La incorporación masiva de energía eólica y solar es crucial en Colombia, que atraviesa una de las peores sequías de su historia, la cual afecta el suministro eléctrico y dispara los precios de la energía.

El fenómeno de El Niño está generando una sequía alarmante en Colombia. Tal es el impacto que a principios de abril, Bogotá inició un plan de racionamiento de agua potable en ciertas zonas. El nivel de embalses, que apenas supera el 32% (en diciembre del 2023 era del 70%), llegó a ser uno de los más bajos de los últimos 40 años, disminuyendo fuertemente la capacidad de producción de energía, ya que la matriz eléctrica del país se compone en un 66,3% de energía hidráulica, seguida de centrales térmicas, que representan el 31,2%; mientras que las renovables no convencionales generan apenas el 2,5%: 2,4% la solar fotovoltaica y 0,1% la eólica.

A raíz de ello, el Gobierno está aplicando 15 medidas de urgencia para evitar apagones, vinculadas con la vigilancia y el control de las plantas de energía eléctrica; regulaciones específicas para incentivar la producción de electricidad, mejorar el flujo de caja de los comercializadores y proteger al usuario final ante la subida de precios; la ampliación del parque de generación, con más energía térmica y fuentes renovables no convencionales, ya que hay 1.029 MW en etapa de pruebas, de las cuales 31,9 MW son eólicas y 997,1 MW son solares; e incentivos para el cuidado de la energía. Además, se han tomado acciones como la suspensión de exportaciones de energía eléctrica a Ecuador.

Sin embargo, a esta situación se le suma otro inconveniente: la demanda eléctrica que crece mes a mes. En marzo pasado, aumentó un 7,5% respecto al mismo mes del año anterior, el triple que el crecimiento promedio de 2,5% que se solía registrar cada año. Uno de los factores de este crecimiento ha sido el aumento del 10,5% en el consumo en la Región Caribe, que ha padecido especialmente las altas temperaturas debido a El Niño, teniendo necesidad de aumentar el consumo de energía para los mecanismos de refrigeración.

En números concretos, las lluvias actuales solo permiten embalsar lo suficiente para generar 60 GWh por día, sobre los 232 GWh por día que necesita el sistema para operar. Por ende, deben entrar en funcionamiento las centrales térmicas a diésel, una tecnología que es de las más contaminantes y caras del sistema. Pero las térmicas sólo llegan a aportar otros 110 GWh. Los 60 GWh restantes para suplir la demanda se producen con agua de las reservas, lo que va vaciando los embalses.En efecto, este escenario provoca un fuerte aumento de los precios de la energía. Según XM, durante el mes de marzo el valor promedio de la Bolsa de Energía fue de 622,33 pesos colombianos por kWh, un 8,56% más respecto al mes anterior, que fue de 573,22 pesos colombianos por kWh, pero esta cifra va en aumento. En abril, el precio promedio de la Bolsa es de 988,59 pesos por kWh, mientras que en 2023 el valor se ubicó en los 231,53 pesos por kWh.

Renovables: una matriz más competitiva

Esta subida de precios de la energía eléctrica impacta directamente en la competitividad de los comercios e industrias, ya que operan a un valor más alto, y en la competitividad del país, en general. Además, el hecho de poner en marcha centrales termoeléctricas más caras y contaminantes va en contra de los compromisos ambientales fijados. En la pasada Conferencia de las Partes (COP 28), Colombia fue uno de los promotores del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una medida que apunta a poner fin a todas las nuevas exploraciones y explotaciones de petróleo, carbón y gas natural, eliminando progresivamente la producción y el consumo actual.  Además, el Estado se comprometió a disminuir en un 51% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 y a alcanzar la neutralidad en carbono al 2050.

Si bien la matriz eléctrica colombiana es muy limpia por el gran aporte hidroeléctrico, fenómenos como El Niño tienen un impacto crítico en la oferta eléctrica, que obliga a que la generación de las represas sea suplida por fuentes térmicas muy contaminantes y económicamente costosas, como el diésel.

Es por ello que resulta clave que el país pueda incorporar un mayor volumen de energías renovables no convencionales a su canasta energética, como la puesta en marcha de centrales eólicas y la solar fotovoltaica, que son de las más competitivas del mundo.

Un reporte publicado en 2023 por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) indica que el promedio ponderado global del costo nivelado de la energía (LCOE, en inglés) de los parques eólicos en 2022 fue de 33 dólares por MWh (128 pesos por kWh); mientras que, para los proyectos de energía solar fotovoltaica rondó los 49 dólares por MWh (191 pesos por kWh).

En consonancia con el informe, Colombia, en dos subastas a largo plazo de energías renovables, firmó contratos por cerca de 3.000 MW de energía eólica y solar a precios por debajo de los 200 pesos por kWh. En la convocatoria de octubre del 2019, asignó 2.085 MW en 14 proyectos, a un precio promedio de 95 pesos por kWh; en 2021 hizo lo propio adjudicando otros 11 proyectos, esta vez todos solares fotovoltaicos, por 796,3 MW, a un precio promedio de 155,81 pesos colombianos por kWh. Si bien a cada valor habría que agregarle un canon de Cargo por Confiabilidad, en torno a los 60 pesos por kWh, se trata de energía con un costo muy por debajo de los más de 900 pesos por kWh registrados en el mes de abril de este año.

Sin embargo, una parte ínfima de estos proyectos han llegado a entrar en funcionamiento por distintos factores, principalmente debido a lo complejo de obtener las licencias ambientales correspondientes.

Por tanto, será crucial que Colombia avance en la diversificación de su matriz eléctrica para contar con un sistema fiable, capaz de garantizar energía limpia y a precios competitivos, inclusive ante contingencias como las de El Niño.

El almacenamiento como complemento de las renovables

Por su capacidad de recurso eólico y solar, Colombia podría ser potencia en energías renovables, y suplir así toda la demanda eléctrica creciente estimada en 2028 a 263,4 GWh por día, un aumento del 13,5% del consumo actual (232 GWh/día).

De acuerdo al mapa de zonas aptas para generar energía eólica y solar desarrollado por Energética 2030, una alianza interinstitucional liderada por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y conformada por 11 organizaciones entre universidades y empresas privadas, el país tiene un potencial de 35.000 MW eólicos, donde las zonas con mejores condiciones están ubicadas en la parte alta del Caribe (departamentos de La Guajira, Magdalena y Atlántico), mientras que en energía solar el potencial es incalculable, dado que la mayor parte del territorio está muy cerca del ecuador terrestre, por lo que en el transcurso de todo el año el sol sale y se oculta casi verticalmente.

Conforme a ese potencial, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) diseñó un mapa con todos los proyectos asignados y aprobados de energía, los cuales suman alrededor de 23.500 MW, divididos en: 16.329,71 MW fotovoltaicos, 3.991,5 MW eólicos, 1.018,54 MW térmicos y 2.527,55 MW hidráulicos.

El horizonte de puesta en marcha de todas esas centrales de energía es, paulatinamente, hacia el 2032. De concretarse, la energía solar en Colombia pasaría de representar sólo el 2,5% de la matriz eléctrica al 40%, tras aumentar los 486 MW operativos actualmente a los 16.815,71 MW, superando a la hidroeléctrica; y la eólica representaría un 9%, alcanzando los 4.009,92 MW.

Una matriz eléctrica tan diversificada permitiría que los precios de la bolsa cayeran drásticamente. Tal sería el cambio, que surgirían dos nuevos retos tal como ocurre en Chile, país que cuenta con una capacidad instalada total del 44% en energía eólica y solar dentro de su parque eléctrico.

Por un lado, que en las horas del día cuando se generan los volúmenes más importantes de energías renovables, los precios en la bolsa de energía se fijan a 0 dólares por MWh.en distintas regiones Si bien es conveniente para los consumidores, no lo es para los promotores de proyectos de energía, que realizan inversiones para que el sistema eléctrico continúe desarrollándose. Además, en otros tramos horarios, en los que la generación renovable no está presente, los precios se disparan, por lo que hay una disparidad muy grande en los valores intradiarios de la energía.

Por otro lado, Chile tiene el desafío de gestionar una gran producción de energías variables (eólica y solar fotovoltaica), que deben consumirse en el mismo momento que son generadas porque no son gestionables. Es decir, se generan en presencia del viento o del sol, respectivamente, y es en ese momento en que deben ser consumidas. Esto provoca que en las ocasiones de “exceso” de energía, muchas plantas deben restringir su producción (vertimientos) en determinadas horas.

Para sortear ambos retos, Chile está avanzando en incentivos al almacenamiento a partir de baterías. Esta tecnología permite acumular excedentes de energías renovables e inyectarlos en las horas donde el sistema más lo necesita, y así evitar vertimientos o una distorsión de precios durante las horas del día, generando una armonía en la red eléctrica.

Por ende, es fundamental que Colombia adopte medidas que faciliten la rápida incorporación de      fuentes de energías renovables no convencionales. Diversificar su matriz eléctrica, con fuentes eólica y solar fotovoltaica, garantizará abastecimiento y precios competitivos ante contingencias climáticas.

Conclusión

La transición energética hacía este tipo de energías le permitirá al país hacerle frente a fenómenos climáticos como El Niño, que cada año se intensifican, y mitigar posibles afectaciones al sistema eléctrico por nuevos eventos o condiciones climáticas imprevisibles generadas por el impacto ambiental.

Además, migrar hacia energías limpias, como la eólica y solar fotovoltaica, que incluyan la incorporación de almacenamiento con baterías, le permitirá a Colombia capitalizar al máximo sus recursos para la generación de energías renovables y llevar el sistema eléctrico a un nuevo nivel, mucho más resiliente, capaz de regular costos, que atraiga inversiones y alcance metas de descarbonización con mayor velocidad.

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

La captura de carbono, que ha sido considerada una solución por los productores de combustibles fósiles, no será suficiente para enfrentar los desafíos climáticos globales. Más que gestionar emisiones, el mundo necesita una transición hacia fuentes renovables

El año 2023 fue el más caliente jamás registrado, y 2024 sigue la misma tendencia. Científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) indican, que de mantenerse las políticas actuales, es probable que el mundo registre un aumento de temperatura superior a 2,8°C para finales de siglo. Es por eso que se demandan mayores esfuerzos para limitar el calentamiento a 1,5°C.

En el centro del problema están los combustibles fósiles.

La quema de petróleo, gas y carbón libera toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Y cuanto más se consumen estos combustibles, mayor es la intensidad de las emisiones.

