En todo el mundo, la presión para avanzar hacia un futuro limpio y sin emisiones de carbono es más fuerte que nunca. Hoy en día, “ser verde” es algo más que una idea pretenciosa: se está convirtiendo en la forma básica de hacer negocios de muchas empresas.

Según un artículo publicado en 2022 en CNBC, varios gigantes empresariales como Microsoft, Intuit y Apple son ejemplos de liderazgo al haberse comprometido con prácticas empresariales  que respetan el medio ambiente. Este tipo de acciones no sólo las adoptan las grandes compañías, sino también las pequeñas empresas.

Los consumidores también se están volviendo más considerados a la hora de comprar, buscando productos o servicios que se ajusten más a su postura medioambiental. Sin embargo, con un envase inteligente y un lenguaje destinado a atraer un público consciente con el medio ambiente, muchas empresas pueden engañar a los consumidores – sea o no su intención – haciéndoles creer que son más sostenibles de lo que realmente son. Así es el “greenwashing”.

Greenwashing: utilizar un concepto limpio para encubrir un secreto no tan limpio

Las palabras son importantes, sobre todo cuando transmiten un determinado mensaje sobre lo que representa una empresa o su forma de actuar. El uso de palabras como “verde”, “eco”, “sostenible”, “natural” o “consciente” está muy extendido, pero para algunos no está justificado y se conoce como greenwashing.

Concretamente, Greenwashing consiste en engañar a los potenciales consumidores haciéndoles creer que los productos o servicios de una empresa son respetuosos con el medio ambiente, pero sin ninguna prueba real que respalde esas afirmaciones. El potencial también puede consistir en exagerar la verdad de manera que se destaque un aspecto ecológico de una empresa para encubrir otro aspecto menos ecológico; por ejemplo, una empresa petrolera que instala paneles solares en sus gasolineras,  pero que luego sigue obteniendo grandes beneficios de los combustibles fósiles.

Subiendo la apuesta

Aunque el Greenwashing está aumentando, también lo hacen las consecuencias de participar en ello. Un estudio reciente nos muestra varios ejemplos de casos de litigio relacionados con el Greenwashing. Este estudio también nos brinda los siguientes consejos:

Por suerte, el Greenwashing puede evitarse. Según earth.org, hay varias formas de mantenerse en el lado positivo en la publicidad de una empresa sostenible, y todo empieza por la honestidad. Un paso clave es evitar un lenguaje demasiado genérico que no se pueda demostrar. Otra manera es ser transparente en lo que respecta a las áreas de la empresa que son sostenibles y las que no. También es importante presentar datos reales que midan la huella de carbono de la empresa, y tomar medidas reales para llevar a cabo cambios positivos, y una vez hecho esto, compartir esa información al público.   

Eversheds Sutherland afirma que “Una de las lecciones que hay que sacar de los expedientes más recientes es que las empresas deben evitar declarar de manera demasiado general sobre sus esfuerzos de sostenibilidad, así como los anuncios que se centren únicamente en el producto o servicio final que proporcionan. Como en todas las demandas por tergiversación, la verdad es la mejor defensa. Si una empresa puede respaldar una declaración concreta con un trabajo de sostenibilidad específico y con datos sólidos, podrá neutralizar y defenderse mejor de las acusaciones de Greenwashing que ahora inundan el panorama de los litigios en Estados Unidos”.

La transparencia es más importante, ya que los consumidores son cada vez más conscientes del Greenwashing. La información necesaria para identificar este fenómeno está en todas partes y es más simple que nunca identificar si una empresa es realmente sostenible. Además, el escándalo provocado por el Greenwashing puede dejar una marca permanente en la reputación de una empresa y, por ende, en sus resultados.

Pasar del Greenwashing al estándar de oro

Convertirse en una empresa sostenible puede empezar por las pequeñas cosas. Un artículo de Inc. ofrece algunos consejos útiles para iniciar este proceso, desde la sustitución de las bombillas tradicionales y la eliminación de las botellas de plástico en la oficina, hasta la contratación exclusiva de proveedores ecológicos de confianza. American Express ofrece más información sobre este tema, por ejemplo, la realización de una auditoría medioambiental, la reutilización o el rediseño de productos y recompensar los comportamientos que respeten el medio ambiente..

Pero para llegar realmente al siguiente nivel de convertirse en una empresa sostenible y ecológica, es necesario que se produzcan cambios a otro nivel. Esto requiere un esfuerzo concentrado por parte de los máximos responsables de la empresa y se extiende hacia abajo y a lo largo de toda la organización, con el objetivo final de generar cambios sostenibles a gran escala y tener un impacto real en el personal, los consumidores y el medio ambiente.

Crear una cultura verde

El primer paso para crear una empresa verde es incorporar estos valores a la cultura de la compañía. Para ello, los dirigentes deben determinar lo qué significa ser una empresa con conciencia ecológica, y cómo esto afecta a los empleados, a los clientes y al planeta en su conjunto. Este paso podría implicar la creación de una declaración de misión que se comunique a todo el personal y que se mantenga vigente; una declaración que inspire y se alinee con los valores fundamentales de la empresa. Esencialmente, proporcionar una base sólida sobre la que operar en el futuro. 

La clave de este esfuerzo es involucrar al mayor activo de la empresa y a sus empleados, y también fomentar su papel en el mantenimiento de la nueva cultura. Cada vez hay más personas que buscan trabajo en empresas verdes, por lo que la adopción de una cultura verde no sólo puede motivar al personal existente, sino también a las nuevas contrataciones.

Analizar a fondo la empresa

Una vez que la empresa sabe a qué aspira, los directivos pueden empezar a evaluar a fondo todo, desde el funcionamiento diario de la empresa hasta la sostenibilidad de sus productos o servicios (y, específicamente, de su cadena de suministro). Este paso es el más largo, ya que requiere profundizar en los detalles y examinar cada procedimiento, política, proveedor, etc. El tamaño de la empresa determinará por dónde empezar, ya que las empresas más pequeñas probablemente empiecen por las “victorias” fáciles y las grandes empiecen por el panorama general, como la evaluación de la cantidad de energía consumida en toda la empresa. Durante este proceso, algunas de las preguntas clave a tener en cuenta son: 

  • ¿Qué tan eficiente es el edificio (o edificios) en el que opera la empresa? ¿Se pueden implementar mejoras (e.j: añadir paneles solares)? 
  • ¿Está toda la cadena de suministro construida/enfocada hacia la sostenibilidad? ¿Dónde hay baches o ineficiencias?
  • ¿Cómo se producen los materiales de los proveedores? ¿Cumplen la normativa medioambiental?  
  • ¿Cómo se fabrican y empaquetan los productos (utilizando materiales reciclables o respetuosos con el medio ambiente en instalaciones con bajas emisiones de carbono) o se prestan los servicios (mediante un número excesivo de viajes o de vehículos en la carretera)?  

Buscar ayuda

La buena noticia es que una empresa no tiene que afrontar este gran esfuerzo sola. No sólo existe una amplia orientación, sino que hay expertos en la materia que pueden ayudar. El Green Business Bureau es un buen punto de partida. Otra opción es trabajar con empresas como Atlas Renewable Energy, que puedan ayudar a los grandes consumidores de energía a cambiarse a fuentes menos costosas. Centrada en operar con los más altos estándares y en adherirse a sus propios objetivos de desarrollo sostenible, Atlas tiene un conocimiento y una experiencia de vida real suficiente para desarrollar acuerdos de compra de energía a medida que permitan a los consumidores cumplir sus objetivos de energía limpia. 

Si el presupuesto es una preocupación, la empresa podría desarrollar la misión por su cuenta y luego trabajar con consultores en actividades específicas, como la recopilación de datos sobre aspectos clave del negocio que puedan ser más sostenibles. Además, las empresas más pequeñas podrían buscar acuerdos de compra de energía aplicables o certificados de energía renovable para ayudar a financiar sus esfuerzos.  

Fomentar un cambio continuo y sostenible

En la carrera por un futuro sostenible, las buenas intenciones ya no son suficientes. Las palabras deben medirse para decir la verdad sobre lo que es la empresa, a quién sirve, cómo opera; y su impacto medioambiental. Este proceso comienza con la adopción de una mirada crítica para evaluar de qué manera se puede mejorar la empresa, en todos los niveles.

Un artículo de Forbes afirma: “Al invertir en buenas personas, rendir cuentas y comprometerse con una misión de sostenibilidad por dentro y por fuera, las empresas de 2021 pueden empujar al mundo hacia un futuro mejor al tiempo que refuerzan sus propias posiciones como líderes del mercado en la negociación”.

