Desde la generación hasta el consumo energético: el rol del sector privado en la transición energética

En 2024 la inversión privada en energías renovables en América Latina creció más de un 20%, reflejando su compromiso y relevancia para el desarrollo de sistemas energéticos más sostenibles y resilientes.

Hoy, la transición energética es una necesidad ineludible. Las empresas privadas lideran este cambio, impulsando energías renovables, crecimiento, innovación y competitividad en un mercado en expansión.

Pero dentro de este universo empresarial, hay dos actores con un papel especialmente decisivo: las compañías del sector energético —que desarrollan infraestructura, tecnología y modelos financieros para energías limpias— y las grandes industrias consumidoras, que impulsan la demanda y aceleran la adopción.

Ambos comparten un mismo objetivo: asegurar su competitividad en una economía cada vez más descarbonizada. Los datos respaldan esa dirección. En 2024, la inversión global en la transición energética alcanzó un récord de 2,1 billones de dólares, según BloombergNEF, un crecimiento del 11 % frente al año anterior. A su vez, el 81 % de la nueva capacidad renovable instalada en 2023 fue más barata que las opciones fósiles, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

En este panorama, el sector público también tiene un papel clave: establecer reglas claras, estables y a largo plazo que den seguridad a los inversionistas y aceleren el despliegue de infraestructura para la generación y el consumo de energía limpia.

 El rol de la empresa privada en los acuerdos climáticos

En la transición energética, las empresas privadas cumplen un rol clave. Este protagonismo responde a dos fuerzas. Por un lado, las regulaciones que exigen la reducción de emisiones en todos los sectores productivos; por otro, el potencial económico de invertir en modelos sostenibles que combinan innovación, eficiencia y rentabilidad.

Los acuerdos climáticos internacionales establecen el marco de acción, pero es el sector privado el que acelera los resultados, con estrategias concretas y decisiones que marcan el ritmo de la descarbonización.

La COP28, celebrada en Dubai en 2023, fue un reflejo de este protagonismo. Asistieron más de 80.000 personas, incluidos miles de líderes empresariales, lo que evidenció el creciente compromiso del sector privado con soluciones climáticas.

Esta cumbre enfatizó la necesidad de que las empresas adopten prácticas sostenibles y contribuyan significativamente a la descarbonización global.

El sector financiero se alinea con esta visión a través de la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ), creada en la COP26. Ha movilizado cientos de miles de millones en recursos para proyectos sostenibles : energías renovables, descarbonización industrial, soluciones naturales, transporte sostenible y agricultura regenerativa.

En 2023, esta alianza consolidó mecanismos para asegurar que estos compromisos se traduzcan en impactos reales y medibles en la transición hacia una economía baja en carbono.

La ruta hacia la sostenibilidad y la rentabilidad

Las empresas que integran modelos sostenibles en su estrategia no solo responden a las regulaciones, sino que aseguran rentabilidad, estabilidad operativa y liderazgo en mercados cada vez más exigentes.

Un ejemplo concreto es el proyecto que Atlas Renewable Energy desarrollará junto a Codelco —el mayor productor de cobre del mundo— en Chile. A través de un contrato de suministro energético 24/7 (PPA), Atlas proveerá a Codelco 375 GWh/año de energía renovable a partir de 2026, combinando una planta solar con un sistema de almacenamiento en baterías (BESS).

Esta solución garantiza un suministro estable y competitivo en costos, reduciendo la exposición a la volatilidad de los precios en la generación de energía eléctrica convencional y apoyando la estrategia de descarbonización de la industria minera.

Este proyecto es una muestra concreta de cómo la innovación en energías renovables y almacenamiento permite a las empresas avanzar en la transición energética, fortalecer su competitividad y contribuir activamente a los objetivos de carbono neutralidad de la región.

Para avanzar en esta dirección, las compañías deben asumir una transformación integral que impacte todas las áreas del negocio: desde la gestión energética y la innovación tecnológica, hasta la cultura organizacional y la relación con sus grupos de interés.

Estos son los factores clave que trazan la hoja de ruta hacia una sostenibilidad rentable y un liderazgo sólido en la nueva economía energética.

  • Integración de energías renovables en la estrategia de sostenibilidad empresarial

La incorporación de energías renovables en la estrategia de sostenibilidad del negocio es esencial para acceder a financiamiento, cumplir con regulaciones y ganar competitividad en mercados exigentes.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre 2015 y 2022, la capacidad de generación de energía renovable en América Latina y el Caribe aumentó un 51%, alcanzando un 64% de generación a partir de fuentes renovables en 2022. Este crecimiento refleja una tendencia regional hacia la adopción de fuentes de energía más limpias.