Para responder a la crisis climática que ya se avecina, los productores están invirtiendo en soluciones de descarbonización como la captura y almacenamiento de carbono (CAC). Sin embargo, esto no será suficiente para reducir las emisiones y el calentamiento global. Es necesario cambiar las fuentes de energía

¿Por qué hay un límite en la captura de carbono?

La tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) es adoptada por las empresas de petróleo, gas y carbón en sus instalaciones para reducir las emisiones de sus operaciones. Algunas industrias, como la cementera y la siderúrgica, que necesitan quemar mucho combustible en sus hornos para generar energía, también están considerando la adopción de la CCS como una forma de mitigar su impacto climático y ofrecer productos con una menor huella de carbono.

Sin embargo, según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el ritmo de implementación de proyectos de CCS está prácticamente estancado: la capacidad total se mantiene en unas 40 millones de toneladas desde hace tres años.

De acuerdo con el escenario planteado por la agencia, para que el mundo alcance emisiones netas cero y limite el calentamiento a 1,5°C, la capacidad de captura debería situarse en unos 400 millones de toneladas de CO2 para 2030, es decir, debe ser 10 veces mayor en los próximos seis años. 

Además de no avanzar a ese ritmo, hay otro problema: la CCS se enfoca en las emisiones de la producción de combustibles fósiles y solo aborda una parte del consumo en las grandes industrias.

Pero es precisamente el consumo el que tiene el mayor impacto ambiental y está disperso no sólo en las industrias, sino también en los autos que circulan por las calles, en los aviones, barcos y camiones, así como en la electricidad que alimenta hogares, comercios y producción agrícola.Para tener una idea, el mundo emite alrededor de 55.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año. La captura de carbono solo puede abordar una pequeña fracción de estas emisiones.

Es caro y consume más energía

Adoptar la CCS también significa una elevada inversión y consumo de energía. Esta es una de las principales razones de los retrasos en los proyectos alrededor del mundo.

Por ejemplo, para viabilizar en Estados Unidos la integración de la captura de carbono en las plantas de combustibles fósiles, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) del presidente Joe Biden tuvo que aumentar el crédito fiscal en julio de 2023, a US$60 por tonelada de CO2 utilizado en la recuperación avanzada de petróleo u otras operaciones industriales y a US$85 por tonelada de CO2 almacenado permanentemente, que anteriormente se encontraba en US$35 por tonelada y US$50 por tonelada, respectivamente, según S&P Global.

Los costos de la captura de carbono varían mucho dependiendo del tipo de actividad y la cantidad de energía necesaria en el proceso: mientras menor sea la concentración de CO2 en el gas, mayor será la energía requerida para separar el CO2, lo que resulta en costos más altos, explica un estudio del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD).

Según el IISD, en las centrales eléctricas a carbón, las industrias de acero y cemento y en la producción de hidrógeno, los flujos de CO2 son más diluidos, lo que aumenta el consumo de energía y eleva los costos de captura.

Si la energía utilizada en el proceso es de combustible fósil, también hay una emisión de CO2.

Hacia la transición a las energías renovables

En diciembre de 2023, la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) marcó la pauta de cómo debería ser la matriz energética del futuro.

Los más de 190 países miembros de la conferencia acordaron triplicar la participación de las energías renovables en la mezcla energética global para 2030, y hacer una transición para abandonar los combustibles fósiles.

Ya estamos en ese camino. Ciertas fuentes como la energía solar fotovoltaica y la eólica, y soluciones como los vehículos eléctricos están batiendo récords de expansión: en 2023, la capacidad de energía renovable añadida a los sistemas energéticos en todo el mundo creció un 50%, alcanzando casi 510 gigavatios (GW). De esta cifra, la energía solar fotovoltaica representó tres cuartas partes de la energía renovable incorporada en todo el mundo.

Las estimaciones de la agencia también indican que el consumo de combustibles fósiles deberá alcanzar su pico antes de 2030, y la participación de las fuentes limpias en la generación de electricidad, se aproximará al 50%, comparada  con cerca del 30% en 2023.

Este cambio llegará a todos los sectores económicos, incluidos aquellos que más dependen de los combustibles fósiles.

Esto se debe a que la combinación de energía renovable, eficiencia energética y la electrificación de las operaciones tiene el potencial de reducir las emisiones de CO2 en más del 90%, cifra requerida para que la industria cumpla sus metas en 2050, calcula el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Brasil tiene excelentes ejemplos de cómo la asociación entre empresas con un consumo intensivo de energía y los generadores de energía renovable puede promover una verdadera transformación. Los beneficios son ambientales, económicos y sociales.

Uno de esos ejemplos proviene de la asociación de Atlas Renewable Energy con Hydro Rein y Albras, el mayor productor de aluminio primario de Brasil. Al formar una joint venture para desarrollar, construir y operar la planta solar Boa Sorte (438 MW) en el estado de Minas Gerais, las empresas agregan capacidad de energía renovable en Brasil mientras hacen que la producción de aluminio sea más sostenible.

Con una inversión estimada de US$320 millones, Albras firmó un PPA en dólares, en el modelo de autoproducción, para el suministro anual de 815 GWh desde 2025 hasta 2044 para cubrir parte de su consumo de energía.

La energía prevista para ser generada por el parque evitará la emisión de 154,000 toneladas de CO2 por año, lo que equivale a retirar de las calles más de 61.800 coches/autos que funcionan con gasolina y diésel.

Más que generar energía, estas empresas de energía renovable también promueven el desarrollo económico en las regiones donde están instaladas, al contratar profesionales y proveedores locales, y promover proyectos de capacitación e inclusión.

Descarbonización con hidrógeno verde

Otra forma de aprovechar el potencial renovable de un país como Brasil en la descarbonización de la industria es mediante la producción de hidrógeno verde, obtenido a partir de la electrólisis del agua con energías como la solar y la eólica.

En todo el mundo, y especialmente en América Latina, los países están diseñando sus planes para establecer una cadena de valor y desarrollar clústeres industriales donde se producirá y consumirá la nueva fuente de energía.

El hidrógeno verde es una de las formas más eficientes de almacenar la energía producida por parques solares y eólicos, y su potencial de aprovechamiento por la industria va desde la producción de combustibles sostenibles como SAF (aviación), amoníaco y metanol verde (transporte marítimo), hasta fertilizantes, acero y aluminio verde.

Por ejemplo, en la industria siderúrgica, una investigacion de BloombergNEF estima que el uso de hidrógeno verde en los hornos puede ser la opción más barata para producir acero con cero emisiones en 2050.

Brasil es uno de los candidatos. Su matriz eléctrica con cerca del 83% de participación renovable y todo su potencial eólico y solar hacen que el país sea atractivo para el desarrollo de cadenas industriales más verdes y competitivas.

Un futuro de oportunidades

Descarbonizar la economía global, dependiente de los combustibles fósiles, no será fácil. Es un desafío que debe enfrentarse con seriedad tras una evaluación de los pros y los contras de cada opción tecnológica.

Soluciones como la captura y almacenamiento de carbono tendrán su lugar, pero deben ser vistas de manera realista, sin desviar la atención de lo que realmente cambiará el consumo de energía.

La demanda de energía continuará creciendo y necesitamos satisfacerla con eficiencia, precios bajos y sostenibilidad. Por lo tanto, la expansión de las energías renovables es un camino sin retorno: constituye la opción más efectiva disponible en el mundo con las tecnologías y recursos naturales accesibles hoy en día.   

Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar Certificados de Carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.

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Los CFO lideran una revolución hacia la sostenibilidad: los acuerdos de compra de energía renovable se han convertido en piezas centrales de sus estrategias financieras y ambientales.

El papel del director financiero (CFO, en inglés) ha evolucionado notablemente, en gran medida por la transformación digital y el auge del sector financiero. La capacidad de relacionarse con todos los actores clave vinculados a las empresas, y de conocer las regulaciones es fundamental en las decisiones de un CFO.

El CFO ya no es una figura técnica: su rol se ha diversificado y ahora es un profesional híbrido y estratégico. En lugar de solo enfocarse en números y finanzas, se espera que los CFO tengan habilidades blandas que les permitan cultivar la colaboración y la empatía. Así se afirma en un reciente artículo de la revista Forbes, que describe al CFO como el “copiloto” del presidente ejecutivo de una empresa.

El desafío de los CFO de hoy no es sólo ocuparse de las áreas tácticas y estratégicas tradicionales, sino también demostrar flexibilidad y rapidez para anticipar situaciones. Esta adaptabilidad es esencial dada la complejidad creciente del entorno empresarial.En una era de creciente digitalización, la empresa de servicios profesionales EY Latinoamérica señala la importancia de que los CFO adopten las nuevas tecnologías para impulsar la eficiencia y la rentabilidad de las empresas. En esencia, los CFO son cada vez más responsables de la creación de valor, un concepto clave para la sostenibilidad de los negocios.

La importancia de las políticas ESG en la toma de decisión de los CFO

El apalancamiento financiero siempre ha sido clave para el crecimiento de las compañías. Hoy hay un ingrediente adicional: el acceso al crédito de las empresas depende cada vez más de su compromiso con las políticas ESG (por las siglas en inglés de políticas medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa).

Hace algunos años, la sostenibilidad medioambiental o social de una empresa solo la evaluaban las agencias de calificación crediticia. Hoy la exigen los inversionistas institucionales. “Algunas de las grandes gestoras de activos, especialmente las que tienen fondos de gestión pasiva (como Vanguard, State Street, BlackRock) y también algunas de gestión activa han creado equipos especializados, desarrollando metodologías internas para asignar sus propias calificaciones sostenibles”, indica el banco BBVA.

Los inversionistas ahora evalúan las políticas de sostenibilidad de las empresas. Su cumplimiento permitirá conseguir una participación más efectiva en el mercado de capitales, de acuerdo con el Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes). De allí que los principios ESG deban estar en el centro de la estrategia del CFO. 

¿Qué instrumentos financieros están relacionados con las medidas de sostenibilidad? “Cada vez hay más variedad de productos para las compañías que cumplen los estándares ESG”, asegura el Banco Santander. Cuatro de esos productos son:

  • Fondos de inversión sostenibles: organizaciones que aportan dinero a proyectos después de evaluar distintos estándares, como los esfuerzos en innovación y la mejora de la eficiencia energética o de las condiciones sociales.
  • Bonos verdes y sociales: títulos de deuda cuyo destino es financiar proyectos medioambientales o socialmente responsables.
  • Capital de riesgo social: fondos que invierten en empresas cuya misión es solucionar problemas sociales o ecológicos. Los inversionistas de capital de riesgo social esperan beneficios tanto económicos como sociales o medioambientales.
  • Préstamos verdes: productos financieros diseñados para financiar proyectos que ayuden a preservar el medioambiente, como la producción de electrodomésticos más eficientes o de coches menos contaminantes.