En colaboración con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta, por lo que este contenido es responsable con el medio ambiente.

The next iteration of the internet is fast taking shape but making it a reality will require vast amounts of energy. Ensuring the future digital landscape doesn’t become an environmental nightmare means opting for renewables, accelerating the energy transition, and locking in a lower-emissions framework.

Run on networks that use consensus mechanisms such as blockchain, Web3 is a new decentralized version of the internet, which aims to give individuals more control over their data and experiences.  Meanwhile, the metaverse is a yet-to-be-realized digital and immersive world that enables users to interact digitally, be that using crypto-wallets to make purchases or virtual reality headsets to explore experiences. 

While both are digital, virtual spaces, they’re very much tethered to the physical world – thanks to the energy needed to power them. 

Despite all of its futuristic promise, the basic building blocks of the new digital landscape are computers and servers, and a recent blog post from Intel suggests that our global computing infrastructure will need to be 1,000 times more powerful than it is today in order to comfortably sustain it. This comes at a heavy environmental cost. 

In a study carried out in 2019, University of Massachusetts researchers calculated that training one large deep-learning model – for example, one that allows machines to work with natural language in a virtual environment – produces 626,000 lbs of planet-warming carbon dioxide or five times the lifetime emissions of an average car. 

At the University of Lancaster, researchers ran a scenario to find out what would happen if just 30% of computer gamers moved to virtual cloud-based platforms by 2030, and found that carbon emissions would jump by almost a third.

Meanwhile, cryptocurrencies, which will underpin transactions in the new online world, have become notorious for their energy intensiveness, with the University of Cambridge finding that crypto mining can consume as much as 121.36 terawatt-hours a year, or more than the annual energy consumption of Argentina or the United Arab Emirates, while the New York Times calculates that bitcoin consumes roughly 0.5% of all energy worldwide.

In today’s energy mix, where the majority of electricity worldwide still comes from non-renewable sources, the huge increase in power use brought about by Web3 spells disaster for the planet.

Around the world, irreversible climate change is already underway, from hotter temperatures to more severe storms and droughts. According to the 2022 IPCC report, released earlier this year, humanity has a “narrowing window for action”, and if we are to secure a livable future, deep cuts in greenhouse gas emissions need to happen now.

The green way forward 

However, before immediately writing off the metaverse and Web3 as an environmental disaster waiting to happen, it’s worth noting what Big Tech is doing to reconcile its own sustainability goals with the creation of a fully immersive digital landscape. Amazon Web Services (AWS), which provides cloud computing solutions for nearly a third of all web applications today, says it will power its operations with 100% renewable energy by 2025. Google has pledged to use 24/7 carbon-free energy in all its datacenters by 2030. Microsoft intends to be carbon negative by 2030, as well as halting the use of diesel in its datacenter generators. Meanwhile, Meta – which changed its name from Facebook to demonstrate just how much it believes in the metaverse – says that by 2030, it will reach net-zero emissions across its own operations and its value chain. 

What’s more, clean energy is increasingly being used to power cryptocurrency activities, with a report from the Cambridge Centre for Alternative Finance finding that nearly 40% of proof-of-work mining is powered by renewables. This is thanks in part to the fact that renewable energy is now cheaper than fossil fuels in most markets around the world, while fossil fuels are only set to become more expensive over time. Another positive sign can be found in the Crypto Climate Accord, inspired by the Paris Agreement. The industry-driven pact’s signatories have vowed to switch to renewable energy sources by 2025 and go completely net-zero, eliminating greenhouse gas emissions altogether, by 2040.

This proliferation of commitments is already outpacing our world’s transition to renewable energy, driving up demand for a greater percentage of the grid to come from clean resources. 

To meet this demand, a decentralized digital world needs decentralized energy sources. Crypto farms will need to be co-located with renewable generation and mining when there is an abundance of energy. Data centers are already entering into direct corporate power purchase agreements (PPAs) with renewable energy suppliers, enabling them to increase their actual use of clean power faster than if they relied upon the grid alone. Digital mining activities have locational flexibility, as has been shown by redeployment of its activity in response to regulatory changes, this means that digital mining activities can pursue the best geographies in terms of abundant and competitive renewable energy.  

Paving the way for a sustainable future

Ensuring that the metaverse and Web3 are powered by clean energy enables the truly transformative power of the new online world to take effect. Forward-thinking individuals who care about the future of the planet are already designing radical new ways for people and companies to be more sustainable via the new tech – from digital carbon credit coins to allow anyone to access carbon trading markets to non-fungible tokens that fund the planting of enough mangroves to sequester 20 million tons of carbon over the next 25 years.

While it’s true that – as things stand today – wide-scale adoption of the metaverse and Web3 would drive emissions up to dangerous levels, all indicators point to the companies involved choosing to combat these environmental challenges. The only viable option to power the future online world is renewables, and this huge surge in demand will drive enormous adoption of clean power, accelerating the energy transition for a better, more sustainable future.

In partnership with Castleberry Media, we are committed to taking care of our planet, therefore, this content is responsible with the environment.

Many companies looking to transition to renewable energy to help reduce their carbon footprint and meet sustainability goals are navigating the complexities of renewable power purchase agreements (PPAs) for the first time. While every project and client is different, there are common themes that affect how an agreement is developed and executed. In this article, we explain what to consider before going ahead.

Know your counterparty

As companies around the world set emissions reductions and carbon-neutral goals, bilateral PPAs with a renewable energy producer mean these objectives can be achieved in a transparent, traceable way. Finding the right partner to develop an agile, low-cost, and care-free solution can give your company a competitive advantage, enabling you to demonstrate real green credentials while managing costs and gaining energy security. 

But not all renewables are created equal. With consumers and shareholders alike now taking a closer look at companies’ green credentials, it’s worth investigating the claims you’ll be able to make – whether that’s demonstrating that your renewable energy source has displaced a traditional source, or proving that your energy comes from a producer with a sound community relationship and social program strategy or that its generation source is certified green from origin.

It’s also important to take into account the kind of partnership you’re looking for. A PPA is a multi-year commitment, and not all developers are in it for the long haul. For many companies, building a long-term relationship with their energy provider forms part of their wider strategy. Within the PPA market, there exist two broad types of developers: those who are the long-term holders of the asset, and those who sell the asset once it reaches commercial operation. Identifying the objectives of the developer from the outset is essential to achieving long-term alignment.

Another factor to bear in mind is the developer’s performance within your market. The regulatory, investment and institutional landscape for the energy sector varies enormously from country to country. As such, it’s a good idea to find a partner with proven experience in structuring a corporate PPA within your jurisdiction, to ensure they can perform against their future commitments to you.

Bundled or unbundled

This year has seen electricity prices reach all-time record highs in many countries, making PPAs – which provide long-term certainty in your electricity costs – an even more attractive option. While now is a key time to think about how a PPA can protect you against energy price uncertainty by locking in long-term supply deals and pricing with suppliers, it’s important to bear in mind the other benefits that PPAs can bring.

PPAs can be undertaken for power only, the green attributes of the power only – usually represented by instruments such as renewable energy certificates (RECs) – or for both together, in a bundle. Purchasing just the electricity will provide a medium to long-term hedge against electricity price volatility, while a bundled PPA will give the additional benefits of being able to claim the environmental benefits of renewable energy production in order to reduce Scope 2 emissions from purchased electricity.  

Keep an eye on currency risks:

For corporate treasurers, particularly those handling the finances of multinational companies, putting in place effective risk management strategies to mitigate the impact of currency exposures is a perennial focus. As inflation heats up, analysts are predicting greater FX volatility ahead. For large energy users, for whom electricity costs can account for their largest outflow of cash, reducing currency risk from energy purchases can provide greater certainty and protection.

One way of achieving this is through hard-currency denominated PPAs. Part of a relatively nascent trend, particularly in emerging markets, they’re not available everywhere, however at Atlas, we have the skills and experience to structure renewable PPAs in creative and advantageous ways.

One example is the PPA between Atlas Renewable Energy and global mining company Anglo American. Finalized in March 2020, it was Brazil’s largest solar energy purchase and sale contract of its time, with a value of US$183mn. The agreement, denominated in US dollars, allowed for the supply of around 9TWh during the 15-year life of the contract from the Lar do Sol – Casablanca I PV plant, located in the State of Minas Gerais. 

Look to your future electricity demand profile:

We’re in the midst of an energy transition that continues to evolve. According to McKinsey’s Global Energy Perspective 2022, power consumption is projected to triple by 2050 amid increased electrification, while at the corporate level, a recent report by KPMG found that two-thirds of global organizations have accelerated their digital transformation strategy, bringing online power-hungry ICT services, from networks to servers, storage, and applications.

