¿Cómo las energías renovables potenciarán la economía de México para 2030?

México ante su mayor oportunidad energética: 29 GW de capacidad renovable para 2030 y avances pioneros en almacenamiento podrían redefinir su futuro y convertirse en modelo para Latinoamérica.

México se prepara para transformar su economía en los próximos cinco años mediante el impulso de las energías renovables, con planes gubernamentales que proyectan más de USD 22.000 millones en inversiones para el sector energético. Esta estrategia busca aumentar la capacidad renovable para 2030, sumando 29 GW de energía limpia. Esto responde tanto al compromiso de reducir la dependencia de combustibles fósiles —que actualmente generan el 66,1% de la electricidad del país— como al objetivo climático de reducir en un 35% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.

Al mismo tiempo, incrementar la capacidad de generación energética se vuelve esencial para preparar la infraestructura del país ante un aumento sostenido de la demanda. Esta presión proviene de fenómenos económicos como el nearshoring, que está redefiniendo el mapa industrial de México y exige una matriz energética más robusta, limpia y competitiva para sostener su desarrollo estratégico. En este contexto, el país se posiciona en ventaja si se considera que, según IRENA, los costos nivelados de energía solar (USD 0,044/kWh) y eólica (USD 0,033/kWh) son considerablemente inferiores a los de los combustibles fósiles.

México, además posee ventajas geográficas sobresalientes para el desarrollo de energías limpias: cuenta con un potencial eólico estimado en 71.000 MW, de los cuales 11.000 MW son aprovechables con factores de planta superiores al 30%, y una irradiación solar media diaria de 5,5 kWh/m², ubicándolo entre los países líderes a nivel global para el desarrollo de estas tecnologías.

En este contexto, explorar cómo las energías renovables pueden acompañar la expansión industrial y comercial del país no es solo una necesidad estratégica, sino una oportunidad única para posicionar a México como hub energético regional. A medida que crece la demanda, también crece el imperativo de acelerar soluciones energéticas sostenibles capaces de sostener ese desarrollo.

El impacto de la transición energética en sectores clave

Las energías renovables (solar, eólica e hidroeléctrica) proporcionan poco más del 24% de la electricidad de México, muy por debajo del objetivo del 35% que se propuso el país para el 2024.

Sin embargo, el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum puso en marcha un plan cuyo objetivo es que estas fuentes de energías limpias lleguen al 45% en 2030, de las cuales la Comisión Federal de Electricidad (CFE) generaría al menos el 54% y el 46% estaría en manos privadas, lo que impulsaría la economía del país transformando sectores estratégicos clave al reducir los costos energéticos, generar empleos y atraer inversión extranjera directa. 

Inversión en energías renovables: la base para sostener el crecimiento económico e industrial

El nearshoring —la relocalización de cadenas productivas hacia países cercanos a los mercados de consumo— ha convertido a México en un destino clave para las cadenas productivas, atrayendo inversiones y fortaleciendo su integración con mercados estratégicos.

En 2024, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó USD 36.872 millones, impulsada por la cercanía con Estados Unidos y el acceso a tratados de libre comercio con más de 50 países. Para seguir atrayendo proyectos industriales, el país necesita garantizar la atención de la demanda energética futura en la que las energías renovables con implementación de tecnologías BESS se posicionan como la opción ideal en materia del desarrollo de un mercado competitivo, confiable y sostenible.

El crecimiento del nearshoring está elevando la demanda energética, en torno a un 2,5% anual estimado por el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen), lo que hace esencial la expansión de la capacidad de generación renovable. Si este incremento no avanza al mismo ritmo, la mayor parte de la demanda podría cubrirse con gas natural importado, tal como ocurrió en 2024 donde se produjo un record, dejando a las empresas expuestas a la volatilidad de precios.

Para atender este desafío, el gobierno anunció el “Plan de Fortalecimiento y Expansión del Sistema Eléctrico Nacional 2025-2030”, que contará con una financiación pública de USD 22.000 millones distribuidos en generación, transmisión y distribución de electricidad, con un fuerte énfasis en energías renovables. Además, el sector privado desarrollará 6.400 MW adicionales en energía solar, eólica y sistemas de almacenamiento para 2030, en sinergia con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Al consolidar su infraestructura energética, México no solo refuerza su seguridad eléctrica, sino que se posiciona como puerta de entrada a América Latina para industrias con altos estándares ambientales, alineándose con las exigencias de carbono cero de algunos mercados internacionales.

 Impacto en sectores de alto consumo energético

La transición energética renovable está llamada a transformar la competitividad de sectores estratégicos en México, como los centros de datos, la minería y la industria automotriz, todos intensivos en consumo energético y dependientes de un suministro estable para operar sin interrupciones. Según BloombergNEF, los costos de tecnologías limpias como la solar, eólica y de baterías seguirán cayendo entre un 2% y un 11% en 2025.. Esta tendencia prolongada hacia la baja hace que la adopción de energías renovables sea cada vez más accesible para economías emergentes como las de América Latina, facilitando una transición más ágil, competitiva y financieramente viable.