PPA renovables corporativos: una carta importante para los CFO

Las iniciativas que promueven la transición energética (pasar de utilizar combustibles fósiles a energías limpias) son cada vez más relevantes para los inversionistas. La novedad es que de a poco empieza a serlo también para los consumidores.

Un ejemplo es que la reducción de emisiones de CO2 será determinante para el comercio con Europa de algunas compañías. En efecto, la Comisión Europea está en proceso de adoptar un Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono (CBAM) que impida la importación de bienes producidos con más CO2 de lo que se permite en los países de la Unión Europea para su consumo interno, que es uno de los estándares más exigentes del mundo.

De manera que si una empresa minera que extrae cobre produce una cantidad de toneladas de CO2 que superen las políticas ambientales de la Unión Europea, el cobre extraído no podrá venderse a ninguno de los 27 países de la Unión. Ante esta medida, muchas compañías latinoamericanas deberán aumentar su consumo de energías renovables, que son menos contaminantes.

¿Son conscientes los directores financieros de estos cambios? Javier Bustos cree que sí. Bustos es el director ejecutivo de la Asociación de Clientes Eléctricos No Regulados (ACENOR), que agrupa a las empresas chilenas consideradas como ‘clientes libres’ en términos del servicio eléctrico (es decir, su potencia conectada es mayor de 500 kW y por ello pueden autogenerar su electricidad o contratar el suministro directamente a empresas generadoras).

“Las empresas están buscando cada vez más acceder a suministro eléctrico renovable [mediante un acuerdo de abastecimiento de energía (PPA) bilateral], con el objeto de alcanzar sus propias metas de reducción de huella de carbono, así como para competir internacionalmente”, destaca Bustos en relación con los menores precios que se pueden encontrar en las energías renovables.

“En el último tiempo hemos visto cómo grandes clientes eléctricos industriales y mineros han renegociado o suscrito nuevos contratos para asegurar que reciben suministro renovable”, afirma Bustos. “En ACENOR estimamos que al menos el 60% de la energía contratada por nuestros asociados ya es renovable y continúa creciendo cada año”.

Para Bustos, es recomendable que las empresas que califican como clientes libres “continúen impulsando la contratación de energía renovable, por lo que la mirada del CFO es muy relevante para incorporar este tipo de suministro en el portafolio de consumos”. 

Estabilidad, precios competitivos y descarbonización para alcanzar metas ESG: el director ejecutivo de ACENOR observa que las grandes empresas prefieren acordar contratos PPA que quedar expuestas a las oscilaciones de los precios del mercado marginalista o depender del abastecimiento de una distribuidora eléctrica.

¿A qué plazos? “Aproximadamente, un tercio de los contratos libres en Chile son de al menos 15 años de duración. El resto, mayoritariamente son contratos de entre 5 y 10 años de duración”, responde.

Puntos clave: guía práctica ante los desafíos de la sustentabilidad

En resumen, es aconsejable que el director financiero tome en cuenta los criterios ESG para formular su estrategia. Un artículo publicado por la consultora PWC plantea cuatro dimensiones del rol de estos altos ejecutivos y su relación con las políticas de sustentabilidad:

  • Visionario estratégico: el CFO comprende y guía la relación entre personas, ecosistemas y rentabilidad para identificar los riesgos y las oportunidades de la sustentabilidad y así integrarlos a una estrategia de largo plazo.
  • Colaborador inclusivo: el CFO sabe construir una red entre unidades de negocio, proveedores, vendedores y otras partes interesadas para mantener un compromiso con la sustentabilidad.
  • Catalizador de la transformación: el director financiero alinea la estrategia de negocios, la compañía en general y su cultura gracias a una agenda sustentable común.
  • Comunicador firme: el director financiero tiene la información financiera y no financiera de la organización; por tanto, puede crear un programa de sustentabilidad creíble con información fidedigna.

Otro aspecto central es que los directores financieros tengan identificados a todos los actores relevantes de una empresa, más allá de los accionistas.

“Hoy en día, los CFO reconocen que no solo los accionistas exigen información financiera y no financiera relacionada con asuntos ESG; también las partes que tengan un impacto interno o externo en la organización”, asevera PWC.

Conclusión

Los problemas medioambientales y sociales requieren un fuerte compromiso de las empresas en el diseño de políticas ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Para ello se necesita que los directores desarrollen la capacidad para adaptarse rápidamente a las nuevas tendencias; entre ellas, la promoción de la transición energética.

En este sentido, los contratos de abastecimiento de energías renovables son una herramienta estratégica de los CFO para alcanzar objetivos ambientales, como la reducción de las emisiones de CO2.

Los acuerdos de compraventa de energía limpia no solo contribuyen a que las empresas alcancen sus metas ESG (lo que les dará mayor acceso a instrumentos financieros y, en muchos casos, a ganar reputación entre los consumidores). También suponen un ahorro económico y duradero, por tratarse de acuerdos estables, a largo plazo y con precios competitivos.

 En alianza con Castleberry Media, tenemos el compromiso de cuidar nuestro planeta; por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.  Lo compensamos x3  mediante la compra de certificados de Carbono para la siembra de árboles para evitar la deforestación y compensar la emisión de CO₂

La transición energética ha llegado a las empresas más allá de los grandes consumidores de energía en Brasil, ampliando las diversas opciones de adquisición de electricidad renovable para abastecer las operaciones de empresas de diferentes tamaños y consumo de energía.

Los contratos de energía renovable en Brasil deben recibir el impulso de un segmento del mercado que incluye desde empresas de gestión de hospitales hasta cadenas de supermercados, centros de datos, compañías telefónicas, construcción, comercio, centros comerciales, industrias manufactureras, de alimentos y bebidas, entre muchas otras que mueven la economía brasileña.

Las razones son múltiples: ahorro en los costos energéticos, flexibilidad y previsibilidad en los acuerdos y, por supuesto, competitividad en un mercado global y clientes cada vez más exigentes con la sostenibilidad y la huella de gases de efecto invernadero (GHG) de sus cadenas de valor.

“No será solo un factor de competitividad, sino un factor de supervivencia y permanencia en el mercado en el que se encuentran estas empresas. Hoy en día, varios países, o incluso bloques de países como la Unión Europea, están demandando cada vez más requisitos a los proveedores y los productos que importan. Tener la garantía de que se está comprando energía renovable directamente del generador ofrece mucha seguridad”, explica Lucas Salgado, Director de Estrategia y Planificación Comercial de Atlas Renewable Energy.

Con casi 4,5 gigavatios (GW) instalados y en funcionamiento en Brasil, Atlas Renewable Energy tiene una amplia experiencia al servicio de clientes que dependen considerablemente de la electricidad puesto que su consumo eléctrico representa alrededor del 45% de los costos operativos.

Salgado afirma que esta experiencia ha ayudado a la empresa a desarrollar opciones de contratación de energía renovable para el segmento de consumo medio, donde la demanda de energía es menor, pero sigue siendo un gasto importante para el empresario.

Para cada negocio, una solución

El trabajo realizado entre Atlas Renewable Energy y sus clientes toma en consideración las mejores prácticas del mercado y las adapta a la realidad de la empresa y su segmento.

“A veces es el plazo del contrato, que en lugar de ser de 20 años, será de 7 a 15 años. En vez de ser una curva de consumo plana, será una curva ajustada al consumo del cliente, lo que dará una flexibilidad operativa adicional. A veces, un cliente tiene operaciones en distintos submercados, en los que cada punto de consumo tiene un perfil y un volumen diferentes, y logramos atender cada carga de la mejor manera posible, mitigando cualquier exposición al mercado”, explica Salgado. 

A continuación, resumimos todo lo que necesita saber para tomar una decisión informada sobre la compra de energía renovable para su empresa.

  • ¿Quién es el mercado medio de la energía en Brasil?
  • ¿Por qué contratar energía renovable?
  • ¿Cuáles son las modalidades de contratación?
  • ¿Cómo elegir la mejor opción?
  • ¿Puedo emitir créditos de carbono?
  • ¿Qué debo tener en cuenta al elegir un proveedor de energía?
  • Quiero contratar energía renovable. ¿Cuál es el primer paso?

¿Qué es el mercado medio?

Cuando hablamos de empresas de consumo energético intermedio, nos referimos a grandes empresas que consumen entre 1 y 20 MW/promedio y cuyos gastos mensuales de electricidad fluctúan entre 100.000 y 150.000 reales. 

Se trata de organizaciones que, aunque no figuran entre los 50 mayores consumidores de energía, tienen una factura energética importante, que representa más del 40% de sus costos de funcionamiento; por eso buscan la eficiencia y la descarbonización.

 ¿Por qué contratar energías renovables?

Una de las razones es económica. “Hoy en día, tener un acuerdo de compra de energía a largo plazo (PPA) se ha convertido en una opción económicamente viable para empresas de diferentes tamaños. Incluso para las que están migrando al mercado libre”, afirma el Director Comercial de Atlas.

Según Salgado, con la firma de un PPA es posible obtener un descuento del 50% sobre el costo de la tarifa energética en el modelo de autoproducción, además del ahorro que proporcionan las fuentes solar y eólica.

Por otra parte, la contratación de energía renovable garantiza la estabilidad y previsibilidad de los costos, refuerza la competitividad internacional de las empresas y contribuye a la descarbonización, que son factores de supervivencia en un mercado cada vez más alineado con los objetivos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).

“Estas empresas son capaces de reducir sus emisiones de carbono y cumplir sus objetivos internos y sectoriales. En el caso de Atlas, normalmente comercializamos la energía de los nuevos parques que estamos construyendo, por lo que nuestros clientes pueden demostrar que están aportando adicionalidad a través de certificaciones como créditos de carbono y REC (sigla en inglés para certificado de energía renovable)”, destaca el ejecutivo. 

¿Cuáles son las formas de contratación?

PPA (Power Purchase Agreement): es un contrato de compra de energía a largo plazo que proporciona estabilidad y reducción de gastos. En él se definen plazos, volumen y algunos criterios comerciales, como flexibilidad de curva. Es decir, las flexibilidades operativas pueden generarse de manera estacional, dependiendo de la demanda y la individualidad de la operación de la empresa interesada.