As a result, depending on where you are on your internal digitization journey, it’s worth taking stock of your own electricity demand profiles and how they might change over the term of a PPA contract. And it isn’t only energy consumption that needs to be taken into account. Mapping out the overall load profile, including shape and time distribution, is crucial to obtaining the most appropriate PPA for your company.  

Don’t go it alone:

Setting up a PPA can be complex and time-consuming, and involves many different functions, from the C-suite through to operations, finance, procurement, and even marketing. It’s important to pinpoint the key risks you want to manage, and the benefits you’re looking to attain. 

Atlas Renewable Energy has developed innovative models that make it easier for companies to engage in PPAs, but we want our corporate energy buyers to make informed decisions. That’s why we advise you to allocate time and resources – or appoint external advisers – to ensure that your renewable energy procurement strategy is a success. 

Our team has almost two decades of experience in structuring corporate PPAs, from concept to operation. No matter the industry, we can structure a solution to suit each company’s specific needs. 

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In the wake of the 2021 United Nations Climate Change Conference (COP26), held in November, countries have come forward with ambitious 2030 emissions reduction targets that align with reaching net zero by the middle of the century.

To deliver on these commitments, large corporate energy users will play a key role. Today, a growing movement toward net-zero industrial hubs provides a unique opportunity for corporations around the world to align themselves with the Paris Agreement goals – as well as increase the adoption of renewable energy.

From the aerospace cluster in Queretaro, Mexico to the automotive cluster in Detroit, Michigan, companies have been co-locating in dynamic ecosystems for decades. Sharing resources, problems, and solutions, industrial parks act as economic growth engines while boosting opportunities for increased efficiencies.

Now, as the fight against climate change becomes more urgent, these co-located industrial parks can be leveraged in a new way: to cut emissions down to zero.

How do net-zero industrial clusters work?

The energy and industrial sectors are responsible for as much as two-thirds of the world’s CO2 (around 22 gigatons per annum), according to a new report by Accenture in collaboration with the World Economic Forum.

If companies located within clusters can work together to make the most of new clean technologies and processes, and at the same time maintain or increase productivity, increase the green credentials of their products, and enhance the environment, they can become part of the solution – instead of part of the problem.

What this looks like in practice varies dramatically, depending on the region and type of industry.

At their heart, though, net-zero industrial clusters are a set of facilities, plants, and linked infrastructure dedicated to the reduction and elimination of greenhouse gases through the application of clean energy and emissions control technology.

Through on-site renewables generation, shared dispatchable zero-carbon sources, storage, and microgrids, industrial clusters can tap into the opportunities presented by clean energy to not only reduce emissions but also enable companies located at the sites to meet their own internal sustainability targets. And because of the cluster set-up, if energy demand cannot feasibly be supplied by on-site renewables, companies can pool demand for renewable power purchase agreements (PPAs) instead.

Net-zero industrial clusters today

Net-zero industrial clusters are still a relatively new concept, but one which is gaining ground as cities and nations seek to reach net-zero carbon by 2050 or sooner, at the lowest possible cost to their citizens and businesses.

One such example is the Suzhou Industrial Park. Situated in Jiangsu, China, it is one of the largest and most modern industrial parks in the world. Spread over an area of 288 km2 and home to over 4,000 businesses, the industrial park offers a range of cost-effective, low carbon, and net-zero energy and infrastructure solutions that allow companies located there to track and improve their energy efficiency and emissions in line with their own sustainability goals.

Meanwhile, in the UK, where the government has made a commitment to deliver four low-carbon clusters by 2030 and at least one fully net-zero cluster by 2040, there are numerous promising examples.

One is the Humber industrial cluster, in Yorkshire. Home to industries such as refining, petrochemicals, and manufacturing, this is the country’s most carbon-intensive industrial cluster in the country, emitting 12.4 million tons a year. The plan is to create a shared carbon capture and storage infrastructure alongside the world’s first negative emissions power station, which will enable industries in the region to produce low carbon chemicals. There is also the potential to incorporate green hydrogen production, making use of increasing supplies of renewable energy from offshore wind in the Humber region.

As these projects begin to mature, interest is growing in the US and Latin America, too, with a recent study by the Center for Global Energy Policy at Columbia University identifying opportunities for net-zero hubs in Houston.

Putting it into practice

While net-zero industrial clusters are a great idea in theory, in practice they’re less simple to implement. Most businesses, cities, and states don’t have the ability to start a net-zero transformation from a clean slate, and retrofitting legacy systems for energy efficiency and net-zero carbon involves significant costs. What’s more, not all large carbon emitters are located in clusters, so creating net-zero industrial parks only goes part of the way toward solving the issues.

However, we believe that the net-zero industrial cluster movement presents an exciting opportunity to facilitate and promote the adoption of renewable energy, as companies work hard to meet their climate goals. And for those companies that don’t yet have the opportunity to join a cluster, alternatives are already available.

One of the most effective alternatives for companies seeking to meet emissions reduction objectives is Renewable Energy Certificates (RECs). Around the world, approximately 70% of companies with net-zero targets already utilize RECs as part of their renewable electricity procurement strategies. The use of RECs enables a company to state that it uses renewable electricity from a low or zero-emissions source, and because they provide flexibility in sourcing green power from anywhere in a given country, even companies located in regions without abundant renewable energy resources can benefit.

Another option is through PPAs, which allow corporate consumers to purchase a certain amount of renewable energy from a specific asset under a predetermined pricing arrangement. Approximately 45% of companies with net-zero targets sign these agreements as part of their renewable electricity procurement strategies, and their use is growing as more and more companies seek to tap into the benefits of renewable electricity to achieve their sustainability goals.

However, RECs and PPAs alone will not get companies to carbon neutrality. Daily operations like water use, packaging production, and the use of non-electric equipment all have a carbon footprint, which is why net-zero industrial clusters are so compelling: through shared infrastructure and carbon capture technology, they enable new business models that can contribute to preventing the worst effects of man-made climate change.

For the time being, however, until net-zero industrial clusters become a widespread global reality, the next best thing for large emitters is to take a serious look at their energy use strategies and consider implementing PPAs, RECs, and other tools to set their course for the path to net-zero.

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Se prevé que para el 2050, la población mundial aumente en casi un tercio, es decir, 2,000 millones de personas más. Dado que la cadena de producción de alimentos es una de las que más contribuye al calentamiento global, alimentar al mundo sin abrumar al planeta se ha convertido en algo urgente. Hoy en día, a medida que un número creciente de empresas y países asumen el reto del cambio climático, y los consumidores empiezan a exigir productos sustentables, la industria alimentaria está cambiando… rápidamente. 

Muchas marcas están trabajando en la salud y el bienestar, creando productos más saludables con el abastecimiento sustentable de materias primas. Mientras tanto, la atención a los derechos humanos y laborales en la cadena de suministro ha hecho que las empresas se unan a iniciativas como el Comercio Justo para garantizar que quienes trabajan para producir los alimentos que comemos lo hagan en condiciones seguras y reciban un salario justo. Reducir el uso de agua y el impacto de los residuos también se ha convertido en una prioridad importante, y muchas empresas están sacando al mercado productos con envases reciclables, por ejemplo.

Pero si no se aborda el gran problema del uso de la energía y las emisiones, ninguno de estos esfuerzos tendrá un impacto significativo en el futuro de nuestro planeta.  

Desde la producción de cultivos, la silvicultura y los productos cárnicos y pesqueros hasta el almacenamiento y la transformación de los alimentos, el transporte y la distribución y la preparación de estos, la cadena de valor agroalimentaria consume hoy el 30% de la energía disponible en el mundo y es responsable de hasta una quinta parte de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). A medida que la población crece y las necesidades alimentarias aumentan, hay que encontrar una solución que reduzca el uso de combustibles fósiles sin dejar de alcanzar los objetivos de productividad alimentaria.

Afortunadamente, las empresas líderes del sector, desde los minoristas hasta los procesadores agroalimentarios, están tomando medidas para conseguirlo, como optando por fuentes de energía renovables.

Desde el compromiso del minorista Walmart de obtener el 100% de su electricidad a partir de fuentes renovables para 2035, hasta el trabajo del productor mundial de confitería Mars, que ya ha convertido varias de sus operaciones en energía 100% renovable, y el compromiso del productor de frutas y verduras Dole de lograr cero envases de plástico de origen fósil para 2025 y cero emisiones netas de carbono en todas sus operaciones para 2030, las empresas de toda la cadena de valor alimentaria se están tomando en serio sus responsabilidades.

