Predicar con el ejemplo: hacer tangible la sostenibilidad

La transición energética requiere más que la instalación de paneles solares o turbinas eólicas: exige un nuevo modelo de negocio. Atlas Renewable Energy está estableciendo un estándar para la industria al integrar principios de sostenibilidad en cada etapa del desarrollo, desde la selección del sitio hasta el compromiso de los proveedores.

En zonas remotas de América Latina, las obras de construcción de plantas solares se están convirtiendo en centros inesperados de transformación social. Mujeres que nunca habían participado en el mercado laboral formal están adquiriendo competencias técnicas, operando maquinaria pesada y generando ingresos que sostienen a sus familias. Simultáneamente, se están restaurando terrenos degradados gracias a la plantación de miles de especies nativas, mientras que cines móviles impulsados por energía solar llevan educación y entretenimiento a las comunidades.

No se trata de proyectos simbólicos ni de iniciativas desconectadas. Son componentes integrales del desarrollo de energía renovable que demuestran qué ocurre cuando las empresas consideran los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) como estrategia empresarial central en lugar de simples obligaciones de cumplimiento normativo.

Desarrollar capital humano en las nuevas fronteras energéticas

En toda América Latina, en regiones rurales donde las oportunidades de empleo formal han sido históricamente limitadas, los programas integrales de capacitación laboral están abriendo vías hacia la independencia económica, fortaleciendo simultáneamente la fuerza laboral calificada que demanda la transición energética.

“Contamos con un portafolio consolidado de iniciativas socioambientales capaces de abordar directamente las diversas necesidades locales”, explica Raquel Azevedo, Gerente Senior Global de Sostenibilidad en Atlas Renewable Energy. “Un ejemplo verdaderamente emblemático es nuestro Programa de Empleabilidad Femenina. Se implementa en todos nuestros proyectos, independientemente de su ubicación, y lo adaptamos a las características y aprendizajes de cada territorio.”

Desde 2019, este programa ha capacitado a más de 1.500 mujeres, abriéndoles nuevas oportunidades laborales en áreas relacionadas con la construcción de plantas solares. Su objetivo principal es incrementar la participación femenina en el sector al pasar del 2%, que es el promedio en la industria, al 15%, una meta ya superada en un proyecto donde las mujeres representaron un 22% de la fuerza laboral en la obra. El éxito de esta iniciativa responde a un doble imperativo: cerrar la brecha de género en el empleo de energías renovables y desarrollar capacidades locales que reduzcan la dependencia de los proyectos en la mano de obra fuera de la región.

Invertir en el desarrollo sistemático de capacidades también genera operaciones más seguras y eficientes. En 2024, Atlas impartió 5.986 horas de formación en seis países, con más de 1.500 personas capacitadas como líderes en seguridad y salud, lo que resultó en una reducción del 29% en incidentes reportables.

Desarrollar en alianza con la comunidad

Los proyectos de infraestructura en zonas remotas enfrentan desafíos previsibles como retrasos regulatorios, oposición local, interrupciones operativas y riesgos reputacionales. Los enfoques tradicionales suelen tratar las relaciones comunitarias como un requisito de cumplimiento: realizar las consultas exigidas, desembolsar las compensaciones cuando sea obligatorio y esperar que la interferencia sea mínima.

Atlas Renewable Energy eligió una ruta distinta: una genuina participación comunitaria, diseñada para catalizar un desarrollo social y económico más amplio en regiones históricamente desatendidas.

“El canal de comunicación abierto que Atlas implementa en cada proyecto refleja la evolución en la relación entre el desarrollo de energías renovables y las comunidades locales. Lo que inicialmente eran informaciones sobre polvo y tráfico, con el tiempo se fueron transformando en conversaciones sobre iniciativas sociales y objetivos de desarrollo compartido”, explica Azevedo.

“Queremos demostrar, no solo a las comunidades sino también a los equipos de los proyectos, que estamos presentes y dispuestos a escuchar, trabajar en conjunto y entender lo que desean comunicarnos”, añade.

En 2024, los programas sociales de Atlas beneficiaron a más de 14.000 personas y generaron más de 5.200 empleos. El programa Energizar para Transformar mejoró la calidad de vida de más de 300 personas mediante la rehabilitación de pozos artesianos, resolviendo problemas críticos de acceso al agua en comunidades rurales. Al mismo tiempo, la iniciativa CineSolar llevó un cine móvil alimentado con energía solar a más de 5.000 estudiantes, combinando entretenimiento con educación sobre energía renovable y gestión ambiental.

Estos programas representan un cambio fundamental: en lugar de tratar a las comunidades como grupos de interés que deben ser gestionados, las reconocen como socios estratégicos en la transición energética, generando valor compartido que perdura mucho más allá de la fase de construcción.

Elevar los estándares de la industria mediante el desarrollo colaborativo

Las prácticas sostenibles implementadas por empresas individuales son insuficientes para generar una transformación sistémica. El enfoque de Atlas hacia sus relaciones con proveedores demuestra cómo los estándares ESG integrales pueden propagarse a través de las cadenas de valor, creando efectos multiplicadores que fortalecen todo el ecosistema de energía renovable.