Autoproducción por equiparación: también es un PPA, con la diferencia de que el cliente se convierte en socio del proyecto, obteniendo beneficios financieros y de costos. Además de ser un consumidor de energía, también se convierte en inversor. Los ahorros de costos con cargos sectoriales pueden alcanzar hasta el 90%, lo que representa hasta el 30% del costo de la energía.

Autoproducción por consorcio y arrendamiento: las empresas se unen para arrendar una planta de generación renovable, compartiendo costos y beneficios. Es una especie de club de energía, en el que se paga mensualmente y equivale al costo de la energía que recibirá el cliente.

¿Y los atributos medioambientales que ofrece Atlas?

Los proyectos de Atlas, al cumplir con los requisitos de adicionalidad, tener proyectos de impacto social y ambiental vinculados a su construcción y operación, y ser energía renovable, son elegibles para la comercialización de productos de compensación de emisiones como:

Certificados de Energía Renovable (REC): es un modelo que se ha hecho muy conocido en Brasil y tiene una gran demanda. Cada MWh de energía renovable genera un REC, y con ello, la empresa logra compensar su consumo en sus inventarios.

Créditos de carbono: Los proyectos de Atlas pueden ser certificados a partir de metodologías internacionales como la del Global Carbon Council (GCC) para que puedan generar créditos de carbono en el mercado voluntario.

¿Cómo elegir la mejor opción?

La elección entre estas opciones depende de las necesidades específicas de cada empresa. 

Un PPA ofrece estabilidad, mientras que la autoproducción es ideal para aquellos que buscan ahorros adicionales mediante la reducción de costos, ya sea a través de la participación en proyectos o consorcios. El consorcio es ventajoso para clientes con diversos puntos de consumo y que no desean tener una participación accionaria en el proyecto. Productos como los REC y los créditos de carbono son ideales para la compensación de emisiones.

Por eso, Atlas trabaja con el cliente para encontrar el modelo que aporte más ahorro y seguridad en relación con los costos energéticos y en función de las necesidades operativas y estratégicas de la empresa.

“La equiparación funciona bien para aquellos clientes que tienen un consumo individual superior a 3 MW. Por debajo de los 3 MW, el arrendamiento tiene más sentido porque, además de la autoproducción, el cliente puede tener  otros beneficios. Redes de comercio minorista, por ejemplo, pueden tener una reducción de los costos con cargos, con distribución y otras optimizaciones de costo. Es decir, también ofrece una ventaja de optimización de los gastos, además de la reducción de emisiones y una mayor previsibilidad de costos”, explica Salgado. 

¿Puedo emitir créditos de carbono?

Sí. Además de tener un PPA de energía renovable, el cliente dispone de certificados de mercado que se utilizan para demostrar que está reduciendo las emisiones de Alcance 2 (consumo de energía) en su inventario.

Los REC pueden ser utilizados en los inventarios con la metodología del Protocolo GHG y pueden ser adquiridos por el resto de la cadena de valor. 

En el caso de Atlas, los REC tienen una certificación adicional: son los REC Brasil, que demuestran que los proyectos que generan electricidad limpia están vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

En cuanto al mercado voluntario de carbono, Atlas certifica los proyectos a partir de metodologías internacionales como la del Global Carbon Council (GCC) para que puedan generar créditos.

“Con este crédito de carbono, la empresa logra compensar sus emisiones de todos los alcances 1, 2 y 3″, dice Salgado

¿Qué debo tener en cuenta al elegir un proveedor de energía?

Protéjase de los riesgos: ya sea de mercado o de crédito. Un consejo de Lucas Salgado es comprobar que el generador tiene los activos físicos para entregar la energía contratada y cuáles son las garantías de suministro

Conozca a su contraparte: busque empresas con trayectoria en el mercado de generación y capacidad financiera para cumplir sus compromisos. Estudie los balances e investigue a fondo quién es el proveedor y cómo logra ofrecer ese precio.

Busque opiniones especializadas: varios gestores energéticos independientes trabajan muy estrechamente con el cliente y a su favor, y pueden brindar apoyo durante el proceso de contratación.

Quiero hacer un contrato de energía renovable. ¿Cuál es el primer paso?

Para iniciar este proceso, el primer paso es ponerse en contacto con especialistas, como Atlas, que ofrecen apoyo desde el análisis de viabilidad hasta la elaboración del contrato. Para facilitar este contacto existen canales de comunicación como el sitio web atlasrenewableenergy.com, el correo electrónico comercial@atlasren.com y las redes sociales.

 Lucas Salgado nos extiende una invitación: “Las puertas de Atlas están abiertas para recibir y conversar con todos los interesados en participar en la transición energética hacia un mundo más sostenible”. 

En colaboración con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta, por lo que ese contenido es responsable con el medio ambiente.

El Acuerdo de Dubái propone triplicar la instalación de energías renovables hasta 2030. Las empresas serán claves en el cumplimiento de las metas de descarbonización con acuerdos de compra de energía (PPA) limpia y a precios competitivos.

En la última Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28), celebrada del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, 198 países suscribieron el Acuerdo de Dubái. En el documento final, por primera vez, quedó detallado el rol de los combustibles fósiles: se estableció el “principio del fin” de la era de estas fuentes de energías contaminantes.

Durante la conferencia se acordó triplicar la capacidad mundial de las energías renovables a 11 teravatios y duplicar (de 2 a 4%) la tasa media anual de mejora de la eficiencia energética hasta 2030; además, también se acordó acelerar la disminución del uso del carbón para producir energía, reemplazarlo por tecnologías de emisiones cero y bajas, y apresurar la descarbonización mediante la rápida adopción de vehículos con cero o bajas emisiones.

El acuerdo también compromete a los países firmantes a eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles que no aborden la pobreza energética ni las transiciones justas, y a acelerar las acciones en esta década para lograr cero emisiones netas en 2050.

Sin embargo, no se llegó a un acuerdo específico sobre la reducción del uso del petróleo, el gas o el carbón, lo que crea dudas sobre la efectividad de los compromisos, que deben respaldar la meta establecida en el Acuerdo de París, cuyo mandato es limitar el calentamiento global a 1,5ºC para fin de siglo.

El Pacto Mundial de la ONU calcula que para alcanzar ese objetivo se deberían reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en un 43% hasta 2030 y en un 60% hasta 2035 en relación con las emisiones de 2019, y alcanzar las cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050.

No obstante, la organización estadounidense sin fines de lucro World Wildlife Fund, Inc. (WWF) advirtió que de acuerdo con las últimas contribuciones determinadas a escala nacional (NDC, por sus siglas en inglés) presentadas por los países se prevé una reducción de solo el 14% para el 2030, tres veces menor a lo necesario. Estos datos revelan el desafío que implica el ritmo de descarbonización propuesto.

Más aún, la OPEP prevé que haya un aumento del consumo del petróleo para los próximos años. Calcula que en 2024 el mundo consumirá un 2,2% más que en 2023, es decir, una media de 104,4 millones de barriles al día, frente a los 102,1 del año 2023.

Para Estados Unidos, los analistas de la OPEP prevén una tasa de crecimiento del consumo de petróleo del 1% en 2024 y del 1,5% en 2025, mientras que para la zona euro calculan que aumentará alrededor de un 0,5% y un 1,2 %, respectivamente.

China, uno de los mayores consumidores de petróleo del mundo, que requiere entre 15 millones y 16 millones de barriles de crudo diarios, actualmente no solo produce petróleo en cantidades récord: también lo importa a un ritmo sin precedentes, lo que revela una clara estrategia de acumulación de reservas para los próximos años.

La necesidad de financiamiento

Una de las principales discusiones de la COP 28 giró en torno al financiamiento para impulsar la lucha frente al cambio climático.

En este sentido, el Fondo Verde para el Clima (GCF, en inglés) recibió un nuevo impulso: seis países prometieron colaborar en su financiación, por lo que las promesas de financiamiento ascienden a la cifra récord de 12.800 millones de dólares procedentes de 31 países; también se esperan nuevas contribuciones. 

Además, ocho gobiernos anunciaron donaciones por 174 millones de dólares para el Fondo para los Países Menos Adelantados y el Fondo Especial para el Cambio Climático; también se prometieron nuevas contribuciones al Fondo de Adaptación por casi 188 millones de dólares.

Sin embargo, desde ONU Cambio Climático advierten que aún se está lejos de los billones de dólares que se necesitan para apoyar a los países en desarrollo en la transición hacia las energías limpias. Para conseguir esta financiación, el Pacto Mundial subraya la importancia de reformar la arquitectura financiera multilateral y de acelerar la creación de fuentes de financiación nuevas e innovadoras.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su estudio titulado “Economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2023: Necesidades de financiamiento y herramientas de política para la transición hacia economías bajas en carbono y resilientes al clima”, indica que para cumplir con los compromisos de acción climática se requiere una inversión de entre el 3,7% y el 4,9% del PIB regional por año hasta 2030. A modo de comparación, en 2020 el financiamiento climático en América Latina y el Caribe fue de solo 0,5% del PIB regional. Por lo tanto, cerrar la brecha del financiamiento climático requiere aumentar la movilización de recursos nacionales e internacionales entre siete y diez veces.

El aporte del sector privado a la transición energética

Darle apoyo financiero al sector privado podría ser una opción para impulsar la descarbonización. El objetivo es que las empresas generadoras de energía limpia avancen con sus proyectos y ofrezcan suministro eléctrico renovable a precios competitivos. Para ello se pueden emplear instrumentos como el Fondo Verde para el Clima, las líneas de créditos verdes de entidades bancarias o la emisión de bonos verdes.

En este sentido, en 2021 Atlas Renewable Energy obtuvo 253 millones de dólares en formato de bono verde, lo que le permitió desarrollar su proyecto  ‘Financiamiento Ananuca’, que refinanció la Planta Solar Javiera (69,5 MW) e impulsó la construcción del Proyecto Solar Sol del Desierto (230 MW), ambos en Chile. La planta Javiera proporciona energía limpia para el 15% de las necesidades de energía de Minera Los Pelambres, una de las minas de Antofagasta Minerals (AMSA), una de las empresas de cobre más grandes del mundo.