Pero no sólo los grandes nombres conocidos pueden marcar la diferencia. En los últimos años, los consumidores de todo el mundo son cada vez más conscientes del impacto medioambiental de las marcas que compran y esto incluye a las empresas de alimentación y bebidas. Según la Harvard Business Review “los productos que tenían una declaración de sustentabilidad en el envase representaron el 16.6% del mercado en 2018, frente al 14.3% en 2013, y aportaron casi $114 billones en ventas”. Y lo que es más importante, los productos comercializados como sustentables crecieron 5.6  veces más rápido que los que no lo eran.” El estudio añade que los consumidores están ahora “comprando activamente más productos respetuosos con el medio ambiente”, y algunos están incluso dispuestos a pagar una prima por productos de alimentación y bebidas que siguen prácticas empresariales sustentables. Además, las prácticas medioambientales de la industria alimentaria están bajo constante vigilancia de los gobiernos y las ONGs, debido a su gran impacto ante el cambio climático.

Abordar su huella de carbono, junto con otros objetivos relacionados con los SDGs, es vital para las empresas de todos los tamaños que quieran mantener su cuota de mercado y contribuir a un futuro sustentable.

La oportunidad de las energías renovables 

En los últimos años, los acuerdos de compra de energía solar (PPA) en los sectores comercial e industrial han contribuido enormemente al crecimiento de las energías renovables. El año pasado, las empresas compraron un récord de 23.7GW de energía limpia mediante acuerdos a largo plazo, a pesar de la devastación causada por la pandemia de Covid-19 y la recesión mundial.

Para las empresas del sector alimentario, los PPAs solares son especialmente útiles, ya que la demanda de energía de calefacción y refrigeración de los procesos, el bombeo y la ventilación de las instalaciones y la iluminación es mayor durante las horas de luz, incluso en instalaciones que funcionan las 24 horas del día.

Aunque el sector también ha recurrido a otras fuentes de energía renovables, como la conversión de la biomasa en energía, éstas no están exentas de emisiones. Transformar los residuos orgánicos en biocombustible no sólo es un proceso caro y complejo, sino que además produce gases de efecto invernadero por la combustión, por lo que, aunque la energía de la biomasa sea una fuente renovable, no resuelve el problema de las emisiones.

Al firmar un PPA solar corporativo, una empresa alimentaria puede reducir los gastos de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero simultáneamente, sin afectar al flujo de caja mensual. 

Por supuesto, las empresas del sector también pueden adquirir sus propios sistemas de energía solar pero esto requiere un capital que podría utilizarse para invertir en la ampliación de la capacidad de producción, la innovación de nuevos productos o la entrada en nuevos mercados. Con un PPA solar, las empresas alimentarias pueden utilizar el capital ahorrado para mejorar la sustentabilidad en otros ámbitos de su negocio, desde el aumento de la eficiencia energética hasta la mejora de los equipos.

Con un PPA corporativo las empresas también pueden acceder a otro tipo de ahorros que no son evidentes por adelantado. Cuando las empresas de producción de alimentos obtienen su energía de la red, están sujetas a los aumentos de las tarifas de las empresas energéticas, y con los precios de la energía al por mayor alcanzando máximos de varios años en varios mercados, muchas están sintiendo ese aumento. Un PPA establece claramente el precio de la electricidad durante la duración del contrato, asegurando la seguridad en un momento en que las empresas se enfrentan a la extrema volatilidad del mercado.

Los PPA solares no sólo ofrecen una reducción de los gastos energéticos, sino que brindan a las empresas alimentarias la oportunidad de ser más responsables desde el punto de vista medioambiental, al tiempo que afrontan el reto de alimentar a 2,000 millones de personas más en los próximos años. 

Sin un cambio a la energía renovable, no hay forma sustentable de que las empresas del sector de la producción de alimentos mantengan el ritmo de la creciente demanda. Alimentar al mundo sin destruir el planeta en el proceso es una de las cuestiones más importantes de nuestro tiempo, y las empresas del sector deben actuar ahora, tanto para hacer más sustentables sus operaciones internas como para exigir que los proveedores a los que compran también lo hagan.

Cómo puede ayudar Atlas Renewable Energy

Atlas Renewable Energy fue concebido con la sustentabilidad en su núcleo. Desarrolla, construye, financia y explota proyectos de energía limpia en todo el continente americano que permiten a las empresas alimentar sus operaciones de forma sustentable.

Con una sólida experiencia en la gestión de acuerdos de compra de energía renovable (PPA) a largo plazo y certificados de energía renovable (RECs), Atlas ayuda a  los grandes consumidores de energía de todos los sectores a cambiar a la energía verde y a gestionar su transición hacia las emisiones netas cero. 

Para conocer más sobre el enfoque de Atlas Renewable Energy y cómo puede ayudar a su empresa a cumplir sus objetivos de sustentabilidad, póngase en contacto con nosotros en contacto@atlasren.com.

En colaboración con Castleberry Media estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta, por lo que este contenido es responsable con el medio ambiente.

Worldwide, the pressure to move toward a clean, carbon-free future is stronger than ever. Today, “going green” is more than just a lofty idea—it’s becoming the very basis of how many companies do business.

According to a 2022 article in CNBC, corporate giants like Microsoft, Intuit, and Apple are examples of those leading the charge by committing to environmentally sustainable business practices. And those types of actions are being adopted not just by big corporations, but small businesses as well.

Consumers are also becoming more thoughtful about their purchases, seeking products or services that align more with their environmental stance. Yet, with clever packaging and language intended to appeal to an environmentally conscious audience, many companies may mislead consumers—whether intentional or not—into thinking they are more sustainable than they really are. Enter greenwashing.

Greenwashing: using a clean concept to cover a not-so-clean secret

Words matter—especially when those words convey a certain message about what a company stands for or how it operates. The use of words like “green,” “eco,” “sustainable,” “natural,” or “conscious” is rampant, but for some it’s not warranted, and is known as greenwashing.

Specifically, greenwashing is deceiving potential consumers into thinking a company’s products or services are environmentally friendly, but with no real proof to back those claims. Greenwashing can also include inflating the truth in a way that highlights one environmentally friendly aspect of a business to cover up for another, less eco-friendly aspect; for example, an oil company who installs solar panels on its gas stations[AS2]  but then continues to profit heavily from fossil fuels.

Raising the stakes

Although greenwashing is on the rise, so are the consequences of engaging in it. A recent survey shares several examples of litigation cases related to greenwashing—as well as the following specific advice:

Luckily, greenwashing can be avoided. According to earth.org, there are a number of ways to stay on the right side of promoting an environmentally friendly business, and it starts with honesty. One key step is avoiding vague language that cannot be proven. Another is being transparent about areas of the business that are sustainable and others that are not. Or presenting real data to measure the company’s carbon footprint and taking real action to make positive changes, and then sharing that information publicly.   

Eversheds Sutherland states, “One of the lessons to be taken from recent filings is that companies should avoid wide sweeping, broad statements about their sustainability efforts and should avoid advertisements focused solely on the end-product or service they provide. Like all claims for misrepresentation, the truth is the best defense. If a company can support concrete statements with concrete sustainability efforts and firm data, the better able they are to neutralize and defend the greenwashing claims that are now flooding the US litigation landscape.”

Telling the truth is further encouraged by the fact that consumers are becoming wise to greenwashing. Information is everywhere, and it’s easier than ever to confirm if a company is truly environmentally sustainable or not. Furthermore, the scandal caused by greenwashing can leave a permanent mark on a company’s reputation, and ultimately, their bottom line. 

Moving from green washing to the gold standard

Becoming a sustainable business can start small. An article by Inc. provides some helpful tips to begin this process, from replacing traditional light bulbs and eliminating plastic bottles in the office to engaging only with trusted green vendors. American Express offers further insight, such as conducting an environmental audit, repurposing or redesigning products, and rewarding environmentally conscious behavior.

But to truly get to the next level of becoming a sustainable, green business, next-level changes need to occur. It requires a concerted effort by a company’s top leaders and permeates down and throughout the organization, with the ultimate goal of generating sustainable changes at scale and having a real impact on staff, consumers, and the environment.

Creating a green culture

The first step in creating a truly green business is to create a green culture. To accomplish this, leaders must determine what it means to be an environmentally conscious business, and how that affects employees, customers, and the planet as a whole. This step might involve creating a mission statement that is communicated and upheld in a significant way to all staff; a statement that inspires and aligns with the company’s core values. Essentially, it provides a solid foundation on which the rest of the business can operate from going forward.

