 2023.

Este cambio llegará a todos los sectores económicos, incluidos aquellos que más dependen de los combustibles fósiles.

Esto se debe a que la combinación de energía renovable, eficiencia energética y la electrificación de las operaciones tiene el potencial de reducir las emisiones de CO2 en más del 90%, cifra requerida para que la industria cumpla sus metas en 2050, calcula el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Brasil tiene excelentes ejemplos de cómo la asociación entre empresas con un consumo intensivo de energía y los generadores de energía renovable puede promover una verdadera transformación. Los beneficios son ambientales, económicos y sociales.

Uno de esos ejemplos proviene de la asociación de Atlas Renewable Energy con Hydro Rein y Albras, el mayor productor de aluminio primario de Brasil. Al formar una joint venture para desarrollar, construir y operar la planta solar Boa Sorte (438 MW) en el estado de Minas Gerais, las empresas agregan capacidad de energía renovable en Brasil mientras hacen que la producción de aluminio sea más sostenible.

Con una inversión estimada de US$320 millones, Albras firmó un PPA en dólares, en el modelo de autoproducción, para el suministro anual de 815 GWh desde 2025 hasta 2044 para cubrir parte de su consumo de energía.

La energía prevista para ser generada por el parque evitará la emisión de 154,000 toneladas de CO2 por año, lo que equivale a retirar de las calles más de 61.800 coches/autos que funcionan con gasolina y diésel.

Más que generar energía, estas empresas de energía renovable también promueven el desarrollo económico en las regiones donde están instaladas, al contratar profesionales y proveedores locales, y promover proyectos de capacitación e inclusión.

Descarbonización con hidrógeno verde

Otra forma de aprovechar el potencial renovable de un país como Brasil en la descarbonización de la industria es mediante la producción de hidrógeno verde, obtenido a partir de la electrólisis del agua con energías como la solar y la eólica.

En todo el mundo, y especialmente en América Latina, los países están diseñando sus planes para establecer una cadena de valor y desarrollar clústeres industriales donde se producirá y consumirá la nueva fuente de energía.

El hidrógeno verde es una de las formas más eficientes de almacenar la energía producida por parques solares y eólicos, y su potencial de aprovechamiento por la industria va desde la producción de combustibles sostenibles como SAF (aviación), amoníaco y metanol verde (transporte marítimo), hasta fertilizantes, acero y aluminio verde.

Por ejemplo, en la industria siderúrgica, una investigacion de BloombergNEF estima que el uso de hidrógeno verde en los hornos puede ser la opción más barata para producir acero con cero emisiones en 2050.

Brasil es uno de los candidatos. Su matriz eléctrica con cerca del 83% de participación renovable y todo su potencial eólico y solar hacen que el país sea atractivo para el desarrollo de cadenas industriales más verdes y competitivas.

Un futuro de oportunidades

Descarbonizar la economía global, dependiente de los combustibles fósiles, no será fácil. Es un desafío que debe enfrentarse con seriedad tras una evaluación de los pros y los contras de cada opción tecnológica.

Soluciones como la captura y almacenamiento de carbono tendrán su lugar, pero deben ser vistas de manera realista, sin desviar la atención de lo que realmente cambiará el consumo de energía.

La demanda de energía continuará creciendo y necesitamos satisfacerla con eficiencia, precios bajos y sostenibilidad. Por lo tanto, la expansión de las energías renovables es un camino sin retorno: constituye la opción más efectiva disponible en el mundo con las tecnologías y recursos naturales accesibles hoy en día.   

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

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