Otro caso emblemático es el de Albras, el mayor productor de aluminio primario en Brasil. En noviembre del año pasado, la empresa recibió el mayor financiamiento en dólares del BNDES para el mayor PPA solar en América Latina con Atlas Renewable Energy: a partir de 2025, y durante 21 años, el fabricante recibirá energía limpia y competitiva de la planta solar Vista Alegre de 902 MWp, lo que evitará la emisión de 2.4 millones de toneladas de CO₂. A modo de comparación, la energía contratada entre Atlas Renewable Energy y Albras es suficiente para abastecer a más de tres millones de personas. Este es el segundo PPA firmado entre Atlas Renewable Energy y Albras, el primero fue Boa Sorte

Ambos casos tienen que ver con una tendencia que crece año a año en el mundo. De acuerdo con BloombergNEF, en 2022 empresas privadas e instituciones públicas firmaron contratos de abastecimiento de energía (PPA) récords: 36,7 GWH, un 18% más que en 2021.

BloombergNEF destaca que desde 2008 167 organizaciones han celebrado acuerdos PPA en 36 mercados en todo el mundo por 148 GW de energía limpia, una cifra significativa que supera la capacidad total de generación de energía de Francia.

Entre las organizaciones que firmaron acuerdos de energía limpia en 2022, Amazon lidera la lista, con 10,9 GW de PPA firmados, seguida de Meta (2,6 GW), Google (1,6 GW) y Microsoft (1,3 GW), lo que ilustra la necesidad de las empresas tecnológicas por obtener energía limpia y competitiva para satisfacer su creciente demanda de electricidad.

En América, los contratos firmados aumentaron un 18%, hasta un récord de 24,1 GW, con aumentos tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica.

Por ende, promover mayores líneas de financiamiento para que las empresas emprendan rápidamente su camino hacia la descarbonización será clave para revertir el cambio climático. Junto a ello, es necesario que los países ofrezcan mejores incentivos y condiciones para las inversiones.

A contramano de ello, en 2022 los subsidios a los combustibles fósiles se dispararon hasta alcanzar un monto histórico de siete billones de dólares. Se calcula que la eliminación de los subsidios incrementaría los ingresos públicos en 4,4 billones de dólares, además de tornar menos competitivas a las energías contaminantes respecto a las limpias.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el sector energético mundial es responsable del 73% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, cuando las emisiones anuales de dióxido de carbono relacionadas con la energía deberán disminuir un 70 % para 2050. En este sentido, las energías renovables, la eficiencia energética y un aumento sustancial de la electrificación pueden aportar más del 90 % de la reducción necesaria de las emisiones contaminantes.

El desafío de las próximas cumbres

Los próximos dos años serán cruciales. En la COP29, que se realizará en Azerbaiyán, los gobiernos deben establecer un nuevo objetivo de financiación para la protección del clima que refleje la escala y la urgencia del desafío medioambiental. Y en la COP30, cuya sede será Brasil, deben llegar preparados con nuevas contribuciones determinadas a escala nacional (NDC).

“Debemos ponernos manos a la obra para aplicar plenamente el Acuerdo de París”, afirmó Simon Stiell, secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático. Stiell recordó que “a principios de 2025, los países deben presentar nuevas contribuciones determinadas a escala nacional. Todos y cada uno de los compromisos sobre financiación, adaptación y mitigación deben ponernos en línea con un mundo de 1,5 grados”.

Conclusión

La COP28 ha fijado objetivos resumidos por sus protagonistas como “el principio del fin” de la era de los combustibles fósiles, que implica, entre otras medidas, triplicar la capacidad de generar energías renovables. Pero para que la transición energética se desarrolle de acuerdo con los plazos que exigen las metas medioambientales, será fundamental aumentar con vigor el financiamiento mundial de las energías limpias. 

Con ese financiamiento, las empresas podrán acceder a créditos a largo plazo y bajas tasas que les permitirán desarrollar proyectos de generación de energías renovables. Esto animará a más compañías consumidoras de energía a celebrar acuerdos de abastecimiento (PPA) a precios competitivos.

El compromiso de las empresas públicas y privadas con la descarbonización es una tendencia que crece año a año, pero la aceleración de la descarbonización dependerá de los incentivos, las normas y las condiciones que establezcan los gobiernos.

En alianza con Castleberry Media, tenemos el compromiso de cuidar nuestro planeta; por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.

La transición hacia una energía más limpia avanza junto con el desarrollo de tecnologías innovadoras, que van desde la inteligencia artificial hasta las herramientas que facilitan su adopción generalizada. El progreso tecnológico y la transición hacia un consumo energético sostenible están estrechamente entrelazados. En Atlas Renewable Energy, creemos que al reconocer estas conexiones, creamos un entorno propicio para acelerar la adopción de energías limpias.

Las tecnologías renovables se consolidan

El desarrollo de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica es uno de los avances tecnológicos más importantes de la historia moderna. A pesar de que en el pasado se consideraba que la energía solar era inviable por su elevado costo, la inversión y los avances tecnológicos la han convertido en la fuente menos costosa de energía en muchas partes del mundo.

Parte de ese cambio se debe simplemente al aumento de la demanda, que crea economías de escala, pero otra gran parte también se debe a la mayor eficiencia de los paneles. En efecto, en 2010 los paneles solares disponibles en el mercado tenían una eficiencia media del 14,7%, lo que significa que el 14,7% de la energía solar que llega al panel se convertía en electricidad. En la actualidad, la eficiencia suele oscilar entre el 17% y el 22%, con una media del 19,2%, y algunos paneles solares experimentales de última generación superan el 40% de eficiencia. La mejora continua de los paneles significa menores costos y la posibilidad de producir energía solar a una escala aún mayor.

Por su parte, aunque en los últimos años la tecnología eólica ha experimentado mejoras menos significativas que la solar, también sigue progresando. La mayor eficiencia y las economías de escala han hecho que los precios de la energía eólica también hayan disminuido de manera significativa.

El almacenamiento de energía es una tecnología en desarrollo especialmente importante para incorporar las energías eólica y solar a nuestro consumo eléctrico. Dado que las energías renovables son intrínsecamente intermitentes (el sol no siempre brilla y el viento no siempre sopla), es complicado utilizarlas las 24 horas del día. Por ejemplo, la producción de energía solar alcanza su punto máximo por la tarde, mientras que la demanda eléctrica lo hace por la noche. Esto significa que parte de la producción potencial de energía solar no se aprovechará, un fenómeno conocido como “restricción”, que se refiere a las limitaciones reglamentarias impuestas a la producción, más que a una restricción natural de la propia fuente de energía. Ahora, a medida que la tecnología de las baterías mejora, el exceso producido en los momentos de máxima generación puede guardarse para más adelante.

El almacenamiento a gran escala de energía implica construir instalaciones con muchas baterías. La mayoría de estas instalaciones actualmente en funcionamiento están compuestas por baterías de iones de litio de corta duración. Se trata de baterías diseñadas para almacenar energía durante unas cuatro horas, de manera de transferir el exceso de producción de la tarde al exceso de demanda de la noche. Sin embargo, se necesitarán baterías de mayor duración para que se produzca una transición energética ecológica completa. Las baterías de iones de litio de mayor duración no son ideales en todas las situaciones; de allí que se encuentren en diversas fases de desarrollo otras tecnologías para el almacenamiento de energía de larga duración.

Las baterías de flujo son una tecnología en desarrollo que se basa en células electroquímicas para el almacenamiento de energía. Varias composiciones químicas de baterías de flujo (o flujo redox) están a disposición en diferentes grados de comercialización. Las baterías de flujo de hierro, por ejemplo, se fabrican con materiales fácilmente disponibles, como hierro, agua y sal, lo que evita algunas de las críticas medioambientales hechas a tecnologías como las de iones de litio. Actualmente se construyen algunas instalaciones de flujo de hierro, pero aún está por ver su viabilidad comercial a gran escala.

El almacenamiento de energía hidroeléctrica por bombeo es una tecnología un tanto anticuada que puede estar encontrando mayor utilidad. Basada en la física básica de la gravedad, el exceso de energía se utiliza para bombear agua de un embalse bajo a otro más alto y luego, cuando se necesita energía, el agua vuelve a caer al embalse inferior a través de una central hidroeléctrica. El almacenamiento de energía en aire comprimido es otra solución potencial en la que el aire se bombea a una caverna, mina abandonada u otro espacio contenido y luego se libera cuando se necesita energía.

Todas estas opciones de almacenamiento de energía de larga duración pueden funcionar actualmente como se tenía previsto. Lo que aún está por ver es cuáles resultarán ser las opciones más rentables y adaptadas al mercado. De momento, no hay un líder claro.

De los chatbots a la previsión energética: la oportunidad de la IA para las energías renovables

Cuando la mayoría de las personas piensan en inteligencia artificial, imaginan robots sintientes o algoritmos generativos como ChatGPT. Pero la IA está encontrando muchas otras aplicaciones. El uso de la IA en las energías renovables, sobre todo en empresas como Atlas, se está convirtiendo en un elemento crucial para que el mundo funcione con energía limpia. Estos algoritmos emplean una amplia gama de datos principalmente para predecir la generación de energía, a diferencia de predecir la demanda (que suele ser competencia de los organismos reguladores); los algoritmos reaccionan en una fracción de segundo a las condiciones cambiantes.

De hecho, la integración de la IA en el sector de las energías renovables es un importante y nuevo avance. Los análisis basados en IA y los algoritmos de aprendizaje automático ya se utilizan para optimizar la generación y distribución de energía. Mediante el análisis de grandes cantidades de datos procedentes de patrones meteorológicos actuales y previstos, registros meteorológicos históricos, imágenes por satélite y otras fuentes útiles, la IA ayuda principalmente a prever la generación de energía para disminuir los recortes y mejorar la eficiencia. En caso de que haya interrupciones de energía, la IA también puede redirigir la electricidad dentro de la red y ayudar a diagnosticar el problema.

La energía renovable hace que la red sea más complicada. Las distintas fuentes de energía se utilizarán en momentos diferentes en función de su disponibilidad e idoneidad en cada momento. Además, parte de la electricidad tendrá que redirigirse a conjuntos de baterías para su uso posterior, y esa energía se extraerá cuando sea necesario. Para complicar aún más las cosas, la producción de energía distribuida añade complejidad a la gestión de la red. Cada casa o empresa con sus propios paneles solares o baterías debe coordinarse dentro de la red. Una red renovable necesitará tanto almacenamiento de corta como de larga duración, y probablemente utilizará diferentes tecnologías en instalaciones separadas. Además, implicará emplear servicios auxiliares esenciales para dar estabilidad a la red, tales como regulación de la tensión y reserva giratoria, entre otros.