“Nuestra visión en todos los segmentos del mercado es posicionarnos como el mejor socio para clientes y aliados —no solo en la transición energética, sino también para desarrollar capacidades conjuntas— las nuestras y las suyas— que permitan alcanzar objetivos que beneficien al planeta, a los negocios y a la gente”, explica Azevedo.

En lugar de limitarse a auditar el cumplimiento normativo de los proveedores, Atlas invierte en el desarrollo de sus capacidades mediante planes de acción personalizados. El impacto trasciende los socios directos: cuando los desarrolladores de energía renovable exigen criterios sociales y ambientales rigurosos para todos los contratistas principales, estos estándares se difunden por los sectores de construcción e infraestructura. A lo largo de la cadena de valor, los proveedores invierten en capacitación, mejoran sus prácticas operativas e implementan mecanismos de información para mantener la competitividad.

El resultado es una mejora gradual pero sistemática en cómo se construye la infraestructura de energía renovable.

Hacer tangible la transición energética

Los beneficios en reducción de carbono de la energía renovable son ampliamente reconocidos. Solo en 2024, los proyectos de Atlas evitaron más de 716.000 toneladas de emisiones de CO₂ mientras generaban 5,1 GWh de energía limpia, suficiente para abastecer a 1,4 millones de hogares. Sin embargo, en regiones donde la sequía y la degradación del suelo son realidades cotidianas, la conexión entre paneles solares o aerogeneradores y la salud del ecosistema local suele percibirse como más abstracta que tangible.

“Estas son tecnologías nuevas para muchas personas, especialmente en zonas remotas o menos familiarizadas con las energías renovables”, explica Azevedo.

Para superar este desafío de percepción, Atlas Renewable Energy se enfoca en la restauración práctica de ecosistemas, que las comunidades pueden observar y comprender. En 2024, la compañía reforestó 985 hectáreas y plantó casi 21.000 especies nativas, demostrando que el desarrollo de la energía renovable puede ir más allá de la generación eléctrica.

La resiliencia financiera como resultado natural

Las empresas que demuestran sólidos principios ambientales, sociales y de gobernanza tienden a exhibir menores riesgos operativos, relaciones más robustas con los grupos de interés y mejor cumplimiento regulatorio, factores que impactan directamente en el desempeño financiero de proyectos con una duración de varias décadas.

La trayectoria de Atlas ilustra esta dinámica. La compañía obtuvo más de US$2.000 millones en recursos financieros en 2024, mientras invertía US$41,9 millones en desarrollo de energías renovables y US$500.000 en investigación e innovación.

“No se trata únicamente de sostenibilidad; nuestra forma de actuar como empresa es lo que nos abre las puertas”, reflexiona Azevedo. “Nos ha abierto oportunidades en distintos mercados, bien sea en innovación, financiamiento o tecnología.”

Los resultados financieros son una consecuencia natural cuando la sostenibilidad se integra en nuestra forma de trabajar. Los programas de capacitación empoderan al talento y crean entornos laborales más seguros y eficientes. Las alianzas comunitarias amplían oportunidades y fortalecen la confianza. El desarrollo de capacidades entre proveedores impulsa toda la cadena de valor. En conjunto, estas acciones incrementan la resiliencia de los proyectos y, por tanto, su atractivo para inversionistas y socios estratégicos.

“Generamos relaciones más sólidas cuando hablamos abiertamente de los desafíos y de lo que estamos trabajando para mejorar, en lugar de retener información y parecer menos transparentes”, señala Azevedo.

Hacer negocios sostenibles por principio

“No concibo la sostenibilidad como un departamento; es la forma en que se hacen los negocios”, recalca Azevedo. “Somos una empresa sostenible: trabajamos en la transición energética. Pero cualquier organización puede ser sostenible: en sus procesos, en la forma en que establece alianzas, en cómo desarrolla capacidades y en cómo trata a su talento.”

Esta perspectiva explica por qué las prácticas de sostenibilidad de Atlas generan ventajas competitivas sistemáticas, más que gastos de cumplimiento. Cuando las consideraciones ambientales guían las decisiones sobre la ubicación de proyectos, cuando la participación comunitaria da forma a los programas sociales y cuando el desarrollo de los proveedores influye en las decisiones de adquisición, la sostenibilidad se convierte en parte integral de la eficiencia operativa, en lugar de ser una carga adicional.

“Siempre me sorprende, al cierre de cada ciclo de reporte, constatar cuánto hemos logrado en un año”, reflexiona Azevedo.

Con evidencias que abarcan múltiples dimensiones, el Informe de Sostenibilidad 2024 de Atlas demuestra qué ocurre cuando los principios ambientales, sociales y de gobernanza se convierten en parte fundamental del funcionamiento de la empresa: proyectos de energía renovable que las comunidades acogen con entusiasmo, los equipos construyen con orgullo, los proveedores cumplen de forma constante y los inversionistas financian con confianza.


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Este artículo fue creado en colaboración con Castleberry Media. En Castleberry Media, estamos dedicados a la sostenibilidad ambiental. Al comprar certificados de carbono para la plantación de árboles, combatimos activamente la deforestación y compensamos nuestras emisiones de CO₂ tres veces más.