Sector minero chileno en proceso de transición energética: perspectivas y claves ante nuevas regulaciones europeas
Chile produce más del 25 % del cobre mundial y lidera en la producción de litio, pero para seguir exportando a Europa necesita una cadena de valor limpia, trazable y sostenible. La transición energética es la clave.
La minería es uno de los pilares fundamentales de la economía chilena. En 2023, representó el 12% del PIB y posiciona al país como líder mundial en producción de cobre.
Para 2025, se espera una producción total de 5,73 millones de toneladas, unas 325.000 más que en 2024, lo que equivale al 24,5 % del total global, según el Informe de Tendencias del Mercado del Cobre de Cochilco. Chile también se consolidó en 2024 como el mayor productor de litio a nivel mundial.
La relación con Europa es clave. El continente es un socio comercial importante, puesto que es un destino estratégico para las exportaciones chilenas, especialmente de minerales críticos como el cobre y el litio.
En el mismo sentido, Europa reconoce a América Latina como un socio estratégico para asegurar el suministro estable de minerales críticos. La región concentra el 61 % de las reservas mundiales de litio, el 45 % de cobre y el 24 % de grafito natural, según datos de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
Sin embargo, el escenario internacional ha cambiado. Con la entrada en vigor en 2024 de regulaciones europeas como la Ley de Materias Primas Fundamentales (Critical Raw Materials Act, CRMA) y el Reglamento de Baterías, el acceso al mercado europeo de minerales dejó de depender solo del volumen o la calidad. Hoy exige trazabilidad, sostenibilidad y una huella de carbono controlada.
En este contexto, comenzar la transición energética es una decisión estratégica que permite a las empresas cumplir con las nuevas exigencias, consolidar relaciones comerciales y reforzar el posicionamiento de Chile como proveedor confiable de minerales críticos en el nuevo orden industrial.
Europa cambia las reglas: ¿Está Chile preparado?
La Unión Europea ha endurecido sus requisitos para el comercio de materias primas críticas, clave en su transición energética y tecnológica. Para reducir su dependencia de terceros países, desde 2024 rigen nuevas normativas que reordenan las condiciones de acceso al mercado, especialmente en sectores como la minería y la fabricación de baterías.
Ambas normativas apuntan a asegurar un suministro seguro, sostenible y trazable de minerales estratégicos como el cobre, el litio y el níquel, elevando los estándares ambientales y sociales en toda la cadena de valor.
La CRMA fija metas concretas para 2030:
- Al menos el 10 % de las materias primas críticas debe extraerse dentro del territorio europeo.
- El 40 % del procesamiento debe realizarse en suelo comunitario.
- El 25 % debe provenir de materiales reciclados.
- Ningún tercer país podrá concentrar más del 65 % del suministro de una misma materia prima.
Para países como Chile, esto implica un cambio de exigencias. Las empresas exportadoras deberán demostrar prácticas responsables, trazabilidad en toda la cadena de suministro y una reducción comprobable de su impacto ambiental si quieren seguir siendo actores clave en el mercado europeo.
Por su parte, el Reglamento de Baterías —aprobado en julio de 2023 y con entrada en vigor progresiva desde 2024— endurece las condiciones para comercializar baterías en Europa:
- Desde 2025, los fabricantes estarán obligados a declarar la huella de carbono de sus productos.
- A partir de 2027, deberán cumplir con límites máximos de emisiones por batería.
- Se establecen porcentajes mínimos de contenido reciclado de litio, cobalto, níquel y plomo.
Estas medidas no solo impactan a los fabricantes. También alcanzan a los proveedores de materias primas, como las minas de litio y cobre en Chile, que deberán acreditar el cumplimiento ambiental desde el origen del producto.
La señal es clara: Europa exige más sostenibilidad, responsabilidad y trazabilidad en las cadenas de suministro. Para la industria minera en Chile, adaptarse a este nuevo entorno regulatorio no es opcional. Acelerar la transición hacia modelos de producción más limpios y socialmente responsables será clave para seguir compitiendo a escala global.
El desafío de la minería latinoamericana
La presión sobre la industria minera no proviene de un solo frente. Por un lado, la demanda global de minerales como el cobre, el litio y el níquel se dispara, impulsada por la transición energética. Por otro, los costos operativos aumentan y los estándares internacionales son cada vez más estrictos en materia ambiental, social y de trazabilidad.