Este tipo de coordinación compleja, con aparentemente innumerables piezas móviles, que a veces requiere un ajuste drástico en una fracción de segundo, es un ámbito perfecto para usar las tecnologías de IA. Por otro lado, si esta coordinación se gestiona mal, aumenta la posibilidad de que se produzcan apagones que perturben la vida de las personas y vuelvan la opinión pública en contra de una dependencia cada vez mayor de la energía limpia.

De hecho, el Departamento de Energía de Estados Unidos se alió con IBM para crear una IA que predijera la capacidad de producción de las plantas solares. Ambas organizaciones descubrieron que eran capaces de aumentar la precisión de la previsión solar en un 30%, un enorme salto adelante en el uso eficiente y eficaz de la energía solar.

Unidos por el futuro

Estos avances demuestran una vez más la relación simbiótica entre la innovación de vanguardia y el crecimiento de las energías renovables, una relación que facilita que empresas y gobiernos aumenten el empleo de energías limpias en todo el mundo.

Atlas Renewable Energy fue concebida con la sostenibilidad como eje central. Atlas desarrolla, construye, financia y gestiona proyectos de energía limpia en todo el continente americano, para permitir que las empresas lleven a cabo sus operaciones de forma sostenible.

Con una amplia gama de servicios, desde acuerdos de compra de energía renovable (PPA) hasta certificados de energía renovable (REC), Atlas ayuda a los grandes consumidores de energía de todos los sectores a cambiarse a la energía verde y a gestionar su transición a emisiones netas cero; Atlas también se asocia con expertos de todos los sectores para mantenerse a la vanguardia de los avances tecnológicos.

Si desea más información sobre el enfoque de Atlas Renewable Energy en materia de innovación y colaboración, póngase en contacto con nosotros.

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Atlas Renewable Energy tiene previsto el desarrollo de proyectos solares por 1.000 MW en varias regiones de Colombia en los próximos cinco años. Estos proyectos contribuirán a diversificar la matriz energética colombiana.

Las energías renovables no convencionales están ganando terreno en varios países de América Latina. Según el informe Éxitos latinoamericanos en la transición energética realizado por Zero Carbon Analytics: “La inversión en energías renovables aumentó en forma exponencial en la región (LatAm) en la última década, lo que permitirá que su mercado eólico y solar se duplique en 2027 respecto al nivel actual”.

Países como Colombia serán uno de los grandes beneficiados. La voluntad política para el desarrollo de estos proyectos por parte de los últimos gobiernos, la necesidad de mercado y una política pública con buenos incentivos son algunas de las razones por las cuales este país se posiciona como un lugar indicado para inversionistas de la industria.

Compañías locales y extranjeras están desarrollando proyectos eólicos y solares o fotovoltaicos, en diversos departamentos del país andino. Actualmente están instalados 500 megavatios de energía, a los que se sumarán 1.240 megavatios que están cerca de iniciar operación.

Actualmente la matriz energética colombiana se distribuye con un 68% de la generación de energía a cargo de las grandes centrales hidroeléctricas, un 28% proveniente de las centrales térmicas, que se mueven con carbón y combustibles fósiles, y menos del 2% son renovables no convencionales como la eólica y solar. Cuando se presentan fenómenos climatológicos como El Niño, caracterizado por fuertes veranos, la participación de la generación hidráulica baja hasta un 35% y entran en plena operación las plantas térmicas, cuya energía es más costosa. 

Por eso es importante la diversificación de dicha matriz para que cerca del 10 o 15 % de la generación provenga de fuentes no convencionales que puedan darle mayor respaldo y confiabilidad al sistema energético del país.

Atlas Renewable Energy es una de las compañías que está comprometida con esta apuesta energética. Nació en 2017 y hoy es el Productor de Energía Independiente (IPP) con mayor crecimiento en Latam en PPAs corporativos. Con presencia en Brasil, Chile, Uruguay, México y más recientemente  Colombia y España.

Rubén Borja, Country Manager de Atlas para Colombia, profundizó en los proyectos que tiene proyectados la compañía en el país, inicialmente en energía solar, y los beneficios de la alianza con Isagen, una de las principales generadoras y comercializadoras de energía.

Una alianza estratégica

La alianza con Isagen permitirá a Atlas desarrollar su potencial en el sector.  La meta es construir en Colombia proyectos equivalentes a 1.000 megavatios en los próximos cinco años. “Estamos trabajando en proyectos a gran escala, mayores a 100 megavatios, y estamos identificando las regiones donde queremos estar”, dice Borja.

La compañía busca empezar en departamentos de la Costa Atlántica que tienen un gran potencial por su radiación solar, como Tolima, Valle del Cauca, Caldas, Risaralda, entre otros. Se busca, además, que tengan buenas vías de acceso, que su ubicación sea distante de zonas protegidas o de reserva y que no puedan verse afectados por problemas de orden público.

Las expectativas son muy positivas teniendo en cuenta la experiencia de Atlas e Isagen en el sector energético y en renovables no convencionales. Atlas tiene más de 5.600 MW de proyectos contratados entre solares y eólicos en México, Chile, Brasil, Uruguay y Colombia. De los cuales, 2.700 MW  se encuentran en etapa de operación. Isagen, por su parte, cuenta con 19 centrales hidroeléctricas y una capacidad de generación de 3.000 MW. Recientemente incursionó en renovables no convencionales con el parque eólico Guajira I, de 20 MW. 

“Nos destacamos en los países donde hacemos presencia por nuestra creatividad e innovación, que nos ha permitido crecer y expandirnos, pero también por las alianzas con los más importantes actores del sector energético y la búsqueda de soluciones eficientes de financiación, que permiten que nuestros proyectos sean competitivos y que entreguemos la mejor energía al usuario final”, enfatiza Borja

Experiencia en adquisición de licencia social y estándares ESG

Otro de los aspectos en los que Atlas se especializa es en el trabajo en las regiones y la adquisición de la licencia social. Para ello, la compañía dispone de gran experiencia en el desarrollo de proyectos sociales y ambientales con enfoque en educación y empleabilidad que involucren a la comunidad y de un equipo experto en la aplicación de criterios ESG.

Rubén Borja señala que la compañía está trayendo los altos estándares que han destacado a la empresa a nivel internacional y que incluso superan las normas y exigencias de los países donde operan. “Traemos una gran experiencia, una vara muy alta que nos ha permitido ser reconocidos con más de 18 premios por nuestras iniciativas con las comunidades”, afirma.

Algunos de los programas puestos en marcha en los países de América Latina son la construcción de aulas digitales, entrega de computadores y tabletas a niños y jóvenes, apoyo a bibliotecas y hospitales públicos y programas que promueven la diversidad de género y la mayor participación de las mujeres en funciones técnicas en la construcción de los proyectos.

Conclusiones

Colombia tiene una gran apuesta por el desarrollo de fuentes de energía renovable no convencional como la eólica y solar para diversificar su matriz energética y no depender tanto de la generación hídrica, que puede verse afectada por fenómenos climatológicos como El Niño, que generan gran estrés.

El objetivo es que en pocos años el país pase de tener menos del 2% de participación en la generación de energía con renovables no convencionales, a más del 10%. Para ello se necesita la llegada de inversionistas nacionales y extranjeros con el fin de desarrollar y operar dichos proyectos. 

Atlas Renewable Energy es uno de esos inversionistas. La alianza con Isagen le permitió convertirse en un actor activo de la industria en Colombia y comenzar a desarrollar los primeros proyectos equivalentes a 1 GW de generación. Desde ahora, la compañía podrá operar de manera independiente y expandir su alcance hacía nuevas locaciones, clientes y mercados en el país.

Para Rubén Borja, Country Manager de Atlas Renewable Energy en Colombia, las compañías que sean resilientes, que entiendan el mercado, que decidan quedarse y apostar por el desarrollo de proyectos renovables no convencionales, contribuirán al proceso de transición energética con miras a superar los obstáculos y a cerrar la brecha entre oferta y demanda para así brindar un servicio de energía más confiable y eficiente a todos los usuarios.

Puntos importantes:

  • Atlas Renewable Energy tiene previsto desarrollar en los próximos cinco años proyectos solares por 1.000 megavatios de energía en alianza con Isagen.
  • La compañía quiere contribuir a diversificar la matriz energética de Colombia, al proceso de transición y a cerrar la brecha entre oferta y demanda.
  • La participación de las energías renovables no convencionales en la matriz energética de Colombia no supera el 2%, pero con la llegada de inversionistas nacionales y extranjeros se espera que llegue al 10% para el 2028.

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Los proyectos de energías renovables son fundamentales en la transición energética. Su correcto desarrollo requiere la aplicación de criterios ESG, una socialización temprana y la licencia social de las comunidades donde operan.

Cada día las personas son más conscientes de la necesidad de reemplazar los combustibles fósiles como fuente de energía principal y del papel de las energías renovables en la matriz energética del futuro.

En países como España, por ejemplo, el 79% de las personas están a favor de las energías renovables como el eje principal de la lucha contra el cambio climático.

De hecho, este país cuenta con una gran penetración de estas fuentes renovables: durante el 2023 generaron la mitad de toda la energía consumida

Además, se prevé que en los próximos años se realicen cientos de proyectos eólicos y solares fotovoltaicos. Un escenario no muy distinto al latinomericano, en donde se pronostica un incremento de  más del 460% de la capacidad eólica y solar gracias a nuevos proyectos.

Para que los proyectos energéticos puedan desarrollarse con éxito, es clave que en su planificación y ejecución participen las comunidades cercanas a su área de influencia. Es la manera de que las empresas generadoras obtengan una “licencia social” para operar.

Adquisición de la licencia social en proyectos de renovables

“Hoy uno de los grandes desafíos es que la ciudadanía está cada vez más interesada en los temas ambientales; está más informada y cuenta con más herramientas”, sostiene Javier Palacios, director ESG de Atlas Renewable Energy en Chile.

Esta nueva forma de pensar de las comunidades ha obligado a compañías como Atlas Renewable Energy a desarrollar cada vez más procesos de relación y acción centrados en el bienestar de las comunidades y del territorio donde se ubicarán los proyectos de energías renovables. Todos los procesos se llevan a cabo según los estándares ESG.

El primer paso para alcanzar la licencia social es trabajar de forma temprana con las comunidades. Este acercamiento inicial crea un clima de confianza y permite entender en profundidad las comunidades y sus dinámicas. Como lo expresa Palacios, las compañías que llegan se convierten en los “nuevos vecinos”. 