Key to this effort is engaging the company’s greatest asset—its employees—and encouraging their role in sustaining the new culture. More and more job seekers are looking to work for green companies, so adopting a green culture can not only motivate existing staff but new hires as well.

Taking a hard look at the business

Once a company knows what it is striving for, leaders can begin to dig deep into assessing everything from how the business runs on a daily basis to the sustainability of its products or services (and specifically, its supply chain). This step will likely take the longest, as it requires delving into the details and looking at every procedure, policy, vendor, and so on. Company size will determine where to begin, with smaller businesses likely starting with easy “wins” and larger companies starting with the big picture, such as assessing the amount of energy consumed across the business. During this process, some key questions to consider include: 

  • How efficient is the building (or buildings) the company resides in, and can improvements be made (such as adding solar panels)? 
  • Is the entire supply chain built/focused on sustainability? Where are there gaps or inefficiencies?
  • How are vendor materials produced? Do they comply with environmental regulations?  
  • How are products manufactured and packaged (using recyclable or eco-conscious materials in low-carbon facilities) or services delivered (via excessive traveling or number of vehicles on the road)?  

Seeking help

The good news is that a company doesn’t have to take on this seemingly monumental effort alone. Not only is there extensive guidance available, but there are experts in the field who can help. The Green Business Bureau can provide a good starting point. Or, a company like Atlas Renewable Energy can help large consumers of clean energy shift to less-expensive sources of energy. Focused on operating with the highest of standards and adhering to its own sustainable development goals, Atlas has the deep knowledge and real-life experience to develop custom-made power purchase agreements that empower consumers to realize their clean energy goals. 

Or if budget is a concern, a company could develop the mission on their own and then work with consultants on specific activities, like gathering data on key aspects of the business that can be more sustainable. Furthermore, smaller companies might seek out applicable power purchase agreements or renewable energy certificates to help finance their efforts.  

Encouraging ongoing, sustainable change

In the current race to a carbon-free future, good intentions are no longer enough. Words must be used thoughtfully to tell the truth of what a business is, who it serves, and how it operates—and ultimately, what its environmental impact is. And that process begins with taking a deeper look at how a business can do better, from top to bottom, at every level.

An article in Forbes states, “By investing in good people, staying accountable and committing to a mission of sustainability inside and out, businesses in 2021 can push the world toward a better future while strengthening their own positions as market leaders in the bargain.”

In partnership with Castleberry Media, we are committed to taking care of our planet, therefore, this content is responsible with the environment.

Tradicionalmente, las empresas se han centrado en un único resultado final: el beneficio. Sin embargo, John Elkington, autoridad en responsabilidad corporativa y capitalismo sostenible a nivel mundial tiene una opinión diferente: el triple resultado final (3BL).

Este concepto mide el crecimiento en función del impacto social, ambiental y económico de una empresa. Y si hay un sector que está perfectamente alineado con el triple resultado final, es la energía renovable. ¿Por qué? Porque la energía renovable, especialmente cuando se implementa siguiendo valores de sostenibilidad, apoya a las comunidades locales, que es el aspecto social del concepto 3BL. Evita el consumo de recursos finitos, que es el aspecto ambiental del 3BL, representa una inversión confiable y es un medio para reducir los costos de energía, siendo fundamental para el aspecto económico del 3BL.

Hacer el cambio

Según el enfoque 3BL, los beneficios siguen siendo importantes, pero no a expensas de las necesidades y preocupaciones medioambientales y sociales. Además, las empresas están más dispuestas a cambiar a prácticas sostenibles si pueden estar seguras de que sus beneficios no se verán afectados en el proceso.

Una de las mayores preocupaciones en relación con las energías renovables es la idea de que son una alternativa cara a los combustibles fósiles. Y para los grandes consumidores de energía en que la electricidad representa una gran proporción de sus costos fijos, esto crea una enorme barrera para hacer el cambio. Sin embargo, esto ya no es el caso: la energía renovable se ha vuelto más competitiva y disponible en los últimos años, hasta el punto de que, en muchos mercados, es realmente más asequible para las empresas alimentar sus operaciones con energía renovable que usar fuentes de energía convencionales.

Con los acuerdos corporativos de compra de energía a largo plazo (PPA), que ofrecen la posibilidad de fijar tarifas más bajas por más tiempo, invertir en energía verde tiene sentido desde el punto de vista comercial, ya que reduce considerablemente los costes y mejora la eficiencia energética.

Volviendo a la economía circular: El papel de la energía en las economías circulares

La comprensión de las economías circulares es crucial para implementar un enfoque 3BL. La razón es que las economías circulares son la antítesis de un modelo económico lineal, en el que la vida útil de los materiales se limita a un propósito de un solo uso. Esto significa que el uso de la energía siempre estará a la vanguardia de la sostenibilidad, ya que estos sistemas de reutilización y reciclaje requieren grandes recursos de energía para funcionar.

Así, las industrias manufactureras, por ejemplo, deberían estar interesadas en adoptar métodos de energía renovable como una forma de reducir su huella de carbono, y con el fin de posicionarse como opciones favorables dentro de los modelos de economía circular del futuro.

Uniendo todo para lograr el 3BL

El aspecto ambiental del 3BL de las energías renovables es el más evidente. En el nivel más básico, las empresas que operan con energías renovables están reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de sus actividades, pero va más allá, y también están contribuyendo al El Objetivo 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas: Garantizar patrones de consumo y producción sostenibles. Pero, además, están demostrando que crean reducciones de emisiones adicionales: cada compra de energía limpia que se ejecuta con Atlas permite el desarrollo de más proyectos de energías renovables, inclinando la balanza cada vez más hacia la transición energética.

Quizás sea más fácil ver cómo los beneficios económicos se relacionan con los esfuerzos ambientales, si estos se abordan de manera pragmática e innovadora. ¿Significa esto que el resultado social final es el más difícil de implementar para las empresas? ¿Cuál es exactamente el retorno de la inversión en planes de pensiones, igualdad de género y diversidad cultural en la fuerza laboral?

En Atlas, reconocemos que el resultado social es el efecto más importante a largo plazo. Puede ser más difícil de cuantificar, pero él está en el centro de todos los retornos de la inversión: al educar a las comunidades sobre prácticas sostenibles, garantizamos que haya una adaptación transgeneracional a las nuevas formas de trabajar y vivir. Nosotros, al ofrecer salarios competitivos y aplicar prácticas con visión hacia el futuro, nos aseguramos de atraer y retener una fuerza laboral fuerte, compuesta por mentes brillantes que continuarán evolucionando hacia delante. Finalmente, al comprometernos realmente y construir con los valores fundamentales centrados en las personas y el planeta, garantizamos un nivel de reputación y credibilidad que nos asegura una posición de liderazgo en el mercado.

Según una investigación de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el aumento del bienestar esperado a partir del despliegue de energías renovables es cercano al 4%, desde mejoras en la salud como resultado de la disminución de las emisiones, hasta la creación de empleo y una mayor inclusión social. Como resultado, al hacer la transición a la energía renovable, las corporaciones pueden amplificar su impacto social positivo más allá de los límites de sus propias operaciones internas.

El valor de la reputación: transparencia y métricas

En los últimos dos años, las dificultades provocadas por la pandemia han pedido a las empresas que ofrezcan un mayor apoyo a sus empleados (a través de beneficios como la licencia por enfermedad pagada), de lo contrario corren el riesgo de perder credibilidad tanto con las comunidades como con las partes interesadas.

Además, tanto los países como las empresas se enfrentan a una presión cada vez mayor para comprometerse públicamente con la mitigación y reducción del cambio climático al reconocer y tomar medidas para cumplir con los objetivos esbozados durante la cumbre COP26 del año pasado.

La creciente presencia de estas conversaciones en el ámbito de la política global significa que las empresas enfrentan riesgos regulatorios potenciales y la perspectiva de impuestos al carbono a menos que adopten principios de operaciones ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Anteriormente, hemos compartido información sobre los numerosos marcos que las empresas pueden usar para comenzar a aplicar estos principios, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y las Normas de Desempeño de la Corporación Financiera Internacional (IFC).

Aunque estos marcos sirven como directrices sólidas, John Elkington argumenta que el desafío clave para obtener el triple resultado final (3BL) es precisamente la dificultad de medir los cambios sociales y ambientales. ¿Cómo cuantificamos el crecimiento, más allá de los parámetros financieros y cómo nos aseguramos de que los tres resultados finales se desarrollen por igual?