En este contexto, el sector tiene varios desafíos, entre ellos mantener la competitividad y reducir su huella ambiental.
1. Competitividad en riesgo
En Chile, más del 50 % de la producción de cobre se ubica en el cuartil más alto de costos a nivel mundial. Esto significa que muchas operaciones están perdiendo terreno frente a nuevos proyectos que operan con estructuras más competitivas, como los que avanzan en Perú o la República Democrática del Congo.
Para recuperar terreno y atraer inversiones, la eficiencia energética es clave. Invertir en soluciones como la implementación de energías renovables (solar, eólica o híbridas con almacenamiento), permite reducir costos operativos, estabilizar precios de energía a largo plazo y cumplir con estándares ambientales cada vez más exigentes.
Esto no solo puede mejorar la competitividad en materia de precios, sino que también fortalece la imagen de Chile como proveedor confiable y sostenible en el mercado global.
2. Exigencias de sostenibilidad más estrictas
Operar con altos estándares ambientales ya forma parte del ADN de la minería chilena. El país es referente en América Latina en la reducción de la huella de carbono y en la implementación de buenas prácticas socioambientales. Sin embargo, para mantener esa posición y asegurar el acceso a mercados estratégicos como el europeo, es necesario acelerar el avance hacia el cumplimiento de los nuevos estándares globales.
Este es un reto que la industria ya está abordando, pero que puede impulsarse de forma decisiva con soluciones energéticas como la integración de energías renovables, el almacenamiento y la optimización de procesos. Estas acciones no solo facilitan cumplir con las regulaciones europeas para la minería, sino que también reducen costos y fortalecen la trazabilidad ambiental de la cadena de valor.
Con este contexto global, la sostenibilidad se convierte en una ventaja competitiva: innovar en tecnologías limpias, mejorar la eficiencia y reforzar el compromiso con una minería responsable consolidaría a Chile como un proveedor confiable y líder en producción limpia a escala global.
¿Por qué la transición energética es clave para el futuro de la minería chilena?
La transición energética es una respuesta estratégica al triple desafío que enfrenta la minería. Incorporar energías renovables no convencionales (ERNC) —como solar fotovoltaica, eólica, geotérmica o hidrógeno verde— ofrece a la industria una vía concreta para reducir costos, asegurar suministro eléctrico y avanzar hacia la carbononeutralidad.
En Chile, el camino ya está trazado. La Política Energética 2035 y la Política Nacional Minera 2050 proyectan que, para 2030, cerca del 90 % de los contratos de energía en minería provendrán de fuentes renovables. Muchas empresas ya se adelantaron: firmaron acuerdos de suministro a largo plazo (PPA) con energía limpia, incorporando sistemas de almacenamiento para garantizar electricidad continua las 24 horas del día.
Este modelo energético mejora el desempeño ambiental y entrega ventajas operativas clave: costos más estables frente a la volatilidad del gas y el carbón, mayor seguridad de abastecimiento y alineación con las metas de sostenibilidad que exigen gobiernos e inversionistas.
Es importante señalar que la región cuenta con recursos naturales de primer nivel. Chile, por ejemplo, combina una de las radiaciones solares más altas del mundo con vientos estables, lo que permite generar energía renovable competitiva a gran escala.
De modo que la transición energética no solo resuelve dos puntos críticos del sector —emisiones y costos elevados—. También refuerza su valor competitivo, posicionando a la minería chilena como una industria eficiente, moderna y preparada para liderar en un mercado global que exige cada vez más sostenibilidad real.
¿Por qué apostar por energías renovables en la minería?
- Menor huella de carbono y menos contaminación
Cambiar el diésel o el carbón por energía solar o eólica reduce de forma significativa las emisiones de CO₂ y los contaminantes locales. Según expertos de la Cooperación Técnica Alemana (GIZ) y la Asociación de Clientes Eléctricos No Regulados (ACENOR), las operaciones mineras que adoptan renovables disminuyen tanto sus emisiones totales como las locales de gases de efecto invernadero.