En línea con esta tendencia regional, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) facilita el acceso a financiamiento para empresas que adoptan energías renovables, habiendo invertido US$1,068 millones en proyectos del sector. La institución moderniza marcos regulatorios y proporciona asistencia técnica para desarrollar modelos de negocio atractivos, permitiendo a las empresas acceder a condiciones financieras más favorables al integrar la sostenibilidad en sus operaciones.

Empresas líderes han implementado proyectos significativos en este ámbito. Atlas Renewable Energy, por ejemplo, firmó un acuerdo de compra de energía (PPA) por 21 años con Albras, el mayor productor de aluminio primario de Brasil.

Este acuerdo incluye la provisión de energía solar sostenible a través del proyecto fotovoltaico Vista Alegre, con una capacidad instalada de 902 MWp en Minas Gerais. Las operaciones comenzarán en 2025 y generarán aproximadamente 2 TWh/año, reduciendo emisiones de CO₂ en 154.000 toneladas anuales.

  • Inversión en innovación

La innovación es fundamental para que las empresas latinoamericanas integren energías renovables de manera eficiente y rentable en sus operaciones. Además de cumplir con objetivos ambientales, el uso de energías limpias ayuda a construir un modelo energético más estable, predecible y competitivo.

Una de las herramientas más efectivas para lograrlo son los Contratos de Compra de Energía (PPA, por sus siglas en inglés). Estos acuerdos permiten a las compañías asegurar el suministro de energía limpia a largo plazo, con beneficios concretos:

  • Estabilidad de precios: las tarifas pactadas permiten protegerse frente a la volatilidad de los precios de las fuentes convencionales de energía.
  • Optimización de costos operativos: los contratos a largo plazo facilitan una mejor planeación financiera y reducción de gastos energéticos.
  • Cumplimiento de objetivos sostenibles: la integración de energías renovables contribuye a reducir la huella de carbono y a avanzar hacia la carbono neutralidad, un valor cada vez más exigido por inversionistas y consumidores.

La innovación tecnológica también ha potenciado esta transformación. Los Sistemas de Almacenamiento de Energía en Baterías (BESS) permiten gestionar de forma más eficiente la energía renovable, solucionando la intermitencia y asegurando un flujo limpio, constante y confiable.

Un ejemplo concreto de este avance es BESS del Desierto, el proyecto de Atlas Renewable Energy en Chile, en alianza con COPEC, que integra una planta solar con un sistema BESS de 200 MW y 800 MWh. Este sistema inyectará 280 GWh anuales a la red, garantizando un suministro competitivo y sostenible, adaptado a las necesidades reales del cliente.

Este tipo de soluciones están creciendo al ritmo de la inversión en la región. En 2024, la inversión en energías limpias en América Latina se proyectó en 80.000 millones de dólares, un crecimiento del 20% respecto al año anterior, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Países como Brasil han duplicado su inversión en energías renovables, alcanzando aproximadamente 34.000 millones de dólares en 2023. Este esfuerzo posiciona al país entre los líderes mundiales en transición energética, demostrando el potencial de la región para liderar en innovación sostenible.

  • Colaboraciones estratégicas

Acelerar la transición energética en América Latina requiere alianzas estratégicas. Las empresas privadas están listas para invertir y operar proyectos de energías renovables de gran escala. Pero para que eso ocurra, necesitan un aliado clave: un sector público que garantice las condiciones jurídicas y regulatorias adecuadas.

Un marco normativo claro, estable y predecible es lo que permite atraer inversión privada, ejecutar proyectos a largo plazo y escalar soluciones de energía limpia en las estrategias empresariales.

Países como Brasil, Chile y México ya han avanzado en este camino, desarrollando normativas que facilitan la cooperación público-privada y aportan seguridad a los inversionistas.

Además, los desafíos no son menores. La región necesita infraestructura energética capaz de responder a la demanda creciente de grandes industrias y ciudades. La colaboración entre gobiernos, empresas y organismos internacionales será decisiva para construir sistemas energéticos robustos, confiables y sostenibles.

Un ejemplo de estos esfuerzos es el acuerdo de cooperación firmado en julio de 2024 entre Argentina y la Unión Europea, enfocado en proyectos de inversión y asistencia técnica en hidrógeno renovable, con una inversión de 4 millones de euros. Este acuerdo busca promover el mercado de hidrógeno en Argentina, reducir las emisiones de metano y apoyar la modernización de la red eléctrica.

La transición energética no sucede sola. Se construye a partir de alianzas inteligentes, visión de largo plazo y un entorno propicio para invertir y crecer.

  • Transparencia y rendición de cuentas

En la transición energética, los resultados se miden y se reportan. No basta con comprometerse: las empresas que avanzan en la integración de energías renovables y en la reducción de emisiones deben demostrarlo con datos claros y verificables.