Atlas cree que la transparencia es una forma de abordar estas cuestiones y hacernos responsables, lo que a su vez refuerza nuestra posición como una empresa que está orientada a ser una fuerza para el bien. En la era de las redes sociales, los consumidores verificarán rápidamente que las empresas están incorporando sus valores en todos los niveles de servicio y producción, que realmente cumplen con lo que dicen, y no simplemente hacen publicidad engañosa. No olvidemos que la manera en que una empresa es percibida por el público es uno de los primeros puntos de enfoque para los accionistas.

(Para obtener una visión detallada de las prácticas de Atlas, consulte nuestro informe de sostenibilidad 2017-2020).

Más que una opción viable para la energía verde, Atlas está comprometido con el triple resultado final, en cada paso del camino.

En asociación con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta, por lo tanto, este contenido es responsable con el medioambiente.

Tradicionalmente, as empresas se concentram em um único resultado: o lucro. No entanto, John Elkington, uma autoridade mundial em responsabilidade corporativa e capitalismo sustentável, tem uma opinião diferente: o triplo resultado final (3BL do inglês triple bottom line).

Esse conceito mede o crescimento de acordo com o impacto social, ambiental e econômico de uma empresa. E se há uma indústria que está em perfeito alinhamento com o triplo resultado final, é a energia renovável. Por quê? Como a energia renovável, especialmente quando implementada em conjunto com valores sustentáveis, apoia as comunidades locais – o aspecto “povo” do conceito 3BL, evita o consumo de recursos finitos – o aspecto “planeta” e apresenta um investimento confiável e um meio de reduzir os custos de energia – o aspecto “lucro”.

Fazendo a mudança

De acordo com a abordagem 3BL, os lucros ainda importam – apenas não às custas das necessidades e preocupações ambientais e sociais. Ainda assim, as empresas estão mais abertas a fazer a mudança para práticas sustentáveis se puderem ter certeza de que seus lucros não vão ser prejudicados no processo.

Uma das maiores preocupações em relação à energia renovável é a ideia de que é uma alternativa cara em comparação com os combustíveis fósseis – e para os grandes usuários de energia, para os quais a eletricidade responde por uma enorme proporção de seus custos fixos, isso cria uma enorme barreira para fazer a mudança. No entanto, esse não é mais o caso: a energia renovável tornou-se mais competitiva e disponível nos últimos anos, na medida em que, em muitos mercados, é realmente mais econômico suprir suas operações com energia solar do que usar fontes de energia convencionais.

Com acordos de longo prazo compra de energia corporativa (PPAs) proporcionando a capacidade de fixar taxas mais baixas por mais tempo, investir em energia verde faz sentido comercial em termos de redução significativa dos custos, bem como de melhoria da eficiência energética.

Voltar à economia circular: o papel da energia nas economias circulares

A compreensão das economias circulares é crucial para a implementação de uma abordagem 3BL. A razão é que as economias circulares são a antítese de um modelo econômico linear, no qual a vida útil dos materiais está limitada a um propósito de uso único. Isso significa que o uso de energia estará sempre na vanguarda da sustentabilidade, pois esses sistemas de reutilização e reciclagem exigem grandes recursos de energia para funcionar.

Assim, as indústrias manufatureiras, por exemplo, devem estar interessadas em adotar métodos de energia renovável como forma de reduzir sua pegada de carbono, a fim de se posicionarem como opções favoráveis dentro dos modelos econômicos circulares do futuro.

Amarrando tudo junto

O aspecto ambiental da energia renovável é o mais óbvio. No nível mais básico, as empresas que executam suas operações utilizando energias renováveis estão reduzindo as emissões de gases de efeito estufa de suas atividades. Mas vão além: também estão contribuindo para o Objetivo de Desenvolvimento Sustentável das Nações Unidas 12 – Garantindo o consumo sustentável e os padrões de produção. Além disso, também estão demonstrando adicionalidade: cada compra de energia limpa da Atlas permite o desenvolvimento de mais projetos de energia renovável, inclinando a balança cada vez mais em favor da transição energética.

Talvez seja mais fácil ver como os benefícios econômicos se relacionam com os esforços ambientais, se estes forem abordados de forma pragmática e inovadora. Isso significa que o resultado social é o mais difícil para as empresas implementarem? Qual é exatamente o retorno do investimento quando falamos sobre regimes de pensão, igualdade de gênero e diversidade cultural na força de trabalho?

Na Atlas, reconhecemos que o resultado social é o efeito mais fundamental a longo prazo. Pode ser mais difícil de quantificar, mas o resultado social está no centro de todos os retornos dos investimentos: ao educar as comunidades sobre práticas sustentáveis, garantimos que haja adaptação transgeracional a novas formas de trabalho e de vida. De dentro da Atlas, oferecendo salários competitivos e aplicando práticas de pensamento avançado, fazemos questão de atrair e reter uma força de trabalho forte, composta por mentes brilhantes que continuarão a nos impulsionar para a frente. Finalmente, ao nos comprometermos verdadeiramente e construirmos a partir de valores fundamentais centrados nas pessoas e no planeta, garantimos um nível de reputação e credibilidade que nos garante uma posição de liderança no mercado.

De acordo com a Pesquisa Nacional da Agência Internacional de Energia Renovável (IRENA), o aumento esperado do bem-estar humano a partir da implantação de renováveis é próximo de 4%, desde melhorias na saúde como resultado da diminuição das emissões, até a criação de empregos e maior inclusão social. Como resultado, ao fazer a transição para a energia renovável, as corporações podem amplificar seu impacto social positivo além dos limites de suas próprias operações internas.

O valor da reputação: transparência e métricas

Nos últimos dois anos, as instabilidades influenciadas pela pandemia têm convocado as empresas a oferecer maior apoio aos seus funcionários (por meio de benefícios como licença médica remunerada) ou correr o risco de perder credibilidade tanto com as comunidades quanto com as partes interessadas.

Além disso, os países e as empresas estão enfrentando uma pressão crescente para se comprometer publicamente com a mitigação e redução das mudanças climáticas, reconhecendo e tomando medidas para cumprir as metas traçadas durante a cúpula da COP26 do ano passado.

A crescente presença dessas conversas ao nível da política global, significa que as empresas enfrentam potenciais riscos regulatórios e a perspectiva de impostos sobre o carbono, a menos que adotem os princípios operacionais do ESG (Ambientais Sociais e de Governança, do inglês Environmental, Social and Governance). Anteriormente, compartilhamos informações sobre as inúmeras estruturas que as empresas podem utilizar para começar, tais como os Objetivos de Desenvolvimento Sustentável (ODS) da ONU e os Padrões de Desempenho da International Finance Corporation (IFC).

Embora esses quadros sirvam como diretrizes sólidas, John Elkington argumenta que o principal desafio para o triplo resultado final é precisamente a dificuldade de medir mudanças sociais e ambientais. Como quantificar o crescimento, além dos parâmetros financeiros? E como nos certificamos de que o triplo resultado final está sendo igualmente desenvolvido?

A Atlas acredita que a transparência é uma forma de abordar essas questões e nos responsabilizar, o que, por sua vez, reforça nossa posição como uma empresa voltada para ser uma força para o bem. Na era das mídias sociais, os consumidores verificarão rapidamente se as empresas estão realmente cumprindo com o que dizem em todos os níveis de serviço e produção, e não estão apenas fazendo publicidade enganosa. Não esqueçamos que a forma como uma empresa é percebida pelo público é um dos principais pontos focados pelos acionistas.

(Para uma visão aprofundada das práticas da Atlas, consulte nosso relatório de sustentabilidade 2017-2020.)

Mais do que apenas uma opção viável para energia verde, a Atlas está comprometida com o triplo resultado final, em cada passo do seu caminho.

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Aunque las promesas lanzadas y acordadas en la COP26 de Glasgow no alcanzaron lo que se necesita para limitar el calentamiento global a 1.5 ° C (2.7 ° F) sobre los niveles preindustriales, la dirección a seguir está clara. No hay más tiempo para lo que la activista ambiental Greta Thunberg se refiere como “bla, bla, bla”, y los compromisos del sector privado lanzados en la conferencia parecen destinados a remodelar la agenda de las empresas de todo el mundo. Ahora que la expectación inicial se ha disipado, analizamos cómo las empresas pueden ser reales sobre la COP26 en los próximos meses y años y convertirse en parte de la solución al cambio climático.