El diseño de las centrales de energías renovables suele demorar entre tres a cuatro años, más dos años de construcción. Una vez en marcha, las plantas operan por 30 o 35 años. “Si tú desde etapas tempranas no tienes una buena relación con la comunidad, probablemente vas a tener dificultades para acceder al área del proyecto. Y eso va a repercutir en que no vas a poder desarrollar los estudios ambientales, ni los de ingeniería. Son cuestiones que están entrelazadas”, observa Palacios. 

Una mala relación con las comunidades ocasiona demoras en la construcción del proyecto, que pueden hacer incumplir los términos del suministro de energía a los clientes o las metas financieras.

Si bien este razonamiento parece evidente, las buenas prácticas a veces no se llevan a cabo. De acuerdo con un reciente catastro del Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) de Chile, hay 62 proyectos judicializados por las comunidades (el 26% corresponden a proyectos de energía).

Las denuncias se hacen tanto porque los proyectos deterioran las condiciones de vida, como porque no respetan las buenas prácticas ecológicas durante la construcción (una etapa en la que los proyectos causan el mayor impacto sobre el medioambiente), o la operación, (ya sea por el incumplimiento de promesas de reforestación o compensaciones de suelo, por la emisión de ruidos molestos, o por la emisión de material particulado).

“No todas las compañías están dispuestas a invertir en asuntos sociales o comunitarios desde las etapas tempranas. Atlas sí”, remarca el director ESG de Atlas Renewable Energy en Chile.

Programas que apuntan al fomento productivo

Adquirir la licencia social es solo el inicio del trabajo directo que Atlas realiza con la ciudadanía. El trabajo común entre comunidad y empresa se extiende desde la socialización del proyecto hasta la creación de programas que mejoren el desarrollo de la comunidad en educación, infraestructura u oportunidades laborales.

Así, en México y Brasil, Atlas diseñó el programa “Somos parte de la misma energía”, cuyo objetivo es ampliar las oportunidades de empleo de las mujeres de la comunidad en la planta de energía renovable.

Con capacitaciones en áreas como montaje de módulos, gestión de permisos, coordinación de logística, operación de maquinaria y supervisión de calidad, salud, y seguridad y medioambiente, se demostró que la licencia social solo es el inicio de un trabajo mancomunado que hace sostenible y provechoso el desarrollo del proyecto.

Este proyecto fue replicado en Chile en 2020 durante la construcción de la planta solar Sol del Desierto, de 230 MW, en la comuna de María Elena, Antofagasta. Allí se contrataron a 95 mujeres que representaban el 14% de la fuerza laboral, y se las promovió para que ocuparan posiciones técnicas y de liderazgo.

Otro sector en el que Atlas ha trabajado con la comunidad es la educación: en colaboración con The Pale Blue Dot (una organización mexicana que promueve proyectos educativos) se ejecutó un programa de aulas digitales en ocho escuelas y se construyó una biblioteca pública.

“Este tipo de proyectos tienen una visión de largo plazo. No se trata de ejecutar un proyecto específico, sino de formar alianzas a largo plazo válidas durante sus fases de construcción y operación”, enfatiza el director ESG de Atlas Renewable Energy en Chile.

Beneficios para el comprador de la energía

Esta relación ‘ganar-ganar’ que se construye con las comunidades termina por tener un impacto positivo sobre el cliente final: el  comprador de energía.

El beneficio para el comprador es doble, independientemente del incentivo de consumir energía limpia. Primero, porque el proyecto, al adquirir la licencia social y tener una buena relación con las comunidades, puede avanzar de manera más ágil en su construcción y cumplir la promesa de suministrar energía. Segundo, por la mejora de la imagen corporativa.

El hecho de que una compañía que vende energía sea social y medioambientalmente respetuosa mejora la reputación corporativa de quienes compran la energía limpia. 

“Si hay empresas que tienen buenas prácticas y buenos estándares, y trabajan con las comunidades desde las etapas tempranas y durante toda la fase de desarrollo y construcción de los proyectos, creo que, sin duda, eso es un plus para los compradores de energía, que van a preferir comprar energía a ese tipo de empresas”, concluye Palacios.

Conclusión

Las energías renovables lideran la transición energética y son la clave para abandonar paulatinamente los combustibles fósiles. En los últimos años, el número de proyectos de energías renovables ha crecido exponencialmente en todo el mundo y se prevé que continúe así en el futuro.

Las compañías generadoras de energía renovable deben crear relaciones de confianza y trabajo con las comunidades cercanas a sus proyectos. Para ello deben relacionarse con las comunidades en las primeras fases de los proyectos e invertir en iniciativas que fomenten el desarrollo. 

Todo esto permitirá adquirir la licencia social, mejorar las condiciones de las personas y del medioambiente y hacer los proyectos sostenibles a largo plazo.

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La IA transforma las energías renovables: modelos predictivos de alta precisión, nuevas formas de monitoreo y diagnóstico, mejoras en el almacenamiento de energía y reducción de costos son solo el principio.

La inteligencia artificial (IA) tiene la capacidad de realizar análisis complejos y tomar decisiones rápidas y precisas con grandes cantidades de datos en tiempo real.

Los beneficios de la IA se extienden a diversas industrias. Una de ellas es la de las energías renovables. A esta industria la IA le proporciona información relevante para el desarrollo, la construcción, la operación y el mantenimiento de proyectos.

Gracias a los algoritmos de aprendizaje automático, así como a la creciente capacidad de cálculo de los sistemas informáticos, se han potenciado cinco áreas clave de las plantas eólicas y solares fotovoltaicas: 

  • Diseño de modelos predictivos de generación de energía. 
  • Monitoreo y diagnóstico de la operación.
  • Rendimiento y eficiencia. 
  • Almacenamiento y distribución de energía con baterías.
  • Reducción de costos.

La IA mejora el rendimiento de los activos de energías renovables, pues agiliza y hace más eficientes los procesos. El resultado son precios más competitivos y una oferta de energía limpia confiable para generadores y clientes.

Modelos predictivos

Atlas Renewable Energy emplea inteligencia artificial principalmente en la operación y el mantenimiento (O&M) de sus centrales de energías renovables.

En efecto, la IA ayuda a desarrollar modelos predictivos cuyo objetivo es pronosticar la cantidad de energía que una planta eólica o solar fotovoltaica podría generar.

Las fuentes de energía renovable son intermitentes: se produce electricidad solo si hay viento o sol. Por lo tanto, es fundamental predecir el volumen de energía que podría generar una central; entre otros beneficios, esta predicción garantiza el cumplimiento de los contratos de abastecimiento (PPA).

Thiago Girard, Innovation Project Manager de Atlas Renewable Energy, explica que se utiliza machine learning y deep learning para diseñar modelos de generación de energía que permitan detectar fallas en los equipos y pronosticar resultados con márgenes de error muy bajos.

Actualmente Atlas puede hacer predicciones de generación con una precisión superior al 95%. Para ello utiliza sistemas de datos que se ajustan a los cambios a una velocidad mucho mayor que los métodos convencionales. “Esto asegura una mayor eficiencia y productividad de nuestros activos”, destaca Girard.

Monitoreo y diagnóstico

La inteligencia artificial también mejora el monitoreo y la elaboración de diagnósticos del funcionamiento de las centrales. Para ello, se realizan mediciones en tiempo real para identificar las variaciones estacionales, diurnas y anuales.

La IA aplicada en el monitoreo y el diagnóstico reduce la necesidad de realizar inspecciones físicas en sitios complejos, como la góndola de un aerogenerador instalado a más de cien metros de altura. 

Mediante sensores y dispositivos de recopilación de datos instalados en las plantas de energías renovables, los algoritmos de IA pueden analizar continuamente el rendimiento de los equipos. Esta capacidad de monitoreo remoto ahorra tiempo, reduce costos y mejora la seguridad, pues minimiza la exposición de los técnicos a entornos peligrosos.

Una de las técnicas de monitoreo es el mantenimiento predictivo. Al igual que el modelo predictivo (que permite anticipar las fluctuaciones en la generación de energía), el mantenimiento predictivo utiliza el análisis de datos para adelantarse a la aparición de anomalías en el funcionamiento y a posibles defectos en los equipos y procesos.

La inteligencia artificial no solo se emplea en el monitoreo de los equipos; también son notables sus aplicaciones en el diagnóstico de fallas. 

Así, mediante sistemas de inteligencia artificial, la empresa Suncast detectó que la planta solar Sao Pedro, de Atlas, en Brasil, sufría una pérdida anual del 3,6% de energía debido a que los paneles se ensuciaban. Cuando se ajustaron las fechas de limpieza según el diagnóstico hecho con IA, Suncast logró aumentar la producción en un 0,7%, equivalente a 1.000 MWh anuales, según el estudio galardonado en el desafío “Atlas Open Innovation Challenge”.

Mayor rendimiento y eficiencia

Mediante el monitoreo y el análisis continuo de datos, la inteligencia artificial puede optimizar el rendimiento y la eficiencia de las turbinas eólicas o los paneles.

En efecto, los algoritmos de IA pueden ajustar en tiempo real la configuración de los equipos y hacer que funcionen a gran capacidad, de manera que aumente la producción de energía. Además, los programas de mantenimiento optimizados minimizan el tiempo de inactividad y maximizan la disponibilidad de los equipos.

“Los sistemas orientados a datos son extremadamente adaptables y se ajustan a los cambios a una velocidad mucho mayor que los métodos convencionales. Esto asegura una mayor eficiencia y productividad de nuestros activos”, resume Girard.

La IA también ofrece beneficios cuando se emplea en el funcionamiento del sistema eléctrico, pues evita pérdidas de energía eléctrica renovable (también llamadas vertimientos o curtailments). Este fenómeno se produce cuando en ciertas horas del día se produce un exceso de electricidad que el sistema es incapaz de aprovechar. 

“Integrar las generadoras de energía renovable en el sistema automático de control de oferta y demanda reduciría los costos de energía en general y mejoraría la eficiencia de estas generadoras”, resalta Girard.

Chile, por ejemplo, es uno de los países de Latinoamérica con mayor penetración de energías renovables variables en su matriz eléctrica. Así, la energía solar fotovoltaica es la principal fuente de generación (25%), y la eólica es la tercera (13%), apenas superada por el carbón (14%). 