La transparencia en materia energética es hoy un factor clave de competitividad. Los inversionistas, los clientes y los mercados globales exigen información precisa sobre consumo de energía, descarbonización y progreso hacia objetivos de carbono neutralidad.

En Europa, la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) ya obliga a un amplio espectro de empresas a reportar bajo nuevos estándares, donde la gestión energética es un componente esencial. Y América Latina comienza a avanzar en esa misma dirección.

En México, por ejemplo, a partir de 2025 las empresas que reportan estados financieros deberán incorporar información de sostenibilidad —incluyendo consumo energético— según las nuevas Normas de Información sobre Sostenibilidad (NIS).

Para las empresas que lideran la transición energética, contar con sistemas de medición, monitoreo y reporte energético no es solo cumplir con una norma: es construir credibilidad, fortalecer la reputación y abrir puertas a nuevas oportunidades de inversión y crecimiento en un mercado cada vez más exigente.

  • Desarrollo de talento 

La creciente inversión en energías renovables en América Latina ha generado una demanda significativa de profesionales especializados. De 2021 a 2022, el empleo en este sector aumentó en un millón de puestos a nivel mundial, una tendencia que se refleja en la región.

Para satisfacer esta demanda, es crucial que las empresas desarrollen y retengan talento capacitado en energías renovables. Esto asegura la implementación efectiva de proyectos energéticos sostenibles y posiciona a las organizaciones como líderes hacia prácticas más responsables con el medio ambiente.

 La rentabilidad de la energía renovable 

En América Latina, integrar energías renovables no es solo una decisión sostenible, sino una estrategia financiera inteligente.

Las empresas que apuestan por energías limpias logran ahorros significativos en costos operativos a lo largo del tiempo. Reducen su exposición a la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles y optimizan sus gastos energéticos a través de contratos de suministro estables y predecibles.

Además del ahorro en costos, varios países de la región ofrecen incentivos fiscales para proyectos de energías renovables. En Colombia, por ejemplo, la Ley 2099 otorga deducciones tributarias y beneficios en depreciación acelerada para proyectos de energías limpias. En Brasil y Chile, existen exenciones de impuestos y líneas de financiamiento orientadas a la transición energética.

Además, la integración de energías renovables abre la puerta a nuevos modelos de negocio:

  • Venta de excedentes de energía a la red.
  • Participación en mercados de reserva energética (spinning reserve).
  • Ingresos adicionales por almacenamiento o gestión de demanda.

En un contexto donde los inversionistas globales priorizan proyectos con métricas claras de descarbonización, las empresas que lideran la transición energética mejoran sus condiciones de financiamiento, acceden a mejores tasas y se consolidan como socios confiables en mercados internacionales.

De manera que invertir en energía renovable no solo reduce costos, sino que también construye valor a largo plazo.

Un llamado a la acción 

Invertir en transición y eficiencia energética ya no es solo una apuesta ambiental. Es una decisión estratégica que permite a las empresas reducir costos, optimizar su operación y posicionarse en un mercado que valora cada vez más el compromiso con la descarbonización.

La energía renovable es hoy un habilitador clave para construir negocios más competitivos, resilientes y sostenibles.

El momento de actuar es ahora. Las empresas que lideren este cambio deben considerar:

  1. Evaluar su huella de carbono y establecer objetivos ambiciosos de reducción.
  2. Invertir en tecnologías de energías limpias y soluciones de almacenamiento sostenible.
  3. Comunicar de manera transparente sus esfuerzos y resultados en la implementación de energías renovables.
  4. Colaborar con aliados estratégicos que garanticen soluciones a la medida de sus operaciones y de sus desafíos de crecimiento.

La transición energética es una oportunidad de negocio transformadora. Las empresas que la integren con visión y estrategia no solo contribuirán a un futuro más sostenible, sino que, con aliados como Atlas Renewable Energy, podrán desarrollar planes a medida que aseguren rentabilidad, eficiencia operativa y liderazgo en la economía baja en carbono.

En Atlas Renewable Energy confiamos en el potencial de América Latina para liderar la transición energética y respaldamos este compromiso con inversiones estratégicas.

Sabemos que la transición energética implica desafíos regulatorios e infraestructurales, pero creemos en soluciones que impulsen un crecimiento sostenible sin comprometer la estabilidad del sistema energético. Apostamos por una matriz complementaria que garantice seguridad en el suministro y favorezca una evolución progresiva hacia fuentes limpias.

En Atlas Renewable Energy estamos listos para acompañarlas con soluciones innovadoras, adaptadas a sus necesidades y alineadas con los objetivos de sostenibilidad y rentabilidad a largo plazo.


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Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.