Acabar con la publicidad engañosa

Uno de los avances más interesantes que surgieron de la COP26 fue la declaración explícita del Fideicomiso de la Fundación de Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) de que lanzará una nueva junta para abordar la publicidad engañosa. Esto significa que las corporaciones de todo el mundo serán responsables de divulgar sus riesgos climáticos por primera vez y deberán presentarlos de manera transparente, comparable y útil para analistas, auditores, inversionistas, prestamistas y reguladores.

Cuando se implemente, los nuevos requisitos de divulgación de sostenibilidad de la Junta Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB) significarán que las empresas ya no podrán esconderse detrás de promesas y declaraciones vagas. Para prepararse para este cambio, las empresas deben demostrar un impacto real más allá de la señalización de virtudes, o corren el riesgo de no cumplir con las expectativas.

Un programa de sostenibilidad eficaz basado en la ciencia

El cambio ya ha comenzado y la acción está ganando ritmo. En noviembre de 2021, 1.045 empresas que representan más de US$ 23 billones en capitalización de mercado respondieron a un llamado urgente para descarbonizarse al ritmo y la escala necesarios para limitar el calentamiento global a 1.5 ° C uniéndose a la iniciativa Science Based Targets (SBTi), una asociación entre CDP, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) y el  Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Estas empresas abarcan 53 sectores en 60 países y tienen más de 32 millones de empleados, y cada uno de ellos ha establecido objetivos de reducción de emisiones en línea con la ciencia, que son medibles y alcanzables.

El impacto de esto será enorme: cuando las 100 empresas con mayores emisiones cumplan con sus compromisos durante los próximos meses, las reducciones colectivas de emisiones para 2030 deberían superar los 262 millones de toneladas, lo que equivale a las emisiones anuales de todo el país de España.

Para muchas empresas, uno de los pasos inmediatos más importantes en la carrera hacia el cero neto es reducir las emisiones del uso de energía, sus emisiones de alcance 2, y esto se puede hacer mediante el abastecimiento de energía renovable.

El SBTi acaba de lanzar el primer estándar corporativo de emisiones cero netas del mundo, que ofrece a las empresas una certificación sólida para demostrar a los consumidores, inversores y reguladores que sus objetivos de cero emisiones netas están reduciendo las emisiones al ritmo y la escala necesarios para mantener el calentamiento global a 1,5 ° C, lo que les permite demostrar su compromiso. 

Haciendo un cambio real

Por primera vez, la COP26 vio a los países reconocer que los combustibles fósiles eran la principal causa del cambio climático.

Glasgow marca “un cambio acelerado de los combustibles fósiles hacia la energía renovable”, según Martina Donlon, líder de comunicaciones climáticas en la ONU.

Reconociendo el progreso ya logrado en la reducción de los costos de las alternativas de energía limpia como la solar, los gobiernos del mundo acordaron priorizar plenamente su apoyo hacia la transición de energía limpia, y aquí, el sector privado tiene un papel enorme que desempeñar.

Según cifras recientes de Climate Group y CDP, los grupos internacionales sin fines de lucro que administran RE100, la coalición de grandes empresas comprometidas con la compra de electricidad 100% renovable, la demanda de electricidad renovable de las empresas ahora ha superado la de los países del G7. 

Para cumplir con los objetivos climáticos globales y seguir siendo competitivos en un mundo impulsado por electricidad limpia y asequible, es necesario que se convierta rápidamente en la norma para impulsar las empresas con energías renovables y, afortunadamente, esta es una posibilidad. Debemos saber que somos los que proporcionamos energía renovable a un número creciente de empresas.

Mirando al pasado para crear un futuro mejor

La década de 1980 estuvo marcada por la extravagancia : cabelleras excéntricas, moda disruptiva, industria musical que trascendió a su tiempo y un gran agujero en la capa de ozono. Por primera vez, el impacto de la actividad humana en el medio ambiente quedó al descubierto: los clorofluorocarbonos (CFC) de los refrigeradores y las latas de aerosol estaban rompiendo la capa estratosférica que protegía la vida en la tierra de los dañinos rayos UV.

Un histórico acuerdo multilateral sobre el medio ambiente firmado en 1987, el Protocolo de Montreal, puso fin a esto. Como el único tratado de las Naciones Unidas (ONU) que ha sido ratificado por todos los países, ha llevado a la eliminación gradual del 98% de las sustancias que dañan la capa de ozono en comparación con los niveles de 1990, gracias en gran parte a las acciones de las empresas innovadoras, que invirtieron en tecnología alternativa y repensaron la forma en que hacían negocios. Como resultado, se proyecta que la capa de ozono se recuperará a mediados de este siglo.

El mundo en ese entonces estaba reaccionando a una amenaza global, y las empresas dieron un paso al frente. Hoy, frente a una amenaza aún mayor, no podemos darnos el lujo de ser reactivos. El sector privado tiene la oportunidad de liderar la acción climática, y esta vez, ser proactivo será vital.

Cómo puede ayudar Atlas

El momento de que las empresas actúen sobre el cambio climático es ahora. A raíz de la COP26, la atención se centra en la acción corporativa, y una estrategia de energía limpia es una de las formas más efectivas de cumplir con los objetivos de cero emisiones netas basados en la ciencia.

Atlas Renewable Energy fue concebido con la sostenibilidad en su núcleo. Desarrolla, construye, financia y opera proyectos de energía renovable limpia que permiten a las empresas impulsar sus operaciones de manera sostenible.

Con una gama de servicios, desde acuerdos de compra de energía renovable (PPA) hasta certificados de energía renovable (REC), Atlas ayuda a los grandes consumidores de energía de todas las industrias a gestionar su transición a cero neto y a hacer un seguimiento de su rendimiento con respecto a los objetivos medioambientales y de emisiones a largo plazo.

Para obtener más información sobre el enfoque de Atlas Renewable Energy y cómo puede alinear su empresa con el cero neto, comuníquese con: contacto@atlasren.com

En asociación con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta, por lo tanto, este contenido es responsable con el medio ambiente.

La sustentabilidad de las empresas ha pasado de ser un “sería bueno tener” a un “deber tener”, ya que los líderes empresariales de todo el mundo empiezan a tener en cuenta la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las propias.

Aunque la atención se enfoca sobre todo en las industrias contaminantes, las organizaciones que operan en industrias sustentables también tienen un papel que desempeñar en la adopción de prácticas más sustentables en sus operaciones.

En esta inmersión profunda, analizamos cómo las empresas pueden adoptar medidas que generen cambios positivos a gran escala, que conduzcan a un impacto real sobre el medio ambiente y los consumidores.

Por qué la sustentabilidad es importante para las empresas

Los beneficios medioambientales y sociales de un modelo económico sustentable son claros, y han sido puestos de manifiesto por el Covid-19. Cada vez más consumidores de todo el mundo piden a las empresas a las que compran que hagan lo correcto, y el Índice de Consumidores del Futuro de EY ha descubierto que están dispuestos a pagar más por los productos y servicios sustentables a medida que comienza la recuperación tras la pandemia.

A nivel internacional, en la próxima reunión de la COP26, considerada la “reunión sobre el clima más importante de nuestra generación”, los países presentarán compromisos más ambiciosos para alcanzar las emisiones netas cero.

Y con el aumento de los riesgos normativos y la perspectiva de impuestos sobre el carbono en varios mercados, está claro que las empresas deben adoptar modelos de negocio sustentables desde ahora.

Para crear un cambio verdaderamente transformador, la creación de beneficios compartidos para las personas y los lugares en los que operamos debería convertirse en lo mínimo que se espera de toda empresa.

Creemos que las empresas como nosotros tenemos la responsabilidad de dar un paso adelante y ayudar a encabezar esta tendencia, de forma responsable y teniendo en cuenta a todas las partes interesadas.

El Camino de Atlas

Atlas Renewable Energy fue concebida con la sustentabilidad en el centro. Desde nuestro lanzamiento en 2017, nuestra visión ha sido acelerar la transición energética hacia la energía limpia, al tiempo que impulsamos un cambio positivo en la industria en general. Para nosotros esto significaba crear una empresa que altera positivamente y eleva el sector energético actual, siempre poniendo el progreso social y la sustentabilidad como pilar fundamental de nuestra misión. Esto nos ha permitido convertirnos en una de las empresas de energía renovable de más rápido crecimiento, al tiempo que hemos establecido compromisos significativos y tangibles con las comunidades en las que operamos.

Sin embargo, en los últimos cuatro años, lo que queremos decir cuando hablamos de sustentabilidad ha evolucionado. Por ejemplo, una creencia inicial en la mitigación del impacto ambiental se ha convertido en un compromiso de pérdida neta cero de biodiversidad donde quiera que operemos.  A medida que la conversación avanza, creemos que existe una oportunidad para que las empresas de todo el mundo tomen medidas decisivas como líderes de la sustentabilidad.