En Chile, los contratos actuales con fuentes limpias ya desplazan millones de toneladas de dióxido de carbono al año frente a la generación fósil. Menos emisiones no solo significa cumplir compromisos climáticos. También fortalece el perfil de sostenibilidad de las empresas y la posición frente a inversionistas y reguladores.
- Menores costos operativos
Las ERNC ofrecen un costo nivelado de energía (LCOE) más bajo que las fuentes tradicionales. Según Wood Mackenzie, en 2024 el LCOE promedio mundial de la energía solar fotovoltaica de eje fijo fue de 66 USD/MWh (con rangos de 28 a 117 USD/MWh), y el de la eólica terrestre se situó en 75 USD/MWh (rango: 23 a 139 USD/MWh). Estas cifras son inferiores al costo de nuevas centrales de carbón y gas en la mayoría de los mercados.
Los contratos a largo plazo (PPA) permiten fijar precios competitivos en dólares por kWh y blindarse frente a la volatilidad del mercado internacional de combustibles.
Como señala ACENOR, las renovables ofrecen energía a menores precios y sin emisiones, una combinación que impulsa directamente la competitividad minera en Chile.
- Estabilidad y seguridad energética
Los sistemas renovables con almacenamiento garantizan un suministro continuo, evitando interrupciones y cuellos de botella. Esto es crítico para operaciones mineras de alta demanda energética, donde cualquier falla eléctrica puede significar pérdidas millonarias. Contar con energía propia reduce riesgos logísticos y financieros.
- Cumplimiento de estándares ambientales y acceso a certificaciones
Incorporar fuentes limpias facilita la obtención de certificaciones de sostenibilidad —como los certificados de energía renovable o huella de carbono— cada vez más valoradas por clientes e inversores. También abre el acceso a bonos verdes, créditos ESG y mercados de carbono.
Cumplir con estos estándares mejora el posicionamiento ante reguladores y facilita la adaptación a exigencias como las nuevas normativas europeas de origen responsable.
- Ventaja en el mercado europeo de minerales
Las empresas que demuestran operaciones con energía renovable pueden diferenciarse en mercados exigentes. Con Europa demandando minerales críticos con baja huella ambiental, las mineras chilenas que certifican un abastecimiento limpio se convierten en proveedores preferidos. Esto fortalece la marca país y las exportaciones de cobre y litio, al alinearlas con la visión de un mercado global verde.
La adopción de energías renovables no es solo una respuesta al contexto. Es una decisión que multiplica beneficios: reduce costos, mitiga riesgos, mejora la reputación y prepara a la minería latinoamericana para competir en un mercado global que ya exige operar de forma limpia, eficiente y responsable.
Atlas Renewable Energy: aliado estratégico
En este nuevo escenario global, Atlas Renewable Energy se consolida como un aliado clave para que la minería chilena avance hacia una matriz energética más limpia, estable y competitiva.
Atlas es un desarrollador global de energías renovables con experiencia comprobada en contratos de suministro a gran escala. Un ejemplo concreto es el PPA 24/7 firmado en 2024 con Codelco. El acuerdo garantiza el suministro de 375 GWh anuales de energía solar con baterías durante 15 años.
Este contrato pionero garantiza energía renovable continua a la mayor minera de cobre del mundo, reduciendo drásticamente sus emisiones y costos energéticos.
Proyectos como el de Atlas con Codelco demuestran el papel de la empresa en facilitar el cumplimiento de las nuevas exigencias regulatorias. Al proveer energía limpia y soluciones llave en mano (incluso con almacenamiento de energía), Atlas ayuda a las mineras a certificar su cadena de suministro ante los requisitos de la CRMA y del Reglamento de Baterías.
Además, nuestro enfoque combina energía solar, eólica y almacenamiento en una solución integrada, diseñada para dar estabilidad a la matriz eléctrica minera y elevar los estándares ambientales.
La transición energética es una oportunidad real para la minería. Y con el respaldo técnico y operativo de Atlas las empresas del sector pueden convertir las nuevas exigencias regulatorias en una ventaja competitiva concreta: menor huella ambiental, acceso a certificaciones, reducción de costos y posicionamiento como proveedor sostenible en los mercados más exigentes.
Integrar energías renovables no convencionales es una decisión estratégica para competir hoy en el mercado internacional de minerales críticos.
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Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.