Los centros de datos en México ya consumen 305 MW, pero esa demanda crecerá hasta 1.492,7 MW en cinco años, impulsada por la adopción de inteligencia artificial (IA) y la expansión digital. Las energías renovables pueden reducir sus costos eléctricos y disminuir entre 10% y 14% sus emisiones.

La minería, responsable de 8,5% del PIB, consume grandes volúmenes de energía para procesos como fundición y refinación. Por ello, migrar a renovables reduciría costos y fortalecería su perfil de sostenibilidad ante inversionistas.

Del mismo modo, la industria automotriz podría ahorrar hasta 40% en costos energéticos con el uso de fuentes renovables vinculando los sistemas de almacenamiento de energía, mejorando su competitividad global y cumpliendo normativas ambientales cada vez más estrictas.

Integrar energías renovables no es solo una decisión ambiental, es una ventaja competitiva que puede reposicionar a México como hub industrial sustentable y atractivo para la inversión extranjera. Ante este nuevo contexto de alta demanda energética, las fuentes renovables respaldadas por tecnologías de almacenamiento se consolidan como una solución confiable para garantizar suministro constante y atender los estándares de operación que exige la nueva dinámica industrial del país.

Oportunidades de reducción de costos y eficiencia operativa

La estabilidad de precios de las energías renovables representa una ventaja competitiva frente a la volatilidad de los combustibles fósiles, pero esta ventaja se consolida cuando se acompaña de tecnologías de almacenamiento (BESS). Sin soluciones de respaldo, factores como el curtailment o la intermitencia de fuentes fotovoltaicas pueden limitar su confiabilidad y mantener la necesidad de recurrir a fuentes fósiles o renovables no convencionales. 

Para empresas medianas en operación, los contratos de compraventa de energía (PPA) representan una herramienta eficaz para reducir costos operativos y asegurar estabilidad en el suministro eléctrico. Al fijar precios a largo plazo con fuentes renovables, estas empresas pueden protegerse frente a la volatilidad del mercado energético, mejorar su planeación financiera y avanzar en objetivos de sostenibilidad sin comprometer su competitividad.

La generación distribuida —entendida como la producción de energía a partir de fuentes renovables ubicada cerca del punto de consumo pero conectada a la red— se ha consolidado como una solución eficiente para grandes consumidores industriales. A través de esquemas como los contratos PPA, las empresas pueden acceder a energía limpia y competitiva generada desde plantas renovables, sin necesidad de desarrollarlas in-house. Este modelo permite reducir costos energéticos, garantizar estabilidad en el suministro y avanzar en metas de sostenibilidad sin comprometer recursos operativos propios.

Para industrias de menor escala o ubicadas en zonas no interconectadas, existen opciones como el modelo behind-the-meter (BTM), donde la energía se genera y consume en el mismo sitio. Aunque útil para ciertos casos, esta alternativa suele estar más limitada por el espacio disponible y la capacidad instalada.

En cambio, para empresas de alta demanda energética, como manufactura y centros de datos, una alternativa es conectarse a una planta de energías renovables operativa, accediendo a precios más competitivos y asegurando suministro constante sin depender de la red convencional.

Los PPA (power purchase agreements) ofrecen otra opción complementaria. Estos contratos permiten a las empresas adquirir energía renovable a largo plazo con precios estables. Según IRENA, en 2023 la energía solar y eólica llegó a ser hasta 56% más económicas que las fuentes convencionales.

Atlas Renewable Energy se especializa en contratos PPA con suministro directo desde sus propios proyectos, integrando soluciones respaldadas por almacenamiento para garantizar energía renovable constante, confiable y a precios competitivos. 

Un ejemplo destacado es el acuerdo con Grupo CAP en Chile, que contempla 450 GWh anuales con respaldo en baterías para asegurar energía las 24 horas. Otro caso a resaltar es el contrato que la compañía celebró con ODATA para abastecer con 100% de energía renovable certificada (I-REC) sus centros de datos en Chile. Este sector, impulsado por IA y la nube, es uno de los de mayor crecimiento en Latinoamérica, y esta alianza posiciona a Chile como hub tecnológico con energía limpia.

Además, con el sistema BESS del Desierto, inaugurado recientemente en Chile, Atlas dio un paso clave al poner en marcha el primer sistema de almacenamiento stand-alone a gran escala en Latinoamérica. Ubicado en la Región de Antofagasta, este sistema posee una capacidad instalada de 200 MW y puede almacenar hasta 800 MWh, lo que permite reinyectar cerca de 280 GWh anuales al sistema eléctrico nacional. Su tecnología permite operar de forma autónoma, almacenando energía solar en horas de alta generación y liberándola en momentos de mayor demanda, fortaleciendo la estabilidad de la red eléctrica y posicionando a Chile como referente regional en innovación energética.

Energías renovables: proyecciones que impulsarán puestos de empleo

La transición energética en América Latina fortalece la seguridad energética e impulsa el crecimiento del empleo. En 2023, más de 2 millones de puestos de trabajo fueron generados en la región, con Brasil y México a la vanguardia. A nivel global, el sector de las energías renovables empleó a 16,2 millones de personas, y se espera que estas cifras sigan en ascenso hacia 2030 con la meta de triplicar la capacidad renovable, según IRENA.