Maximizar los impactos

Las empresas de energías renovables están impulsando la transición energética, y los beneficios medioambientales de nuestras actividades son enormes. Sin embargo, creemos que no tiene mucho sentido ahorrar emisiones de carbono con nuestras plantas solares sin tener en cuenta el impacto social y de gobernanza de lo que hacemos.

Al adoptar los principios ESG de las operaciones, las empresas que operan dentro de las industrias sustentables pueden proporcionar un valor adicional a la sociedad y gestionar mejor los riesgos y oportunidades que surgen de un grupo más amplio de partes interesadas, desde las comunidades en las que operan hasta la mano de obra que emplean.

En Atlas, esto significa tomar medidas para mejorar nuestra propia huella de carbono, lo que incluye evitar el uso de papel en nuestras oficinas, mejorar los planes de reciclaje y aplicar medidas para fomentar formas de trabajo más flexibles con el fin de reducir las emisiones de los desplazamientos. También hemos tratado de integrar y reforzar las prácticas ecológicas en las comunidades en las que operamos. Por último, como empresa enfocada en tener un impacto positivo en las personas con las que interactuamos y en los entornos en los que operamos, hemos trabajado de manera ambiciosa para reforzar la diversidad, la inclusión y el desarrollo en su conjunto.

Junto a estos factores, mantenemos un enfoque continuo en la innovación. Esto aumenta el valor y la eficiencia de los proyectos que desarrollamos y operamos. También maximiza el valor de las materias primas que utilizamos, al tiempo que minimiza el suministro global de materiales que necesitamos. Por ejemplo, las mejoras en la capacidad de generación de energía de los paneles fotovoltaicos que utilizamos harán que se emplee un menor número de paneles en general, lo que reducirá las necesidades de recursos y el uso del suelo.

Compartir conocimiento

Afortunadamente, las empresas que buscan generar un cambio de gran alcance no tienen que empezar de cero. Las grandes empresas multinacionales de todos los sectores industriales han empezado a facilitar la puesta en común de sus iniciativas de sustentabilidad con sus homólogas, y esta polinización intersectorial de ideas significa que, independientemente del ámbito en el que trabaje una empresa, la colaboración en soluciones e innovaciones con otros significa que pueden compartirse para su ampliación a escala nacional e internacional. Recientemente hemos compartido nuestras experiencias en nuestro primer informe de sustentabilidad

Es importante destacar que existen numerosos marcos que ofrecen a las empresas un punto de partida. Los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU (SDG por sus siglas en inglés) son un conjunto de 17 objetivos globales interrelacionados diseñados para ser un “plan para lograr un futuro mejor y más sustentable para todos”. Para las empresas que quieren avanzar en la agenda de los SDGs, el trabajo empieza por actuar de forma responsable, incorporando los Diez Principios del Pacto Mundial de la ONU ampliamente en las estrategias y operaciones, y entendiendo que las buenas prácticas o la innovación en un área no pueden compensar el daño en otra. A partir de ahí, las empresas pueden encontrar oportunidades para contribuir a la consecución de uno, o varios de los objetivos.

En nuestro caso, nos hemos enfocado en nueve de los 17 SDGs. Estos se dividen en nuestros SDGs principales, que son el núcleo de nuestra actividad, y los SDGs materiales, que reflejan nuestros procesos y nuestra misión:

A medida que nuestra estrategia de sustentabilidad siga desarrollándose, revisaremos el alcance de nuestras actividades y consideraremos si nos enfocamos en otros SDGs además de estos nueve.

Normas de Desempeño de la IFC

Las Normas de Desempeño de la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés) son otro marco importante. Diseñadas para los clientes de la IFC, definen las responsabilidades de las empresas en la gestión de sus riesgos ambientales y sociales, e incluyen áreas como la biodiversidad, el reasentamiento, la mano de obra y el apoyo a la comunidad.

Todos nuestros activos, así como nuestros nuevos proyectos, cumplen estas normas, y hemos desarrollado iniciativas externas que alinean nuestras actividades con las necesidades y los retos de las comunidades en las que operamos.

En los últimos años, estos han incluido:

  • Un proyecto de apicultura creado para reforzar los conocimientos apícolas cerca de nuestra planta de São Pedro, en Brasil.
  • La creación de un centro de educación ambiental y un jardín de viveros cerca de nuestra planta Solar de Sertão, así como otros jardines de viveros cerca de nuestra planta de São Pedro.
  • Un programa de educación ambiental y un vivero de acompañamiento cerca de nuestra planta Sol do Futuro en Brasil.
  • La donación de plántulas de la planta autóctona Umbú Gigante, cercana a nuestra planta de Juazeiro Solar, que permitió que la fruta producida sirviera de fuente de ingresos para las comunidades vecinas, al tiempo que contribuía a la biodiversidad local.
  • La conservación de 1,229 hectáreas de hábitat de bosques y pastizales para proteger las especies locales cerca de nuestro proyecto que se desarrolla en Campeche, México.
  • Nuestra asociación con The Pale Blue Dot, una organización mexicana que promueve programas educativos mediante el uso de la tecnología en escuelas y centros comunitarios.
  • El programa de mano de obra femenina de Atlas, que mejora el acceso de las mujeres locales al empleo, las oportunidades empresariales y los puestos de liderazgo en toda la cadena de valor de la empresa.

Al colaborar con las comunidades de este modo, hemos podido trabajar para conseguir resultados más sustentables y tener éxito en nuestro objetivo de ayudar a la preservación de diversos ecosistemas.

Elegir una métrica y empezar a trabajar

Para las empresas que inician su camino hacia la sustentabilidad, decidir por dónde empezar a menudo puede ser abrumador. A lo largo de nuestra trayectoria, hemos descubierto que las iniciativas específicas, enfocadas en públicos concretos, generan los resultados más tangibles. Por ejemplo, uno de nuestros focos de atención ha sido la mujer en la fuerza laboral. El sector de la energía está abrumadoramente dominado por los hombres, con numerosas barreras de acceso para las mujeres.

Para hacer frente a esto, hemos introducido varias medidas basadas en la evidencia, como:

  • Lenguaje neutro: No utilizamos pronombres específicos de género en nuestros anuncios de empleo o comunicaciones relacionadas. También nos aseguramos de que el lenguaje utilizado sea equilibrado para aumentar el atractivo de cada puesto y reducir la posibilidad de perder candidatos de gran calibre.
  • Igualdad de calificaciones: Reconocemos las capacidades de todos los candidatos, independientemente de la institución o el país en el que se hayan obtenido las habilidades o  experiencia.
  • Promoción del acceso a los grupos infrarrepresentados: Cuando los candidatos tengan cualificaciones y experiencia similares o iguales, también tendremos en cuenta si alguno de ellos pertenece a un grupo de minoría..
  • Igualdad de género: Tenemos en cuenta al menos a una candidata en la fase final de un proceso de solicitud de trabajo. Para ello, trabajamos para garantizar que nuestros anuncios de empleo no incluyan un lenguaje sexista que pueda desanimar a las posibles candidatas.

Como resultado, desde 2017 hemos duplicado con creces la proporción de mujeres que trabajan en nuestra empresa al 40%. Esto nos ha situado muy por encima de la media del sector energético, y ahora aspiramos a alcanzar la paridad total al 50%. Nuestra atención a las mujeres se aplica tanto fuera como dentro de Atlas, y en 2020 lanzamos nuestro programa de personal femenino “Todos somos parte de la misma energía”, que se enfoca en las comunidades donde operamos. Esta iniciativa se creó específicamente para mejorar el acceso de las mujeres locales a la capacitación en competencias técnicas, nuevas oportunidades de empleo y emprendimiento, y su potencial de liderazgo en las cadenas de valor de las empresas.

Haciendo una diferencia

Los retos mundiales en materia de ESG, desde las crisis climática, hídrica y alimentaria hasta la desigualdad y la discriminación, necesitan soluciones que el sector privado puede aportar. Con la sustentabilidad firmemente en la agenda global, ninguna empresa, ni siquiera las que operan en una industria positiva para el clima, puede permitirse ser complaciente con sus actividades. Pero con los numerosos marcos disponibles y el potencial para la colaboración entre pares y el intercambio de conocimientos, creemos que generar un cambio sustentable a escala no sólo es posible, sino inevitable.

En alianza con Castleberry Media, nos comprometemos a cuidar nuestro planeta, por eso, este contenido es responsable con el medio ambiente.