En octubre de 2023, Chile presentó vertimientos de energías renovables de 307,8 GWh, con un acumulado en 2023 de 1.493 GWh, de acuerdo con el último boletín dado a conocer por Generadoras. Lo ocurrido en octubre de 2023 significó un aumento del 93% respecto a octubre del año anterior, cuando la energía solar se redujo un 146,8% y la eólica un 22,4%.

La IA puede ser la respuesta a estas fallas de desempeño. Por un lado, mejora la eficiencia, porque los algoritmos de IA pueden optimizar la generación, transmisión y distribución de energía, reducir pérdidas y mejorar la eficiencia general de la red.

Por otro lado, la IA disminuye costos. Al minimizar las pérdidas de energía y optimizar la asignación de recursos, la IA puede ayudar a reducir los gastos operativos de los operadores de redes y, en última instancia, reducir las tarifas de energía de los clientes.

La detección de anomalías y el mantenimiento predictivo hechos con IA pueden también ayudar a identificar fallas en la red, de manera de garantizar un suministro de energía confiable e ininterrumpido.

Almacenamiento y costos más bajos

Las baterías son una de las tecnologías clave para minimizar los vertimientos y superar los riesgos de la intermitencia energética. La inteligencia artificial puede optimizar los sistemas de acuerdo con variables como la demanda, el precio y los recursos.

La IA puede ayudar a optimizar las operaciones de los sistemas de almacenamiento de energía renovable: mediante el uso de análisis predictivos, se puede pronosticar la demanda de energía y distribuir la energía almacenada en horarios más convenientes.

La IA permite también monitorear el rendimiento y la eficiencia de los sistemas de almacenamiento y detectar cualquier problema potencial. Como resultado, se pueden reducir los costos operativos y mejorar la velocidad y la precisión del mantenimiento y la reparación.

Así mismo, la inteligencia artificial puede ayudar a reducir los costos asociados a las baterías, y hacer que las soluciones de almacenamiento de energía renovable sean más asequibles.

Conclusión

La inteligencia artificial se integra progresivamente en todos los sectores de la economía. En la industria de las energías renovables impulsa cambios fundamentales para el desarrollo de las fuentes eólica y solar fotovoltaica y todos sus procesos internos.

Mediante el uso de algoritmos de aprendizaje automático y el análisis en tiempo real de gran cantidad de datos, la inteligencia artificial permite tomar decisiones acertadas en los procesos de generación, producción, almacenamiento y distribución de energía.

En definitiva, la IA amplía las capacidades de las energías renovables para que se conviertan en la matriz energética del futuro y se acelere la transición energética.

En alianza con Castleberry Media, tenemos el compromiso de cuidar nuestro planeta; por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.

La previsibilidad de costos, la seguridad en el suministro, el mayor acceso a líneas de financiamiento, la eficiencia y el ahorro de energía son algunas de las ventajas de firmar un contrato de largo plazo para la adquisición de energía (Power Purchase Agreement o PPA).

A esto se añade la adquisición de electricidad de fuentes renovables —que representa un pilar importante para descarbonizar las operaciones y colaborar con la estrategia de cero emisiones netas de las empresas— y la posibilidad de suscribir estos contratos en dólares, incluso en Brasil.

Este modelo de acuerdo está ganando impulso en el país, que ha experimentado recientemente cambios regulatorios y presenta un escenario cada vez más favorable para la contratación directa de energía.

Ricardo Mendes, Director de Originación de Atlas Renewable Energy en Brasil, explica que los contratos de largo plazo para la compra de energía renovable son adecuados para todo tipo de empresas. Los PPA actúan como una protección ante la volatilidad del mercado energético, que en Brasil es altamente dependiente del régimen de lluvias.

“Para evitar esta volatilidad y no estar expuesto a precios altos, los consumidores buscan protegerse con contratos de largo plazo, los PPA. Esto garantiza una previsibilidad en los costos de la empresa”, cuenta el director de Atlas.

Además, la posibilidad de establecer estos acuerdos en dólares ha atraído a empresas exportadoras e industrias cuyos costos están vinculados a los productos básicos  (commodities).

En 2022, Atlas formó una empresa conjunta con Hydro Rein y Albras (la mayor productora de aluminio primario de Brasil) para desarrollar, construir y operar la planta solar Boa Sorte (438 MW) en el estado de Minas Gerais —una inversión estimada en 320 millones de dólares.

En el modelo de autoproducción, el PPA en dólares  firmado con Albras prevé el suministro anual de 815 GWh desde 2025 hasta 2044 y cubre el 12% de la energía consumida por la productora de aluminio en un año.

“Es una triple protección. Además de proteger de la volatilidad climática, que es una variable en el mercado de energía, las empresas se protegen de la volatilidad del tipo de cambio y de la inflación brasileña. Se encuentran en una situación más cómoda, porque si el dólar cae y sus ingresos disminuyen, también se reduce su costo de energía”, enfatiza Mendes.

Confianza es una palabra clave. Con casi 4,5 gigavatios (GW) instalados en Brasil, Atlas Renewable Energy ofrece a las empresas excelencia en la ejecución de proyectos y eficiencia en la reducción de costos en los contratos.

“Los PPA de largo plazo son una relación de confianza. Cuando hablamos de autoproducción, que hoy es el modelo de asociación que más interesa al mercado, se incrementa aún más la importancia de la relación de confianza, la solidez y el conocimiento”, sostiene.

A continuación, lo que necesita saber sobre los PPA en dólares:

Contratos flexibles

Atlas trabaja con PPA o alianzas personalizadas para cada perfil de cliente. Un modelo que tiene éxito entre las empresas brasileñas es el de autoproducción. En este modelo, los clientes pueden tener una participación accionaria en los parques solares de Atlas, asegurando descuentos en los impuestos de energía, que representan casi la mitad del costo de la electricidad.

La estructura del proyecto se define de común acuerdo. Atlas construye y financia los parques solares, generalmente en dólares, y el precio del contrato se discute entre las partes, así como las formas de ajuste.

“Hay contratos con precios ajustados por la inflación norteamericana; contratos donde se establece una curva, que comienza con un valor más alto y va disminuyendo con el tiempo. Es decir, el modelo permite una serie de alternativas que pueden acordarse entre Atlas y los consumidores empresa”, explica Mendes.

La cantidad de energía puede acordarse mensual o anualmente, y los excedentes pueden venderse en el mercado.

“Supongamos que compraste 100 MW y usaste 99. Ese 1 MW que sobró puede venderse en el mercado o incluso de vuelta a la propia Atlas. El mercado de Brasil tiene mucha liquidez; así pues —muchas veces— compras energía y logras revenderla a un precio mayor al que la compraste. Se pueden hacer diversos acuerdos”, ejemplifica el ejecutivo.

Seguridad en el suministro

Cuando se habla de energía renovable, una preocupación común tiene que ver con la intermitencia de las fuentes. Si no hay sol, ¿continuaré teniendo energía?

La respuesta es sí. Mendes explica que para garantizar el suministro sin interrupciones, Atlas firma acuerdos comerciales con otros generadores renovables, como los que producen energía eólica e hidroeléctrica, para hacer un intercambio de los excedentes de energía. Esto garantiza el abastecimiento sin costos adicionales para los clientes.

“Vamos a hablar del caso de la energía solar, que solo se genera durante el día. Atlas va a dimensionar una generación que atenderá, a lo largo del tiempo, todo ese consumo. El punto es que va a sobrar energía durante el día y va a faltar durante la noche. ¿Qué hace Atlas? Suscribe acuerdos comerciales con otros generadores que tienen una situación diametralmente opuesta”, relata. “Y ahí se hace un intercambio, asegurando esa energía las 24 horas, los 7 días de la semana”.

Reducción de costos y aumentos de la eficiencia

La autoproducción también tiene como ventaja la eficiencia. Por ejemplo, no siempre es posible instalar paneles solares en una fábrica para atender su consumo, porque requeriría de grandes áreas.

Además, cuestiones como la irradiación y la tecnología de los equipos impactan en la cantidad de energía generada.

“Por ejemplo, algunas empresas tienen techos muy amplios. Sin embargo, no pueden instalar los sistemas de generación más eficientes, con seguidores solares para que los paneles sigan el sol a lo largo del día. Generalmente, en los techos, el panel es fijo y tiene un rendimiento menor”, dice Mendes.

Cuando la empresa hace un PPA, está adquiriendo energía de un parque que fue instalado donde hay mejor irradiación y equipos de última generación que permiten la mayor eficiencia en la generación de electricidad.

“Consigues evitar trabajos, evitar obras dentro de tu operación y puedes tener esa energía con la mayor eficiencia y el menor costo posible, al usar energía de esos parques que van a tener una escala mayor y estarán con una irradiación óptima”, añade.

Precio en dólares

Algunos factores influyen en la formación del precio en dólares: el costo de la planta, la competitividad del consumidor con respecto al mercado local y a otros consumidores, y la estrategia de cada empresa para pagar por la energía.

Mendes explica que, para que tenga sentido, es crucial que haya competitividad a largo plazo.

“Un consumidor que produce aluminio en Brasil está compitiendo, por ejemplo, con productores de aluminio en Australia o en Canadá. Y para ser competitivo necesita tener costos operativos en un parámetro de energía tan bueno o mejor que en esos otros países”.

La otra referencia es el precio en Brasil, en reales. Primero, se define un precio base, y a partir de él, el valor puede ser fijo – para evitar el riesgo de inflación – o puede corregirse de acuerdo con la inflación de EE.UU., ya que el contrato es en dólares, con ajustes anuales.

Captación de financiamiento

El  marco legal del mercado cambiario en Brasil (Ley 14.286/2021) creó un momento para el financiamiento de los proyectos, ya que trajo mayor seguridad jurídica a los PPA en dólares.

Mendes señala que el marco dio más seguridad a la empresa consumidora, al generador que va a hacer su inversión y a los bancos. “Atlas fue pionera en ese campo y firmó, incluso, el primer contrato del BNDES en dólares”.

El crédito de US $210 millones (equivalente a cerca de R$1.100 millones) fue concedido por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) en enero de 2023 para financiar el complejo solar Boa Sorte (438 MW), en Minas Gerais.

Este tipo de experiencia es un ejemplo de cómo la empresa ha estado concertando acuerdos para ofrecer a los clientes las mejores opciones de negocios, incluida la posibilidad de captación de financiamiento internacional. “Tener una relación ya establecida con bancos internacionales, que es otra fuente importante de recursos, ayuda a ampliar el abanico de posibilidades para los clientes”, finaliza Mendes.

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