Ante este panorama, México tiene una oportunidad única. Un estudio del Global Green Growth Institute (GGGI) sobre el empleo en el sector de energías renovables señala que para 2030 México generaría más de 600.000 años de trabajo (job-years).

Considerando que ahora el Gobierno de México se ha puesto un objetivo de casi duplicar su capacidad de generación, pasando del 25% en 2024 al 45% para 2030, se proyecta una expansión del mercado laboral en áreas clave como instalación, mantenimiento y manufactura de tecnologías limpias. 

La formación de talento será un factor crucial para sostener este crecimiento al igual que el fomento de la inversión privada. Desde su fundación en 2017 y con una base de activos de más de 8,4 GW en proyectos de energías renovables, Atlas Renewable Energy ha  generado miles de puestos de empleo en Latinoamérica y está liderando este cambio con iniciativas que generan empleo y fortalecen lazos con las comunidades locales.

Por otra parte, con su programa “Somos parte de la misma energía”, Atlas Renewable Energy ha capacitado a más de 1.500 mujeres en América Latina, fomentando la participación femenina en la industria.

La transformación energética es un motor de desarrollo sostenible, y con inversiones estratégicas en formación y tecnología, América Latina está posicionada para convertirse en un referente global en energías renovables y empleabilidad.

El papel del marco regulatorio y político en la transición energética

Las políticas públicas y el marco legal actualizado en México están desempeñando un rol clave en la aceleración de la transición energética y en la atracción de inversión privada en proyectos renovables. Desde marzo de 2025, el país cuenta con un nuevo andamiaje normativo que moderniza el funcionamiento del sistema eléctrico y habilita nuevas oportunidades de desarrollo.

Entre los avances más relevantes, se destaca la entrada en vigor de la Ley del Sector Eléctrico (LESE), que reemplaza a la anterior Ley de la Industria Eléctrica de 2014. Esta nueva legislación redefine la participación público-privada en la generación de energía: el Estado, a través de la CFE, debe garantizar al menos el 54% del suministro, pero se habilita al sector privado a cubrir el 46% restante, abriendo el camino a nuevas inversiones en generación renovable.

En paralelo, la Ley de Planeación y Transición Energética refuerza el compromiso del país con una matriz más limpia, estableciendo metas claras de participación renovable y alineando las políticas nacionales con los compromisos climáticos internacionales.

Para facilitar el desarrollo de nuevos proyectos, se han implementado permisos diferenciados según la escala de generación. Los proyectos de menos de 20 MW acceden a procedimientos simplificados, promoviendo así la expansión de iniciativas de generación distribuida y mediana escala. Además, se mantiene el esquema de Certificados de Energía Limpia (CELs), que obliga a grandes consumidores a incorporar energía renovable, generando una demanda estructural para proyectos limpios.

En cuanto a la planificación, la Secretaría de Energía publicará anualmente el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico, que definirá las prioridades en generación y transmisión, con foco en tecnologías renovables. El primer documento de esta nueva etapa está previsto para antes del 18 de marzo de 2026 y será la hoja de ruta oficial para orientar el crecimiento de la infraestructura energética nacional.

Finalmente, se mantienen incentivos fiscales clave como la deducción del 100% del costo de instalación de sistemas solares en la declaración fiscal anual, así como una tasa de depreciación acelerada del 100% en el primer año. También se promueve la comercialización de excedentes energéticos, lo que fortalece la viabilidad económica de los proyectos renovables.

Este nuevo entorno normativo no solo proporciona certeza jurídica para los inversores, sino que también posiciona a México en un lugar estratégico para liderar la transición energética en América Latina, combinando política pública, incentivos fiscales y una hoja de ruta clara hacia una matriz más limpia, resiliente y competitiva.

México ante la oportunidad de una nueva era energética: inversión, empleo y competitividad

México se encuentra en un punto de inflexión en su modelo energético. La apuesta por USD 48.000 millones en inversión renovable y la meta de 40 GW adicionales al 2030 no solo contribuirán al cumplimiento de compromisos climáticos, sino que fortalecerán sectores estratégicos.

La expansión de las energías renovables reducirá costos energéticos, impulsará la competitividad industrial y generará miles de empleos en instalación, mantenimiento y desarrollo tecnológico. El impacto será aún mayor con la consolidación del nearshoring, ya que garantizar energía limpia y estable será clave para atraer inversión extranjera y fortalecer la manufactura.

El marco de regulación y los incentivos fiscales jugarán un papel determinante para que esta transformación sea sostenible y competitiva. De concretar su estrategia, México tiene el potencial de convertirse en un hub regional de energía renovable, asegurando crecimiento económico, independencia energética y desarrollo sostenible.Para conocer más sobre cómo nuestros proyectos están transformando el abastecimiento energético de las grandes industrias en América Latina, consultá nuestros comunicados de prensa aquí: https://es.atlasrenewableenergy.com/noticias/


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Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.