¿Qué pueden hacer las energías renovables por el sector minero?

La industria minera es una de las mayores consumidoras de energía del mundo. A medida que las energías renovables se hacen más accesibles, es hora de hacer un balance de lo que las empresas mineras ganarían si hicieran la transición hacia las renovables.

Este fue, precisamente, el tema central de la participación más reciente de Atlas en la convención anual de la Asociación de Prospectores y Desarrolladores de Canadá (PDAC), un evento líder de la industria minera mundial. El trabajo de la PDAC —que representa a más de 6.000 miembros de todo el mundo— se centra en apoyar a un sector minero competitivo, responsable y sostenible. Teniendo en cuenta este enfoque, el director comercial de Atlas, Renato Valdivia, sostiene que “tanto la industria de energías renovables como la  minera comparten determinados objetivos e incentivos clave”. A continuación, analizaremos cómo pueden ambas industrias ayudarse mutuamente para alcanzar estas metas.

 Las energías renovables tienen sentido comercial

Desde un punto de vista empresarial, las ventajas de las energías renovables apuntan principalmente a una reducción de los costos operativos. Según un estudio realizado por Deloitte, la incorporación de energías renovables puede reducir los costos operativos en un 25% en las operaciones mineras existentes y hasta en un 50% cuando se trata de minas nuevas. Dado que el uso de energía constituye aproximadamente el 30% de los costos operativos totales para la mayoría de las minas, vale la pena considerar estrategias a largo plazo que puedan adaptarse a las crecientes necesidades energéticas de la manera más sostenible y rentable.

Las energías renovables permiten soluciones a la medida

Quizás el obstáculo más importante a la hora de integrar las energías renovables es la percepción rezagada sobre la fiabilidad de las fuentes de energía verde y la complejidad de lidiar con los acuerdos de compraventa de energía (PPA). Sin embargo, la ventaja de conseguir un contrato de energía renovable independiente radica precisamente en la capacidad de ajustar los PPA a las necesidades energéticas específicas, en lugar de depender únicamente de fuentes de energía que crean sus propios problemas en materia de residuos y gestión de riesgos.

Es fundamental comprender cómo los PPA personalizados pueden ofrecer soluciones de mayor valía, al tener en cuenta las características particulares de una ubicación concreta y el perfil de la demanda de cada mina. La mentalidad única, donde “lo que vale para uno, vale para todos”, nunca podrá optimizar el gasto energético, los costos, riesgos y objetivos de sostenibilidad.

Las emisiones de carbono tienen su precio

El sector minero representa entre el 4% y el 7% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Podría decirse que produce más emisiones que cualquier otra industria, por lo que la industria minera enfrenta una increíble presión por parte de los gobiernos, los inversionistas y la sociedad para reducir las emisiones. Esta presión se traduce en marcos normativos que gravan las emisiones de carbono, y que seguirán afectando a los grandes consumidores de energía, a menos que tomen medidas para adoptar fuentes de energía más limpias.

Según el Banco Mundial, ya se han adoptado en 40 países instrumentos de fijación de precios del carbono, mientras que se han implementado otros mecanismos a nivel regional y local.

La sugerencia de Valdivia sería empezar por la electrificación como primera estrategia para reducir la huella de carbono. “El hidrógeno verde puede sustituir a los combustibles fósiles, en caso de que la electrificación no sea una opción”, afirma. “En última instancia, tenemos que sustituir por completo el uso de combustibles fósiles si queremos llegar a cero emisiones netas de carbono. Esto exige que el sector de las renovables y el de la minería colaboren estrechamente para encontrar soluciones sistémicas que puedan producir sinergias a largo plazo.”

Los inversionistas están a favor de las renovables (y los consumidores también)

Es evidente la necesidad de un cambio sistémico a largo plazo, cuando consideramos que cada vez más inversionistas institucionales se han comprometido a apoyar estrategias sin combustibles fósiles. Así, la capacidad de las empresas mineras para reducir su huella de carbono va de la mano de posibles alianzas empresariales. En consecuencia, las empresas mineras están particularmente posicionadas para desempeñar un papel esencial en la aceleración de cambios innovadores en la producción, gestión y distribución de la energía.

Una de las observaciones que se hicieron en la conferencia anual de la PDAC fue que hay una conciencia cada vez mayor sobre el papel fundamental que desempeñan los minerales en la economía moderna y cómo la transición ecológica impulsará un mayor crecimiento de la demanda de ciertos elementos, como el cobre y el litio. Esto apunta a un incipiente modelo de negocio para el sector minero, que trabaja en favor del desarrollo de nuevas tecnologías de energía renovable y conjuntamente con el desarrollo de dichas tecnologías.

El reto consiste en encontrar la manera de equilibrar la expansión con una asignación eficiente del capital y la contención de costos. De esta forma, una estrategia integral de sostenibilidad, en la que se incluya un componente renovable (y la optimización del diseño de las operaciones en torno a la maximización de su uso) cuando se planifique una nueva mina o se amplíe una operación ya existente, servirá para desbloquear el acceso a planes de financiación verde preferencial y reducir el riesgo percibido por parte de los inversionistas.

De forma similar, las empresas mineras deben considerar la creciente demanda de los consumidores para que las cadenas de suministro proporcionen productos básicos ecológicos. Importantes clientes, como Volvo y Mercedes, están cimentando estas demandas al establecer compromisos para la compra de acero ecológico, que se deben concretar en los próximos cinco años.

Un aspecto fundamental para el negocio

La transición hacia las energías renovables está siempre enmarcada en preocupaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) de mayor importancia. Debido a su escala e intervención, los proyectos mineros tienden a generar mucha atención en lo que respecta a las cuestiones ESG.

Las empresas mineras requieren licencias para operar, que —a su vez— están condicionadas por las estrategias ESG. En este sentido, las energías renovables ofrecen algo más que un simple ahorro de costos ya que también forman parte de las estrategias que preservan la licencia social de una mina.

El modelo de negocio de Atlas siempre ha consistido en encontrar formas de proporcionar soluciones energéticas limpias, innovadoras y a la medida para los grandes consumidores de energía, actuando al mismo tiempo como agentes de cambio y gestores de justicia social en las comunidades en las que intervenimos. Desde nuestro punto de vista, se trata de llevar el concepto de sostenibilidad más allá de la energía limpia hacia un modelo de crecimiento económico integral que busque la regeneración y no el agotamiento de los recursos. Garantizar un triple resultado en la estrategia es, en definitiva, el rendimiento más significativo de la inversión.

Aunque los beneficios sociales y medioambientales sean más difíciles de cuantificar, crean valor para los accionistas.

Un nuevo modelo minero

El desafío para la industria minera es determinar cómo proporcionar los minerales que el mundo necesita para prosperar, y al mismo tiempo hacer que sus operaciones sean parte de la solución para abordar el cambio climático.

Para responder a esta pregunta es necesario estar dispuestos a repensar los procesos operativos y tener el liderazgo suficiente para transformar toda una industria.

Las tendencias actuales indican que la transición a las energías renovables va en aumento. Los líderes de la industria minera no deberían demorarse en seguir este camino, o podrían encontrarse ante una curva de costos más elevada, al tratar de ponerse al día con respecto a los competidores.

Las empresas mineras pueden posicionarse como actores clave en el ámbito de la tecnología y la innovación a través del lente de las estrategias de energía renovable, atrayendo el interés de una mano de obra especializada y de inversionistas con visión de futuro, al tiempo que sirven a las comunidades donde operan.

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